29.12.11

Renglones en el cielo

Hay renglones en el cielo sobre los cuales escribo mi historia de sonrisas, lágrimas, amistad, triunfos, fracasos, alegrías, amor, desamor, tristezas, satisfacciones, ilusiones, desengaños, soledad.

Lentamente voy plasmando lo que vivo y lo que quisiera.
Lo que he vivido se desdibuja con el paso del viento y en el cielo sólo queda espacio para mi presente y tal vez para mi futuro, un futuro incierto, borroso, lleno de ilusiones contradictorias pero igualmente fantásticas, un futuro que no puedo dibujar sin mi presente, que bastante caótico es ahora mismo...

En el cielo juego a escribir mi vida mientras me desprendo de cada sensación y sentimiento para darle cabida a una nueva.

28.12.11

Ahora mismo

Te desconozco conociéndote como lo hago, te desdibujas con tus acciones de una mente que amaba tus colores y tus formas, me dices adiós sin quererlo y no nos queda más remedio que desprendernos, del amor, del odio, de todo sentimiento que algún día pudimos sembrar y cosechar, pues ahora mismo no queda nada, no sé quien sos y mucho menos quien soy porque yo también me he perdido en este tormentoso mar en que he divagado sin norte durante tanto tiempo.
Con el corazón débil y los ojos ausentes temo por nuestro futuro que jamás pudimos cocinar, ni en tus sueños ni en los míos, y me desapego de nuestro pasado que hermoso fue tanto como tormentoso.  Nuestro presente es confuso, en tiempos de cólera nada es seguro, nada es saludable y así me esfumo con tu amor a ningún lugar donde pueda ser encontrado y contaminado...

27.12.11

Vuelve y juega

Una vez más es 27 de diciembre, de nuevo mis pensamientos giran en torno a la muerte de esa espectacular amiga.
Hoy no se ni qué pensar ni qué sentir, aparte de la tristeza obvia que se ha instalado en mi desde hace un tiempo.
Siento más de un vacío, siento su ausencia, siento una insoportable dificultad de escucharla en mi mente, de recordarla.  No soporto saber que cada vez es más difícil sentir sus abrazos, escuchar su particular risa, todo, cada vez es más complicado de recordar y me duele pensar que sus recuerdos se pueden llegar a esfumar.

14.12.11

Me gustarían unas cuantas cositas

Cómo me gustaría verte correr, correr hacia mí, con alegría, desenfreno, que saltes a mis brazos y te quedes en ellos para sentir amor puro combinado de tu parte y la mía.
Cómo me gustaría verte sonreír, ver tus dientes asomándose inevitablemente ante el efecto que mi presencia tiene en tu boca, llevándola a esa posición que indica nada menos que satisfacción, incluso felicidad.
Cómo me gustaría escuchar tu voz, esa voz llena de energía que me mueve como las olas del mar, que me recarga y me hace reír, no porque todo lo que dices todo el tiempo es charro, sino porque me diviertes realmente con cualquier palabra.
Cómo me gustaría tenerte aunque sea una vez más, atraparte en mi, sin necesidad de artilugios, sólo con quien soy que tanto querés.
Te quiero para mí, te extraño, aunque no debería ser así... Peeeeero, así es y punto.

¿Quién te mandó a ser tan indispensable?

¡No es nuestra culpa que las ganas de llorar nos invadan y nos aten, dejándonos ninguna opción más que dejar nuestros ojos liberar la energía y la tristeza contenida en ellos desde tu partida!
Sólo somos humanos, te extrañamos, te anhelamos, te consideramos más que importante, primordial en más de una situación diaria de nuestra vida y no llorarte a veces es difícil, pues te consolidaste como un pilar sin duda.
Intentamos no llorarte, intentamos mantenerte en nuestras memorias, intentamos recordarte en familia pero es complicadísimo no encontrar tu voz, tu apoyo, tus abrazos, tus sonrisas en tantos momentos que seguimos viviendo.
Acostumbrarnos a una ausencia como la tuya no será cuestión de meses, no sé cuestión de qué será, pero espero que no te moleste mucho vernos llorar, cuando nos veás haciéndolo simplemente pensá que sos tan putamente grande que el sentimiento nos desborda y a veces no sabemos qué hacer con él y es inevitable expresarnos por medio de lágrimas.

2.12.11

Así tan fácil

La dejó ir, se quedó mirándola caminar hacia la entrada de la puerta de embarque.
No la dejó de mirar por un segundo siquiera, ni parpadeó, pero tampoco fue capaz de moverse o modular algo para detener su marcha aunque fuese por un segundo. Ella lo miró y con lágrimas en los ojos le dijo adiós con la mano, mientras él en ese lugar sentía como todo por dentro lo impulsaba a gritar o correr hacia ella, pero al quedarse inmóvil sintió como se desmoronaba, sus piernas se hacían débiles y su corazón se desbarataba. "Chao amor", pensó sin poder hacer algo diferente a mirarla, sabiendo que esa era la última vez que la vería, que ella nunca iba a volver y que jamás se perdonaría permitirse perderla porque como ella no encontraría a nadie.

¿Me quieres apoyar?