15.8.17

5 cosas que no se deben comer antes del sexo - Las Delicias de Maiky

Artículo publicado originalmente en la página web de "Las delicias de Maiky".

#LasDeliciasDeMaiky


Como siempre, en este tema hay tanta información que a la larga uno no sabe qué creer, casi queda a la experiencia de cada uno darse cuenta si lo que viene a continuación le aplica o no, eso sí, luego no nos eche la culpa si le pasa algo penoso que le dañe un buen polvito.

  1. Queso, lácteos y helados. Por muy deliciosa que suene una noche de vinos y quesos, si usted de casualidad es, aunque sea, medio intolerante a la lactosa, sabe que lo que pasará después de comer estos tres es que le dan gases, y no se querrá arriesgar a que uno de ellos huela horrible y espante a su pareja. Sólo falta que esté uno haciéndole oral y a usted se le suelte un peo hediondo por haberse comido ese helado con brownie en la tarde, se vomita cualquiera.
  2. Fríjoles. Ni se le ocurra incluir los fríjoles en su comida previa al sexo, en ninguna de sus presentaciones. Dan gases malolientes y su organismo va a tener que destinar mucha energía para digerirlos, por lo que se sentirá cansado y con menos alientos para desempeñarse como se debe. Que los fríjoles no lo hagan quedar como una vaca muerta, y esto no es sólo para las mujeres, qué desinfle un man que esté echado todo el tiempo como un bobo (porque se le ocurrió almorzar bandeja paisa) y uno encima haciendo todo el trabajo, no, no, esas comidas déjelas para cuando no vaya a comerse a ninguna chimbita.
  3. Bebidas energéticas. Si está muy cansado, intente darse una ducha, pero no tome bebidas energéticas porque, aunque usted no lo crea y no parezca tener sentido, aparentemente reducen la libido. Puede que sí, puede que no, pero es mejor no ensayar, ¿o sí? Para las mujeres es muy fácil fingir, pero un man al que no se le para no se olvida –créanme-, uno se para y se va, y ni se le ocurra volver a llamar porque ya la cagó, después de eso no hay segundas oportunidades.
  4. Alcohol. Nada peor que tener sexo con un borracho o una borracha, no se vienen nunca, ni se enteran de lo que están haciendo porque el alcohol reduce la sensibilidad, además de las erecciones. En fin, el alcohol lleva a un desempeño pésimo, cuando se consume mucho. Un traguito o dos para desinhibirse está bien, pero que no se le vaya la mano. Eso debería entrar en algún grado del “sexo sin consentimiento”, uno borracho no tiene puta idea de nada y queda como el peor polvo.
  5. Carnes rojas. Macho alfa lomo plateado que come un gran pedazo de carne para impresionar a su fémina, no lo haga. Las carnes rojas requieren un gran gasto energético para ser digeridas y ya sabe, si su cuerpo está ocupado haciendo digestión, no estará disponible como se debe para responder sexualmente.
Dicen por ahí, “si es bueno para el corazón, es bueno para el pene”, así que ya saben, es mejor una comida ligera, nada de cosas que generen gases (uno pasa por alto uno que otro pedo, pero no si huele maluco y uno nunca sabe con qué olor saldrán estos desgraciados). A mí me sale una pareja bien pedorra y chao, me visto y no me vuelve a comer en su flatulenta vida, y uno puede hacer excepciones –si es mucho el amor- pero si uno no cuida estas cosas, con seguridad que se va acabando todo más temprano que tarde. ¿O es que usted quiere tener una conversación en la que le reclamen su exceso de gases a la hora del sexo? Qué pena.

La dieta es un factor fundamental para el sexo, aunque nos cueste creerlo. No sólo se trata de alimentos afrodisíacos, existen investigaciones relacionadas con ingredientes que nos ayudan o nos joden a la hora de sexiar.

La idea es mantener niveles altos de energía, buena circulación arterial y la mejor disposición, por eso pilas con lo que comemos antes del sexo, a veces es mejor irse por lo que uno sabe que le viene bien a su cuerpo y a su mente, y no ponerse a inventar con comidas que le puedan a uno hacer pasar un rato vergonzoso.

1.8.17

Cuando vuelve la oscuridad

No sé en qué momento se me volvieron a perder las ganas de hacer cualquier cosa.
De repente todo se descontroló en mi cerebro y la idea de acabar la vida volvió a sonar acertada.
Todo iba muy bien y de repente, todo se fue derrumbando cual castillo de naipes y me encontré a mi misma sintiendo pereza de todo, ante todo.
Nada me provoca, nada me emociona, nada me alegra sinceramente, excepto ella -y Matilda-.

No sé qué demonio se me metió y decidí dejar el antidepresivo. Ahora lo estoy pagando caro.

Toda mi vida -vista desde afuera- es hermosa, está llena de motivos para agradecer, soy una mujer muy afortunada. Tengo un apartamento muy bacano, mi carro es un sueño para muchos, tengo dinero, buenos amigos, ingresos pasivos, soy inteligente, tengo una familia disfuncional y muy querida, mi novia es un ser humano increíble por cualquier lado que se le mire, mi perra se derrite de amor por mi, tengo una casa preciosa en la costa... Mil cosas componen mi vida, la adornan, la hacen envidiable.

Y sin embargo, aquí estoy, acabando de salir del médico con una prescripción de medicinas para el corazón, para el cerebro y para el sistema autónomo central.
Han dejado de funcionar como deberían y ahora todo me cuesta, hasta sentarme a colorear me cuesta, nada me entretiene. 

La frase "pobre niña rica" se me dibuja en la cabeza y un puño mental la destruye. Yo no pedí esto, yo no busqué estar así, yo no quise ser "fallosita" como bromeamos mi bombón y yo.
Yo quisiera ser como una persona normal, me he preguntado varias veces últimamente qué sentirá una persona normal, si sentirá que se le estalla el corazón mientras se ducha con agua caliente durante unos minutos, si se cansa lavando platos o cocinando, si le provoca llorar al ver los ojos de su perro fijamente porque sabe que algún día no los verá más, tonterías o cosas importantes así me he preguntado últimamente.

El cardiólogo me dijo que todo irá mejorando, siempre y cuando continúe los medicamentos. Algunas personas toman medicinas de por vida por diferentes condiciones, supongo que yo también lo haré, sólo debo hacer las paces con esa idea y darle tiempo a los químicos de volver a encauzarme.

La próxima vez que me quiera desintoxicar de los químicos, por favor golpéenme y eviten que lo haga.

Necesito entender que no soy normal, que nunca lo he sido, que nunca lo seré tampoco. Entenderlo y aceptarlo, a partir de ahí reconstruirme y amarme así, deschavetadita. ¿Qué hay de malo?, sólo es ser diferente, no importa en qué medida.

Afortunadamente nunca he tenido los cojones para quitarme la vida, de ser así, seguramente no estaría aquí escribiendo pendejadas.

Apelo a una capacidad extraña de asombrarme y celebrar las cosas más sencillas, apelo a la fuerza del Universo, apelo al amor, apelo al "pasito a pasito", apelo al "un día a la vez", apelo al "solo por hoy", a todo lo que tenga que apelar y aferrarme para volver a sentirme bien, para reinventarme y poder sentir que gané una vez más la batalla a la que me enfrento cuando las D atacan con todo lo que traen y me inundan de oscuridad.

Doy por terminado mi intento de dejar los antidepresivos, esta todavía tiene lidia que dar.

¿Me quieres apoyar?