30.12.07

Muerte

Una vez más sobran las palabras, estorba la gente pero la soledad amenaza atrapar en sus oscuras garras.
Se trata de abrir los ojos sellados por las mil lágrimas que se han escapado ante el sentimiento más desolador de todos los que se pueden llegar a sentir.
Perder a quien te dió la vida y quien puso todo de sí para darte la mitad de lo que sos, hace que el Sol deje de iluminar y el día se torne oscuro, pues los rayos se perciben negro mate, no alcanzan ni a brillar en su pesadez y entran como candela a través de los mismos ojos que se esfuerzan para levantarse y observar el circo que se desarrolla alrededor.
Un desfile de corazones rotos, un conjunto de caras tan largas que se raspan contra el suelo que trata de evitar que las almas desoladas encuentren el hueco para irse a buscar un infierno que está a la vuelta de la esquina, al alcance de cualquiera que quiera abrir sus ojos al mundo sucio y real.
Tantas palabras débiles, como las piernas de los dolientes, llegan a los oídos de quienes no quisieran estar viviendo esa parte de la película sino estar despertando de la pesadilla que es perder a quien se ama, por las garras de lo único seguro que tiene un ser vivo, la muerte.
Maldita muerte que sólo parece atacar a quienes te rodean y poseen tu corazón, maldita muerte que no escucha tus plegarias esperanzadas, maldita muerte que implacable llega a reclamar lo que le pertenece, maldita muerte que espera impaciente el momento de tomar lo que le prometen cuando un nuevo ser vivo toca este mundo.

29.12.07

Lo que pasó

Estaba pasando demasiado tiempo en Fantasía, entre el mundo de las hadas y lo mágico, por eso perdí la racionalidad en el mundo real.

Al abrirle los ojos a un nuevo día todo lo veía diferente, las palabras de los humanos resbalaban, excepto las de aquellos que considero seres excepcionales; de repente estaba sumergida en el mundo más espectacular que sólo conocen los niños y aquellos que se atreven a soñar para salir del absurdo mundo real.

El Sol jamás iluminó con esa intensidad, la Luna no se vió brillar con tanta fuerza en cielos llenos de estrellas, a mi lado había siempre un desfile de sonrisas y alegrías, conversándome cada minuto, burlando el paso del tiempo, atrapándome en su mundo, seduciéndome con la felicidad.

Siempre estuvo dentro de mí o cubriéndome, la música necesaria para recrear en Fantasía cualquier ilusión o deseo que naciera dentro de mí.

Recuerdo pasar con una criatura especialmente divertida la mayor cantidad del tiempo que le entregaba a los humanos, pero es que hace mucho tiempo dejé de considerarle como representante de la especie humana y podría gastar mi vida tratando de explicarles lo que es esa criatura, pero no me creerían, es difícil de imaginar que algo así pueda realmente existir.

El resto del tiempo estuve jugando en jardines llenos de flores, de bombas de colores, de helados y chocolates, acompañada de mis mil sonrisas jugué con un unicornio que se le voló al dueño porque lo dejó tirado en una manga, jugué con unas haditas más chiquitas que mis manos, pero cantaban conmigo a todo pulmón, sin importar el sonido poco placentero que emitíamos.

Ví pasar por mi lado un duende que le había quitado a su mamá la receta de la inmortalidad y me la quizo vender, pero no pudo parar a hacer el negocio porque su mamá lo perseguía como loca.

Por un momento toqué el cielo y en mis manos sostuve una estrella que sólo se deja ver en algunas épocas del año y siempre sale con sus dos hermanas porque los dioses las hicieron inseparables.  Cuando la sostuve con mis dos manos, me di cuenta de lo ligera que es y de la energía que emite; la examiné con mucho cuidado, tratando de encontrar algún huequito por el cual ver su interior, pero alguien me susurró al oído que no podía saber lo que tenía por dentro, que yo sabía lo que era y que sólo me quedaba tener fé que así fuera.  En ese momento no pude hacer otra cosa más que sonreír y apretar esa estrella, tal vez para sentir la fuerza de quién la habita, tal vez porque luego de tanto tiempo aún espero sentirla, ¡o tal vez porque nunca había cargado una estrella!  La verdad no nos interesa saber porque intenté estriparla como si fuera un limón al que hay que sacarle jugo, sólo lo hice y listo.

En Fantasía fui feliz, soñé, jugué, me enamoré de un ser mágico y cuando me despertaron para volver al mundo real me desubiqué.  Perdí el control de lo real, perdí el control de todo lo que había creído controlar y casi me ahogo en un mar que estaba furioso, sintiendo el poder de la tormenta perfecta.

Alguien me tiró un flotador y me agarré con fuerza, miré y no era sólo una persona quien sostenía mi salvación, eran varios humanos, los mismos que habían sido valorados de forma incorrecta, o que habían sido puestos en segundo plano.  Reaccioné y me di cuenta que por muy feliz que sea viviendo en fantasía, este mundo loco e inentendible es donde debo vivir, o por lo menos debo dedicarle más tiempo y dejar de soñar con el amor que nunca voy a tener, porque esa creación de los dioses jamás saltará a buscar el cielo o porque quien se robó mis sueños tanto tiempo está atado a su cobardía.

Entre Fantasía y realidad, prefiero vivir en Fantasía... Hada, ninfa, cielo... prefiero ser eso, ¡definitivamente!

La peor decisión

Cómo puede uno llegar a tomar la decisión más inimaginable de la vida?

Estás en un lugar que a nadie le gusta, exceptuando los hipocondríacos, a tu alrededor hay una cantidad de personas con batas blancas largas hasta las rodillas, en sus cuellos hay estetoscopios, en sus bolsillos lapiceros y en sus manos unos documentos, unas tablas de metal que guardan información que no quisieras saber pero es inevitable que la conozcás.

Ellos te explican o tratan de explicarte de la mejor forma posible que tenés a una persona tan importante como sólo puede ser esa persona, enferma, y que es hora de tomar decisiones pues cada minuto que pasa puede complicarse la situación aún más.  

Lo que sigue ahora para vos es jugar a ser Dios, debés decidir si esas personas vestidas de blanco deben luchar para salvar la vida de tu persona importante o si sencillamente deben quedarse quietos ante una situación que acabe con el sufrimiento y dolor, no sólo de esa persona, sino del resto de la gente que la quiere tanto como vos.

Cómo podés decidir eso? Qué pasa por tu cabeza en ese momento? Es una persona tan grande que te hizo quién sos, es un ser tan importante que creó un mundo a tu alrededor para hacerte feliz y ahora que está en este punto crítico de su vida, cómo podés decidir que es lo mejor?

Es una cuestión de egoísmo dejar que los de blanco le salven la vida a toda costa, pues es una lotería lo que pueda ser de tu persona importante si ellos luchan, puede quedar conectado a un respirador por el resto de tu vida, porque la de esa persona ya habrá terminado, después de eso no puede pasar nada más, no se va a mejorar, no va a volver a respirar a voluntad pues sus pulmones colapsaron junto con el resto del sistema respiratorio.

Es una cuestión de amor dejar ir a quien te dio todo, a quién amás más que a cualquier otra persona en el mundo, pues tienen una conexión especial que sólo ocurre con algunas personas, son amigos, son enamorados, son creador y creación, son muy unidos, cómo podés decidir con claridad que ya es justo que deje este mundo loco y descarado y se vaya a quién sabe dónde, a no sentir más el dolor que lo ha llevado dónde está?

Con nada más que admiración te miraré a los ojos hoy cuando te despertés del efecto de la droga que te aplicaron para tranquilizarte, con nada más que respeto por haber tomado la decisión que jamás creíste tener que tomar…

Cómo puede uno jugar a ser Dios? No me cabe en la cabeza tener que decidir sobre la vida de alguien que amo…

27.12.07

De Peter y mi cabeza

Se quiere salir de su lugar, está palpitando tan fuerte que duele, los ojos a duras penas le abren, los oídos están agudizados y el sonido de la buena música le retumba en cada célula, incrementando aún más su dolor.
Sigue el tiempo tratando de descubrir por qué tiene que compartir su espacio con un ser que no le causa más que dolor.
Cada mañana siente el efecto que los rayos del Sol tienen sobre sus pequeñas ventanitas, quemando el interior de su sensible ambiente, obligando a bajar las persianas.
Es en sí un pequeño sistema que forma parte esencial de un sistema mucho más grande y tal vez más complejo.  Digo tal vez porque ella solita es un enredo, lleno de elementos con funciones tan diferentes que no es posible describir una única función, y mucho menos es posible aislarla del todo del que hace parte.
Es como un universo en el cual suceden cosas locas, se fabrican fantasías, se maquinan sueños, se visualizan situaciones improbables sin necesidad de cerrar sus ojos, porque realmente poco o nada interesa que el mundo se entere de las excentricidades que ocurren al interior.
Todo lo anterior no es nada menos que la cabeza de quien les escribe.  Un mundo en el interior de una chica que a su vez habita en un mundo que no comprende y la obliga a soñar y a vivir en su propia Fantasía...

21.12.07

Del infierno al cielo

En vida sentí llegar al infierno, en vida sentí morir con cada despertar, al sentir la luz del Sol llegando a mis ojos sin poder el tiempo parar, sentí rabia por mis errores, sentí angustia, sentí cuanta cosa maluca puede sentir alguien cuando se da cuenta que ha dañado a quienes ama.

Sentía como había dado un salto que en vez de llevarme a la gloria me mandó derecho al vacío, y en la caída veía mis errores y avanzaba sin poder aferrarme a rocas verdaderamente firmes que me detuvieran de un golpe contra el piso.  Salté antes de tiempo y divagar por un mundo sin alegría sería el castigo que me esperaba.

Le lloré al mar, le hablé de lo que pasaba, le supliqué perdón, al punto de perder la cordura por no encontrar respuestas ni palabras adecuadas que pudieran darme una lucecita de esperanza.  

Busqué en un cielo lleno de nubes, en un cielo que se empecinaba en esconder mi guía, busqué respuestas y lo único que desaté fue más sentimientos negativos por haber permanecido tanto tiempo ciega, ignorando tantos caos latentes, bailando con los problemas hasta alejarlos de mi dominio.

Navegando entre los escombros que contaminaban el mar por la caída de mí castillo de cristal, sentí en el momento menos esperado que una voz me llamó y una mano se extendió para sacarme del naufragio, para llevarme al lugar donde el cielo se une con el mar y una vez más construir lo que había quebrado.  

Ahí, en el medio de la noche, las nubes oscuras se fueron del cielo, la Luna brilló con toda su energía y una vez más pude ver al cazador, recordándome que quienes están conmigo son tan importantes como quien habita el centro de su cinturón.  Ahí pude ver la perfección que se alcanza cuando no hay en tus ojos más que lo que más amas, un recuerdo azul de la felicidad que se toca en la tierra, destellando hasta perforar tu memoria y grabarse en tu corazón.

Miles de estrellas brillaron en el cielo, buscando entrar en los ojos de una alegría tan grande como no ha existido ninguna otra.  Esos ojos se iluminaron, en ellos algunas estrellas lograron entrar, pero con paciencia esperarán pues saben que luego de la tormenta vendrá la calma y con ella, todas esas estrellas podrán volver y el mundo sentirá otra vez estallar.

Después de haber tocado el infierno, no existe otro puerto diferente al cielo, mi cielo en vida, un cielo ideal donde pueda sonreír con alegría, donde esa alegría se funda con mi espíritu y una vez más tiemble el mundo, tiemble todo y jamás olvide que no puede existir algo mejor.

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