27.4.11

Una vez más...

Salto, no a la fama, salto con los ojos cerrados a la soledad.

Escapo, en la noche montando en una estrella fugaz.

Sin mirar atrás, sin vacilar por un segundo, me desprendo de mis temores y sueños compartidos, y me aferro a mi voluntad de respirar aire tranquilo y navegar en mi mar de soledad.

Sonrío, entre la sensación de desasociego, mi corazón está recobrando la capacidad de latir en mi propio son.

Atómica, reservada, caótica y repelente, abro los ojos a un nuevo día sin tener mucho muy claro, guiándome por la luz de mi propia constelación.

26.4.11

¡Temps al temps!

En calma, tranquila, con la seguridad de haber tomado la decisión correcta.

Aún no he mirado el cielo, aún no me he atrevido a pensar en muchas cosas, supongo que es demasiado pronto, pero creo que voy bien haciéndome la de las gafas moradas, porque mi corazón se va "desarrugando" cada vez más y mi mente va volviendo a darse cuenta del mundo que me rodea.

No sé que va a pasar en 1 mes, y honestamente no lo quiero averiguar desde ya, quiero ver cada día con un nuevo lente, vivirlo como mejor pueda, relajarme, respirar y dejar de andar preocupada por lo que digo, miro, escribo, hago, o por lo que alguien más hace que se relaciona en alguna medida conmigo.

Estoy buscando paz, tranquilidad, sonrisas. Estoy buscando cosas buenas, nada de reclamos, shows, dramas, no más miradas llenas de recriminaciones ni actitudes incómodas.

Extrañaba la libertad de ser la capitana que va bailando por la vida al son que se le antoja, sin tener que responderle a nadie por las mil cosas que se me ocurren (o no).

Tiempo al tiempo será la medida para el momento en el que me atreva a mirar sin las gafas moradas y a analizar qué debo hacer con todo lo que ahora no me atrevo a lidiar, sólo eso, tiempo al tiempo.

18.4.11

Inevitable

Entre muy cansada, muy preocupada, muy consternada, muy impresionada y todo lo que indica que estoy en estado de shock y sin muchas posibilidades de cambiarlo.

En el mundo hay pocas luces que inocentemente intentan brillar con fuerza para mostrar caminos falsos, nada puede cambiar el curso de un tren del tiempo que avanza a toda máquina, indestructible, con los ojos cegados, con todo el impulso y una potencia que cada vez hace sentir con más fuerza sus efectos, mientras lo vemos pasar con impotencia y desespero, llevando consigo los elementos necesarios para hacer nuestros sueños realidades.

Avanza, sin mirar atrás, sin preguntarse consecuencias de su veloz movimiento, sin percatarse de la desolación que va acercando, tan sólo continúa su camino hacia algún lugar diferente, donde todos seremos diferentes o sencillamente no estaremos.

12.3.11

Seguiré hacia mi puerto

Voy a seguir hasta encontrar un puerto de felicidad, donde las alegrías borren las tristezas, donde los colores borren los problemas, las sonrisas sean las únicas que causen lágrimas y se prohíba la entrada a los malos ratos.
Existe, lo sé, es allá donde encontraré la paz que mi alma requiere para hacer sonreír mi cuerpo todo el día, pues todo lo que los humanos provocan que hace estremecer el corazón será combatido muy lejos para que no llegue al puerto a tocarme.
Es una forma de vida, lo sé, la felicidad, la tranquilidad, la paz y la satisfacción existen, y una vez entendido eso, sería irresponsable y una persona absolutamente mediocre si no lo persigo.
Me rehúso a nadar por la vida hasta su final sabiendo que es posible el bienestar sin luchar por alcanzarlo.  Todo lo que no aporta ese estado se puede alejar la mayor distancia que pueda porque lo rechazaré.
Sé que me acercaré a mi puerto soñado, para eso soy la capitana y mi barco sólo a mí me obedece.

4.3.11

Jugá con el tiempo, no dejés que el tiempo juegue con vos

Finalmente ¿qué es el tiempo?, ¿quién le dio poder para gobernar?
Va a la madre el tiempo, en mi bolsillo Tacar, en mi mente un borrador y voy jugando con la vida al son que el Sol y la Luna, las palmeras y los árboles, los pájaros y el viento me canten.
El tic tac del reloj se puede ir a tomar por culo, no me interesa saber qué día es y cuántos años han pasado de mi vida, sólo me interesan las sonrisas, los logros, los latidos saltarines y la buena energía, ¡ah sí!, y los ojos brillantes.
Supongo que por eso jamás acepté que me apresuraran o acosaran para hacer algo.  Yo gobierno mi vida, nadie más.
Determiná qué actividades harás cada día de  acuerdo a lo que sintás, podás y querás.  Eso sí, tené en cuenta que la mayoría de los demás mortales son regidos por el paso de ese silencioso invento que alguien quiso intentar medir y se cagó en el mundo.
No te estresés por pelear contra el tiempo, jamás lo vas a modificar, relájate y dejá de darle mente a lo que no podés cambiar.

El mundo perdió la cabeza por un pin

No se trata de tener una lista de contactos gorda, no se trata de repetir la patada de realidad “De hipocresía, diferencias y gente extra”… Se trata de enviar un mensaje claro.
Si no te dan un pin no tenés razones para enojarte, todos sabemos que uno no chatea con todo el mundo, algunos amigos no tienen talento para hacerlo o no les llama la atención y prefieren tener otro tipo de contacto, no quiere decir que la posesión de uno de estos móviles automáticamente obligue a repartir el contacto para hablar con todo el mundo.
Vamos a ver, si en msn ni se hablan, si nunca se llaman por teléfono, ¿qué sentido tiene agregarse a un chat más?

2.3.11

Lo que le causó una tristeza

Un día gritó tan fuerte que sus cuerdas vocales se reventaron, luego las vomitó en el medio del dolor de su llanto desgarrador.
Su perro se las comió y comenzó a hablar como ella, pues como en un rompecabezas, las cuerdas encajaron en su garganta y este aprendió a hablar igual a ella, quien en medio de su dolor no sabía si reír al escuchar a su perro hablando y cantando como ella, o llorar por su pena intensificada por su incapacidad para expresarse oralmente.
Decidió arrodillarse junto a su perro y lo abrazó, como nunca, ahora los unía algo mas que un sentimiento, ahora los unía una voz que se había liberado en un grito desesperado y había colonizado un territorio teóricamente hostil para los humanos.
Se adoraban y permanecerían juntos, ella atrapada en su melancolía y él afanado por hacerla feliz.
Él la entendía, en sus ojos percibía su dolor, en esas miradas intensas e infinitamente tristes y con trazos vacíos, pero profundamente expresivas. Él la acompañaba y en silencio la animaba, pues sólo cuando era extremadamente necesario, le hablaba con su voz para colorearle los momentos con sus historias de perro.

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