12.5.11

Una poca de rebeldía

No tengo que hacer nada que no sienta y/o no quiera hacer.

Convencida de eso me llamo Capitana, soy yo quien gobierna el barco en que navego por el mundo buscando sentir felicidad -¡namá!-

No puedo sacrificar mis sueños por los favores de otros, no puedo arriesgarme a ser una más del sistema de ovejas trabajadoras por no ser capaz de enfrentarme al lobo que me quiere acechar y me dictamina qué hacer para sobrevivir.

No es lo que soy, luego de tantos años haciendo lo que yo considero correcto, creo que he aprendido a discernir y no encuentro justo soltar mi timón por un puesto en la tierra -así sea envidiable para algunos-.

10.5.11

Y así fue...

Se fue, con previo y muy anticipado aviso.
Partió, dejando un vacío en su habitación.
Ninguna de las notificaciones fueron atendidas de forma adecuada y se cansó.
Al parecer le desconectaron la alimentación energética y se desgastó.
Lentamente se fue descargando y nadie supo cuando desapareció.
No dejó rastro, mucho menos señales de su próximo destino, simplemente se desvaneció.

¿Qué será?

Tal vez no hablo en el idioma adecuado.  
Tal vez no leés el mismo idioma que yo escribo.
Tal vez tenés los ojos desgastados y los oídos tapados.
Tal vez no te interesa, o tal vez tenés la mente en otro lado.

No nos estamos comunicando.
No nos estamos entendiendo.
No nos estamos conectando.

Quisiera teletransportarme y frente a vos explicarte con plastilina, con crayolas o acuarelas lo que tantas veces he querido decirte, pero tu incapacidad de entender mi juego de letras ha bloqueado durante todo este tiempo.

Mensaje oculto entre mil palabras, obvio y muy tangible en la realidad, finalmente no creo en las letras tanto como en los pulsos acelerados, las sonrisas desbordadas y las miradas de mil estrellas.

1.5.11

Vaya mierda…

La vio partir tan rápido que no alcanzó a reaccionar para detenerla.  Cuando menos lo imaginó, se fue de su vida, sin despedirse, sin avisar, sin dar señales que le indicaran que había algo que no estaba funcionando.

Abrió los ojos y ya estaba lista, la miró y le preguntó inocentemente a dónde iba, la miró y sin sonreír le dio la espalda y comenzó a caminar.

Mientras se levantaba de la cama en la que acababan de pasar tantas noches juntas, escuchó el sonido de la puerta principal cerrarse.  Confundida intentó correr tras ella, pero cuando logró salir, la vio doblando la esquina.

Por qué se fue, nunca lo sabrá.

Pensó en correr tras ella la última vez que la vio, pero algo la detuvo, sería el orgullo tal vez, no lo sé, pudo haber sido el sueño o el hambre, sea como sea, por alguna desconocida razón no corrió tras ella y simplemente se fue de su vida.

Jamás volvió por lo que dejó en su apartamento, los objetos, los recuerdos, todo lo que le pertenecía sigue allí, acechándola de vez en cuando, torturándola con las preguntas que quisieran responder -inútilmente- millones de interrogantes acerca de su partida.

(suspiro)

Reconocés esa sensación de espacio vacío adentro, palpita, parece hacer implosión, quita la tranquilidad y sabés exactamente que es ese espacio que le pertenecía y ahora estás así porque no está.

Muchas preguntas deambulan en la mente, el corazón se te arruga con frecuencia sin darte cuenta y a veces incluso se te desbordan lágrimas que intentás, inútilmente, contener.

Esa sensación insoportable no se va a ir fácilmente, lo sabés aunque quisieras mantener la esperanza de levantarte mañana sintiéndote bien, pero no, muy en el fondo reconocés que no hay remedio inmediato y que tal vez ignorándola cuanto más podás, disminuirá un poco y podrás sonreír sinceramente.

Vaya mierda, "la mala pa' cupido", otra vez te llevó por un camino cerrado y aunque disfrutaste el viaje, se te quemaron las alas y caíste al fondo de tu abismal soledad.

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