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28.2.24

¿Vos qué escribís?

La pregunta obligatoria de cada persona que quiere entablar conversación conmigo:

Mi respuesta automática es: lo que me dé la gana.

Así, cruda, sin tapujos, sin intenciones de disfrazar y llena de franqueza, porque es la verdad, yo escribo lo que me dé la gana.

Si me sale escribir poesía, eso hago, así no tenga nada de poeta ni siga reglas, métricas ni formaciones que configuren el resultado como poema.  Lo mismo con alguna historia, cortica o larga, del tema que tenga en la lengua.

Esa es la clave, escribo lo que me dé la gana del tema que tenga en la lengua.

Ensayos, relatos, poesía, opiniones (que aquí se llaman Patadas de realidad), monólogos y frases que no son célebres porque yo, ni destacada ni famosa.

Escribo muchos contenidos LGTB+ porque se generan enormes cantidades de escenas de este tipo en mi cabeza, y porque son llamativas. Está claro que el sexo vende y dado que se me facilita describir encuentros sexuales de forma estética, lo hago.

Algunas enfermedades mentales, la muerte y el suicidio también hacen parte de mi abanico temático. Ahora no voy a meterme por ahí.

A veces se alborotan las letras en mi cabeza porque recibí algún estímulo o concebí una idea y, si logro vencer mi pereza, escribo.

Para no ser grosera respondo: de todo.  Sin embargo, en realidad quisiera decir, yo escribo lo que me da la gana cuando me siento a hacerlo o cuando me atacan las letras.

De lo que me dé la gana y en la forma en que me dé la gana.

De lo que quiera, como lo quiera. Va sonando menos grosero.

De lo que haya en mi cabeza, o de lo que me pida el cliente, en cualquier formato. Bah. Ya nos vamos por las ramas.


16.12.23

Se murió mi vecina, qué maluquera

Se murió mi vecina, qué maluquera.

No estoy siendo irónica, en absoluto.  Estoy siendo sincera, porque mi vecina era una viejita tan genial, que siento auténtica y cruda maluquera.

95 años, se murió de desgaste físico, de tantos meses habitando este planeta, pero se hubieran muerto de risa con ella y hubieran deseado coincidir más con ella, se los aseguro.

"Sufría" de Alzheimer, y lo pongo entre paréntesis porque no le dolía un pelo, y si le dolía algo, si se lastimaba, en cuestión de instantes lo olvidaba y retomaba inmediatamente su personalidad alegre, fiestera, despreocupada. Para ella, el dolor no existía, ¡cómo no querer a un ser humano que jamás se quejó en mi presencia!

Era auténtica, cuando quería irse lo decía, de frente, sin rodeos, sin pena, no como uno que se inventa excusas y mentiras para no quedar mal por querer irse.  Cuando quería que la visita se fuera, decía frases como 一ve, está como tarde一, 一ve, se está haciendo como tarde, y ¡ustedes solas!一, con una entonación paisa que borraba cualquier intención de tener tacto. Era sincera, una maravilla de mujer.

A mi casa entraba muy a menudo, y cada vez le parecía nuevo todo, siempre se sorprendía y admiraba el tamaño de mi casa (que no era muy superior al de la suya) y mi balcón siempre recibía calificativos especiales, 一ve qué balcón tan bueno, frente a ese parque tan hermoso, aquí se debe pasar muy rico一.

Ay, doña Aura, qué grandeza. Yo era feliz dándole el tour, así como llevándola a su casa, cuya entrada es literalmente perpendicular a la mía, a escasos centímetros. 

一¿Y es que esta es mi casa?

一Si doña Aura, esta es su casa.

一Ve, ¡qué tan bueno como estamos de cerquita!

Cada vez que le daba la cantadera, uno sabía que estaba muy feliz, y pedía cigarrillos. Se sentaba a fumar en el quicio de las dos casas y cantaba, a mí no me gustaba el olor, pero igual salía a verla cantar, me reía y cerraba la puerta si estaba ocupada.

Matilda, mi perra, se entraba a su casa todos los días, y cuando ella la veía, decía, 一ve, ese perrito negro está como perdido一, o 一¿de dónde habrá salido?一 o 一¿ese es de nosotros?一 jajajaja, me muero de risa con los recuerdos que tengo de mi querida vecina, siempre en batica, con su 1.50 de estatura, ese cuerpecito chiquito y frágil albergando tanta grandeza.

Nunca me reconocía, yo me le presentaba cada día y a ella le parecía "una dicha" tenerme de vecina. Pero realmente, la dicha era mía porque siempre me llenaba de alegría.

La extrañaré, mucho, qué maluquera que se haya muerto mi vecina. 

22.1.22

Luna llena junto al mar

A las 18:18 salió la reina con un traje rojo, divina, conquistadora, imponente. Ella aparece y el resto de la Tierra se arrodilla luego de una venia y la obedece. Nada que hacer, el mar se levanta, los árboles crecen más rápido y hasta la sangre en las venas parece ebullir y bombearse más deprisa, al punto que uno cree que, si no corre como un loco, algo por dentro va a estallar.

Toda la vida me llamaron lunática y en noches como esta recuerdo por qué. En la ciudad hasta olvidamos sentarnos a contemplarla y tao vez intentar tomarle fotos. A veces con un vistazo nos sentimos satisfechos, y a veces hasta se nos olvida que la bonita se llenó y no vemos la magia que trae consigo.

Nubes negras la cubren, pero al final del horizonte del mar se ve el reflejo de su luz rozándolo y, por supuesto, el color del cielo se transforma. Como la luna no hay nada más en nuestro planeta. Ella nos mueve a su antojo y no hay nada que alguna criatura puede hacer para impedirlo.

Es hermoso ver a Natalia en su vestido blanco pararse en el borde del malecón para tomarle fotos.

Me fascina el reflejo de la luna sobre el mar. Ella está a cientos de kilómetros de distancia y aun así pone una capa de plata o de oro sobre su superficie. Una luz preciosa que cubre las ondas como premio para que ellas bailen con sus compañeras y se contagien todas de la magia.

Mi hermano me mandó a decir con Gloria la médium que por favor le escribiera una carta para empujarlo a irse a su casa, que ha resultado ser mi constelación favorita, la que tengo tatuada: Orión. Eso fue el 22 o 23 de diciembre, es decir que un mes después no he podido hacerlo. Pero ya sé por qué, lo que no sé es ¿para qué él necesita que yo lo empuje? ¿será que cuando nos morimos nos quedamos esperando a que alguien nos empuje para irnos a casa o qué?, y si nadie te empuja, ¿te quedas donde estás o qué? No entiendo nada, voy a tener que investigar.

No creo que Andrés lo haya dicho para ponerme a guevonear, aunque viniendo de él cualquier cosa se espera, pero yo creo que ya después de un año y un par de meses de estar en el más allá habrá evolucionado y por eso su petición no es una broma. Hoy, 22 de enero, en el deck del Ikaria, intentaré escribir lo que él necesita, aunque sea un poco como patadas de ahogado.

12.1.22

Cruda

Hola. Soy Ana, la que juega con letras. Hace muchísimo tiempo que no lo hago a pesar de llamarme escritora. Lo he dejado atrás por miedo a excavar en mi interior y conseguir más dolor. Una paradoja: no escribo por miedo al dolor, pero no hacerlo me da más miedo, porque si no soy esto, ¿qué putas soy?

Debería dejar la cobardía y enfrentarme a cualquier cosa que alimente el diagnóstico ese. Depresión persistente. Hay cinco tipos de depresión y a mí me tocó la que no tiene cura, ¿ah?

A eso le sumamos unos cuantos duelos y la muerte de mi hermano el 1 de octubre de 2020, y terminamos con un resultado que no hace parecer extraño el pensamiento suicida. Sí, me encantaría seguir el ejemplo de Andrés, pero sin ahogo. Yo me tragaría todas las pastillas y me encerraría en el garaje con el carro encendido. Una delicia. No hay dolor, no hay escenas escandalosas ni charcos de sangre. Aunque qué encarte para el que herede el carro, ¡y el garaje!

Es frustrante. Dele y dele y dele, avanzo, me mejoro, me siento aliviada y ¡pum! De regreso al principio. Es como la historia del que tenía que subir una enorme roca por una montaña, que cada que creía que estaba coronando, ¡paque! desde la base otra vez, por los siglos -sin amén-. SÍSIFO. Ok. Pueden llamarme Sísifa, aunque la idea de volver a empezar y repetir la misma cosa toda la vida me resulta insoportable.

3.3.21

Nuevo proyecto

El bombón y yo estábamos hablando el año pasado sobre los videos que se encuentran en internet que están en inglés sin subtítulos ni doblajes. Le dije que yo podría subtitularlos para ella, no doblarlos porque odio los videos doblados y mi voz parece de adolescente. A partir de ahí nació la idea de crear un canal (inicialmente en youtube) en el que la gente que, como ella, no habla inglés pudiera acceder a videos interesantes.

Emocionada (cosa difícil), creé mi canal, marcas de agua, adecuando logos, bla bla bla...

¿El primer video? Muy fácil. Escogimos una entrevista de Muhammad Ali en un programa inglés de televisión de los años 70's u 80's.

Luego de mucho tiempo, después de buscar los programas adecuados y cacharrearlos, quemarme las pestañas creando los subtítulos, aprendiendo a incluirlos en el video y todas esas cositas que aprendí deben hacerse para algo así, logré terminar el berraco video.

Vaya pues súbalo a youtube... ¡imposible! Resulta que BBC posee los derechos de autor y no me permiten colgarlo ni siquiera con propósitos educativos (que en realidad es la intención del canal). Esto lo se porque les envié un correo pidiéndoles permiso para usarlo y su respuesta fue un simpático y sencillo, no.

A tomar por culo youtube, voy a buscar otras alternativas...

Dailymotion parece funcionar, y dado que de ahí fue que obtuve el video originalmente, pues decidí intentarlo. Hasta ahora no ha habido reclamación alguna, crucemos los dedos. Igual si lo vetan tendré que subirlo a alguna otra plataforma, a ver si este proyecto funciona, porque crear canales es un poco más cansón de lo que uno creería.

Lo mío es escribir, aunque me he divertido mucho en este nuevo proyecto. Ya tengo el próximo video en la mira y no veo la hora de subirlo.

Pilas pues, vayan y ¡visiten mi canal

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