26.10.20

Perdiste

Se te fue la estrella de las manos.
Te enamoraste y quisiste mantenerla a tu lado para siempre. No te juzgo, por el contrario, te entiendo.
Te deslumbró, fue tanta su luz que te cautivó al mirarla, fue tan bonita su energía que no pudiste concebir separarte de ella.
La estabas ahogando, su poder debía seguir contagiando al mundo, pero esa idea iba en contra de tu profundo deseo de jamás perderla y continuaste apretándola entre tus manos, tan intensamente que la ibas desintegrando con el pasar del tiempo.
Así es un poco el amor que conocías, verdad? Es una lástima pues ella se sentía en casa a tu lado, no creía que la pudieras lastimar y continuaba palpitando enérgicamente, llena de colores brillantes, mientras en tu mente cada momento se iba arraigando más y más la idea de que tenía que ser sólo tuya, de que el mundo no te la debería arrebatar y celosamente la empezaste a encerrar.
Ilusamente llegaste a pensar que si te convertías en su todo, ella jamás te dejaría.
No puede ser tuyo algo que ya es del Universo. Ella merecía irradiarlo todo con su magnificencia, y a pesar de quererte se tuvo que apartar porque la estabas sofocando y la terminarías matando.
Una estrella como ella no merece un instante así, es y debe seguir siendo libre, feliz, radiante, contagiando alegría a todo el que la mira, a todo el que toca.
Tu amor ciego y mal concebido la obligó a escapar, era su vida o tu capricho y bueno, para ella no fue fácil elegir pero lo hizo por el bien de todos. Ya te había enseñado sentimientos grandes y era hora de partir.
Se te escapó de las manos y con rabia, dolor y mucho llanto en tus ojos la viste alejarse, sin despedidas largas, sin calma, violentamente saltó y se alejó de tu locura.
Y así quedaste, desesperado, triste y más loco que nunca, porque sentiste el momento exacto en que tu estrella se fue de tus manos y te desgarró el corazón.

6.10.20

¡Al maestro!

Maestro, ¿cómo estás?
Maestro, ¡te extraño!
Maestro que vacío se siente adentro...
El tiempo parece no correr, el cielo no muestra sus colores y las noches se hacen tan largas que desesperan...
Alucinaciones, desesperos, lágrimas...
Ojos tristes, barbas largas, pelos sucios, sonrisas fingidas, caras tristes...
Maestro, ¿de qué sirve la vida sin vos?
Se cerraron los tiquetes para viajar al mundo Onírico, en las noches no se concibe sueño alguno y si se cierran los ojos, no hay descanso pues el corazón está donde estás vos.
Maestro, me enseñaste a ser quien soy, ¿cómo no extrañarte?


Esta entrada la hice el 11 de marzo de 2008, a saber qué estaría pasando con él en ese momento. Justo a 5 días de su muerte la encuentro y bueno, ¿cómo no publicarla si es ahora cuando es más pertinente?

Descansa en paz, maestro.
Esta foto fue el 1 de enero en Cartagena, cómo pasaba de bueno con vos...

28.8.20

Así te amaré

Te veo en una cama, perdiendo la ropa lentamente, besándome y no sé qué será de mí el día que por fin pase.

Recuerdo que tu lengua es suave y me pregunto cómo será perderme en tu aliento, tocar tus labios y que al terminar abra los ojos y vea tu cara, tocar tu pelo, sonreír, besarte de nuevo, ¿cómo voy a parar de besarte si me muero por ti?

Son las 3:18 am, enero 24... Estamos a menos de una semana del comienzo de mi nuevo año y lo único que quisiera hacer ese día sería que me cerraras los ojos y me besaras. Desde que te conocí, no puedo dejar de pensarte y de soñar contigo.

No sé si perderé la cabeza, porque dicen que uno la pierde cuando pierde la cordura, y yo de tanto pensar y darle cuerda a mi cabeza, ya la perdí.

Me vas a hacer sentir todo lo que nunca he sentido y no te niego que me da miedo. No sé qué hacer, cómo actuar, sólo sé que cuando pienso en mi mano recorriéndote, siento delicadeza y suavidad en mis dedos, y cosquillas en la piel por un suave roce.

Lo que tocarán mis dedos lo besará con cuidado mi boca, en algunas partes de tu cuerpo te rozaré con mis labios y te besaré despacio, es mi objetivo amar cada pedacito de tu piel y hacerte temblar, hacerte sonreír y escucharte pronunciar ese “te amo” más sincero.

Te siento con tranquilidad, pero respiras agitadamente, voy por tu cuerpo jugando y escucho la música que me hace volar, sonrío y corro a besar tus labios, son tan bien delineados que provoca dibujarlos con la punta de los dedos, pero tengo que dejar tu boca quieta por un momento pues tengo un cuerpo que disfrutar.

Ya no tienes casi ropa y estás boca abajo, te toco la espalda, beso tus piernas y subo desde tus pies hasta tu cuello, besando todo a mi paso, tan despacio que sientes desespero por no poderte voltear, pero tienes que aguantarte porque amo tu espalda, mil veces he querido besarla y al fin la tengo desnuda a mi merced.

Tienes unas manos brutales, me tocas y tiemblo, respiro tan rápido que siento que se estallará mi corazón. Ahora soy yo quien se queda quieta mientras te paseas por mi cuerpo, tocándome con esa boca que muero por tocar, es hermosa y se la prestas a mi piel para que nunca olvide el día que la despertaron y le mostraron cómo ama el ser más deseado de todos los existentes.

Mi piel se eriza cuando tocas puntos sensibles, una sonrisa se apodera de mi cara y se me escapa una palabra que nunca antes había sido tan cierta.  Haces conmigo lo que quieres y yo hago contigo todo lo que un día te pedí dejarme hacer.

Atrás se quedó la ropa inútil, la noche de recorridos por la ciudad y el pasado, pues todo lo que me compone ha olvidado cómo es la vida sin besarte y sin amarte.

Es mi mayor deseo tenerte, no sólo tu cuerpo, sino elevar tu mente a un estado de placer que jamás te permita olvidar esa noche y a quien te amó como lo hace alguien por primera vez en su vida.

Vas a gemir seguramente, vas a temblar cuando tu cuerpo se esté acercando a estallar y no puedo imaginarme como podré contenerme o parar... ¿puede haber algo más emocionante?

No puedo parar, se arquea tu cuerpo y siento un estallido en mi cuerpo y el tuyo, es muy difícil mantener los ojos abiertos pues es la sensación más increíble que puede un ser humano experimentar, es imposible dejarte, no puedo alejar mi cuerpo del tuyo, tus labios y los míos se entrelazaron y no tiene sentido separarlos porque se buscan tan desesperadamente que se encuentran.

He perdido el control de mis manos, juegan con tu boca, con tus huesos que acaban conmigo, con todo tu cuerpo, te mueven, te tocan, te sienten y graban la sensación de tu piel.  He perdido el control de mi cuerpo y parar no es una opción cuando te veo cerrar los ojos y entregarte a lo que sientes.

Memorizo tu cuerpo para nunca olvidarlo, me robo tu esencia y me pierdo en tu aliento, dibujo en ti mi deseo, te entrego todo lo que tengo y lo que no conocía de mí, sin reservas para el futuro.

En esa cama donde te vi lentamente dormir abrazándome, se quedó el mayor recuerdo del amor entre las dos, y en ese lugar y en nuestras mentes quedó grabada la escena que se desató cuando el cielo se entregó a fundirse con el mar.

2.8.20

Ayer te quité la ropa

Llamé a tu número, respondiste y en unos minutos estabas en mi casa.  Yo estaba sola.  Empezamos a hablar como siempre, de cualquier cosa, recordando tiempos en los que nada malo habíamos hecho, sólo era diversión, si tan sólo hubiéramos dejado la estupidez de enamorarnos a un lado, nunca hubiéramos tenido que separarnos.

Yo tenía una camisita y unos calzoncitos blancos que me gustan mucho y desde que había llegado a casa me había quitado todo lo demás. Hace mucho calor en estos días de Agosto y la ropa nunca ha sido lo que más me gusta usar.

"¿Cómo es que me recibes con tan poquita ropa?", de repente dijiste.

 Me reí.

"No es algo que no hayas visto antes y hace calor, pero si te molesta me pongo más ropa, no hay problema", dije.

Me reí de nuevo y sonreíste.

"¡No! ¡cómo se te ocurre!", fue lo que lograste decir mientras mis ojos se encontraron con los tuyos cuando dejé de caminar por toda mi habitación.

Era inevitable estar nerviosa, me temblaban las manos tanto como los pies, me movía de un lado a otro guardando cosas, pasando otras de un lado a otro.

Me senté en la cama y te miré, estabas en una silla viéndome mover como loquita.

"¿Nos fumamos un cigarrito?", te pregunté justo cuando me senté, realmente quedarme quieta era imposible.

"Claro, ¡vamos!".

Salimos al balcón, había poca gente en la playa, era un poco tarde y los domingos la gente parece tener conciencia de levantarse a trabajar al día siguiente.  Sobre el mar se reflejaba un poco la Luna que se estaba llenando y el viento movía las hojas de las palmeras.

"Me gusta este lugar, me gusta este sonido", dijiste guardando el humo en tus pulmones.

"A mí me gustas más tu", pensé.

Me reí.

Soltaste el humo, "¿de qué te ríes?".

"Me gusta lo que esta pasando en este momento", dije sonriendo y mirándote, creo que no tienes idea lo mucho que me gusta mirarte.

No dijimos nada durante unos minutos.  No fue silencio incómodo, fue el mismo silencio que siempre hemos guardado cuando nos sentamos a observar.

"En este balcón me acuesto a veces a tomar el Sol cuando hay mucha gente en la playa y me da pereza bajar".

"Perezosa, no cambias" te reíste y yo hice lo mismo.

Para qué negarlo, es real.

"¿Con ropa o sin ropa?", preguntaste.

Te miré con los ojos muy abiertos, no supe como más reaccionar.

"¿Con ropa o sin ropa qué?", pregunté.

"¡Tomas el Sol!", riéndote respondiste.

"¡Ah! sin, así aprovecho para quitarme un poquito las marcas porque nadie me puede ver aquí", dije.

No supe qué pensaste, sólo sonreíste y no hablaste más hasta que dijiste que entráramos porque hacía frío y querías poner música.

The kooks fue tu elección, me gusta esa banda, puse una canción que me gusta mucho, se llama Naive, luego dejamos que sonara aleatorio.

De repente escuché, “yo te quiero ver como si estuvieras en el balcón tomando el Sol".

Me reí muchísimo, no sé si del susto o del alivio que sentí porque te atreviste primero.

"Primero tienes que estar como yo porque estoy en desventaja", te dije.

Me miraste, guiñaste un ojo y te quitaste la camisa.

"Cierra los ojos", me dijiste.

 Lo hice y cuando me dijiste que los abriera, me encontré contigo frente a mí sin camisa y sin pantalón. Algo dentro de mí se derritió, te sentaste en la misma silla de antes y yo volví a sentarme en mi cama.

A partir de ese momento hicimos lo que tantas veces habíamos hecho y tantas otras quisimos hacer. Jugamos despacio, hablando y haciendo peticiones para ver nuestras partes, huesos “del patrimonio”, tatuajes, rayitas, heridas de guerra... Mientras íbamos haciendo eso teníamos que ir apartando lo que nos quedaba de ropa, hasta que fue necesario perderla.

No sé quien temblaba más, hacía mucho tiempo no jugábamos así, había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hicimos y era el momento ideal.

La sensación que te absorbe la mente cuando no se tiene nada que perder se apoderó de mí Me levanté y caminé hacia tí, me viste acercarme sin decir nada, me agaché y te dije algo muy bajito, te puse una mano en el cuello y te dí un beso, delicioso como siempre, como si nunca lo hubiera hecho antes, lento, no tenía afán alguno, ya no habían barreras y ese lugar perfecto había que disfrutarlo.  Algo tiene tu boca que con un pequeño roce me dispara el movimiento, me gusta lo que siento cuando te dejas llevar y hago lo mismo, no es otra cosa diferente a perfección.

Te quité la ropa sin tocarte, te quitaste la ropa para que yo pudiera disfrutar. Me quité la ropa para enloquecerte y nos perdimos en la cercanía y en el secreto. Te levantaste de la silla, rodeándome de besitos me llevaste a la cama y haciendo lo que nadie sabe fui feliz, tocándote de pies a cabeza, enredándome en tu pelo, perdiéndome en lo que tanto me gusta, sintiendo como tu piel recorría la mía y tu boca me hacía temblar.

Es delicioso, es algo que dura más que el tiempo que estuvimos jugando a la seducción y a hacernos estallar.  Desatar lo que siempre guardamos vale, dejarnos llevar también, todo se valió anoche, cuando te llamé para volverte a ver y terminé durmiendo, con mi mano en un abdomen que me borra la decencia, al lado de quien me libera el diablo y me quita la cordura.

Ahora mi cama huele a ti, mi piel te guardó en su memoria y como siempre, fue una noche para recordar-nos-.

29.6.20

Hay esperanza contra la homofobia


Escucho un sonido en la puerta de mi casa, lentamente alguien está girando la llave en el interior de la chapa. Rápidamente pienso, ¿dónde está Natalia?, ¿quién es?, ¿se están entrando los ladrones?. Un rayo de miedo atraviesa mi cerebro y me estremece, mientras sigo viendo la puerta esperando a que alguien aparezca. Veo un brazo delgado y pecoso, "ah, qué bien", son mis papás que han venido de sorpresa a traernos arroz con leche que mi mamá preparó en la mañana y como les había dicho que no podría ir, decidieron traérmelo, qué grandes.

Alegría, Matilda se enloquece un poco y ladra a todo volumen. Un poco de carreta, historias, lo de siempre. La pantalla del portátil está abierta, en ella se ve una bandera de arcoíris enorme que decidí poner en esta página para celebrar el orgullo. Les di las gracias por el arroz con leche, y agregué que yo no habría podido ir porque estaba ocupada trabajando en mi página web, momento en el que señalé la pantalla y mis papás clavaron su mirada en ella.

"¿Eso qué es?", preguntó mi papá.
"Esa es mi página, miren cómo está quedando", le respondí mientras descendía con la barra de navegación. 
Sin mucha intención de hablarles de un tema que no les interesa, dejé el computador y me puse de pie junto a mi papá.

"Oiga mija, si viera qué cartas publicaron en el periódico. Son cartas que los papás le han escrito a los hombres que se volvieron mujeres y mujeres que se volvieron hombres", dijo mi papá.
"A los trans?", pregunté.
"Si mija, lo más de bonitas", respondió.
"Eh, qué tan bacano", dije.
"Vea y casi siempre se van de la casa por miedo de los papás y terminan en la calle", dijo, "se las voy a guardar para que las lea", agregó.
"Qué bueno pa, gracias", dije sonriendo. "Qué bueno que publiquen esas cosas, para ellos es horrible, en la calle los matan, ellos son los que más difícil la tienen de todos, a esos pobres los matan por deporte", dije yo.
"Si, muy berraco", dijo mi papá.
"Bueno, nos vamos que va a llover", dijo un momento después y luego de las respectivas despedidas, se fueron.

Mi papá ha sido un hombre criado en una sociedad machista, montañera y homofóbica. Durante toda mi vida lo había escuchado hacer comentarios despectivos o jocosos sobre cualquiera de los miembros de la comunidad gay. Tanto así que una de las cosas que más ansiedad me creó, cuando gané la convocatoria para publicar mi primer libro, cuyo tema central es el amor entre dos mujeres y es bastante explícito, era pensar en la reacción de mi papá.

El hecho de escucharlo hablar de los trans de esa manera me impactó, me impactó tanto que tuve que sentarme a escribir. 

Hay esperanza. Si un hombre como mi papá es capaz de tener una conversación acerca de los trans, sin decir nada despectivo y por el contrario, sonar amable, podemos contribuir a la transformación positiva del pensamiento de muchos otros. 

Puede que no diga "trans", pero no necesita decirlo. Su forma de hablarme de las cartas fue más que suficiente para derretirme de orgullo, amor y alegría, y llenarme de esperanza.

28.5.20

Nuevo libro "Las imperfectas formas del amor"



ITA Editorial lanzó en el mes de febrero de este año una convocatoria para publicar escritos acerca del amor. Ganamos de nuevo con una historia romántica erótica muy bacana, "Esta es una historia de amores", por lo que ahora hay tres libros ¡TRES! con mis relatos en su interior. Felicitaciones a los demás autores que hacen parte de esta antología.

Me siento honrada y feliz. 
Además afortunada, gracias a Nat que me dio un twist espectacular esta vez, ella le pone sabor a todo en mi vida.

El libro lo encuentran físico conmigo y físico y digital en www.itabooks.com

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