13.8.10

Lo que no pudo decir...

Te querías comer a mi chica.  No lo negués.  No intentés por un segundo convencerme de lo contrario.  Aún te la querés comer.  Se te fue la mano.  Creíste que no me enteraría porque estaba en otro mundo.   Fallaste.  Todo se sabe.  Siempre.  Todo se filtra, se escapa, de forma escurridiza recorre caminos hasta que llega a los oídos o los ojos, entra al cerebro como una balita y te delata.  Delató tu estupidez, sin pensar ni un minuto si me dolería.  No.  Por eso jugamos a la verdad.  Por encima de cualquier cosa está la verdad.  Vos eras así también.  Así evitamos que por otras sombras nos enteremos de las cosas.  Podrías haber logrado algo grande.  Podrías haber seguido ocultándolo y tal vez algún día lo hubieras podido conseguir.  Pero no.  No.  Te pudo la condición animal y aprovechaste para lanzar tu golpe.  Perdiste.  Idiota.  La cagaste.  Eras tan grande que era increíble.  A mi chica no la toqués.  Está fuera de tu alcance, así yo esté en otro mundo.  Así ella esté en otro mundo.  Ahora no das la cara.  No la podés dar.   Sos muy cobarde para aceptarlo.  Se te va a devolver, siempre pasa.  Me reiré en tu cara el día que te estalle el ego cuando no podás evitar que a tu chica se la quiera comer alguien más.  Quien sabe…Hasta podré ser yo quien lo haga y me reiré con gusto en tu cara.  Te lo merecés por imbécil.  La grandeza la dejaste en una borrachera.  No es un reclamo.  Esta es mi forma de decirte que siendo todo, ahora no sos nada, querías tenerlo todo y te caíste al vacío en el salto de tu intento.

11.8.10

¡ T O R M E N T A !

Cuando no se tiene idea de lo que se quiere…
¡Tormenta!
Nada es claro, lo mismo, todo es confuso.
Navego en un mar tormentoso, mientras alguien me grita en silencio en un puerto que me acerque, que no necesito quedarme en el mar soportando tantas sacudidas, que puedo llegar a ese puerto, bajarme del barco un tiempo y probar algo nuevo.
Finalmente, no debe ser malo estar un rato en tierra firme, aunque no creo que sea firme, pero salir del agua no me mataría, no por un ratico, al menos estoy empezando a creer.
El problema es lo mucho que me gusta ser capitana, manejar las tormentas de tal forma que no me aporreen mucho el barco, lidiar con el cielo y su variaciones, intentar definir un rumbo, jugar con la brújula loca, todo eso.
Ni idea, repito, todo es confuso, lo mismo, ¡nada es claro!

5.8.10

From "Great expectations" by Dickens

"I loved her simply because I found her irresistible. Once for all; I knew to my sorrow, often and often, if not always, that I loved her against reason, against promise, against peace, against hope, against happiness, against all discouragement that could be. Once for all; I loved her none the less because I knew it, and it had no more influence in restraining me, than if I had devoutly believed her to be human perfection."

3.8.10

Soñando como debería ser

A esta hora te estarás despertando.  Abrís los ojos lentamente, mirás a tu alrededor, estás en tu habitación, en tu propia, pero de alguna forma, ajena cama.
Mientras tanto, a esta hora yo estoy a punto de dormir, mis ojos se van cerrando lentamente con mayor frecuencia, miro a mi alrededor, estoy en mi habitación, en mi propia y a veces compartida cama.
Tu cama y la mía deberían ser la misma, yo debería compartir mi cama con vos.

Sólo con vos.

Vos y yo nos deberíamos despertar y acostar al mismo tiempo, que sea tu calor el que me contagie y sea el mío el que te mantenga la temperatura más elevada, para evitar que el frío que a veces guardan las mantas te moleste.
No lo hacemos porque tenemos horarios de vida diferentes, muy diferentes, tu vida y la mía en poco o en nada se parecen ahora.  

No debería ser así.

Tus ojos deberían encontrarse con los míos todas las mañanas, tus ojos y sus mil estrellas deberían toparse con mis ojos que brillan reflejando tu luz.

Si la vida fuera justa, pero no, no lo es.

Mi mano debería abrazar tu cuerpo todas las noches, tu mano debería enredar sus dedos con los míos y descansar así, como si entre tu cuerpo y el mío no hubiera nada, como si tu cuerpo y el mío fuesen uno solo.
Respirar en tu cuello, darte un beso de buenas noches, susurrarte unas pocas palabras para desearte una noche feliz, sabiendo que la tendrás porque estás pasándola junto a alguien que sinceramente te quiere, sabiendo que no habrá nada malo, nada que nos separe.

Nada nos debería separar en las noches, nada.

Que me cerrés los ojos, que te abrace para que no sintás miedo y nunca soledad, que me des un beso, o miles si querés, que en las mañanas me despierte a traerte café, o lo hagás vos, que juguemos entre las cobijas a darnos gusto en la fortaleza que creamos, que tus dedos me dibujen y desdibujen, que los míos te recorran y nos coloriemos los días con sonrisas y buenos recuerdos, que te vayás a trabajar con la satisfacción de que por muy duro que sea el día, siempre me encontrarás en el mismo lugar, en tu cama que es mi cama, no de otra forma...

¡Soñá, idiota, soñá!

¿Me quieres apoyar?