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28.2.24

¿Vos qué escribís?

La pregunta obligatoria de cada persona que quiere entablar conversación conmigo:

Mi respuesta automática es: lo que me dé la gana.

Así, cruda, sin tapujos, sin intenciones de disfrazar y llena de franqueza, porque es la verdad, yo escribo lo que me dé la gana.

Si me sale escribir poesía, eso hago, así no tenga nada de poeta ni siga reglas, métricas ni formaciones que configuren el resultado como poema.  Lo mismo con alguna historia, cortica o larga, del tema que tenga en la lengua.

Esa es la clave, escribo lo que me dé la gana del tema que tenga en la lengua.

Ensayos, relatos, poesía, opiniones (que aquí se llaman Patadas de realidad), monólogos y frases que no son célebres porque yo, ni destacada ni famosa.

Escribo muchos contenidos LGTB+ porque se generan enormes cantidades de escenas de este tipo en mi cabeza, y porque son llamativas. Está claro que el sexo vende y dado que se me facilita describir encuentros sexuales de forma estética, lo hago.

Algunas enfermedades mentales, la muerte y el suicidio también hacen parte de mi abanico temático. Ahora no voy a meterme por ahí.

A veces se alborotan las letras en mi cabeza porque recibí algún estímulo o concebí una idea y, si logro vencer mi pereza, escribo.

Para no ser grosera respondo: de todo.  Sin embargo, en realidad quisiera decir, yo escribo lo que me da la gana cuando me siento a hacerlo o cuando me atacan las letras.

De lo que me dé la gana y en la forma en que me dé la gana.

De lo que quiera, como lo quiera. Va sonando menos grosero.

De lo que haya en mi cabeza, o de lo que me pida el cliente, en cualquier formato. Bah. Ya nos vamos por las ramas.


16.12.23

Se murió mi vecina, qué maluquera

Se murió mi vecina, qué maluquera.

No estoy siendo irónica, en absoluto.  Estoy siendo sincera, porque mi vecina era una viejita tan genial, que siento auténtica y cruda maluquera.

95 años, se murió de desgaste físico, de tantos meses habitando este planeta, pero se hubieran muerto de risa con ella y hubieran deseado coincidir más con ella, se los aseguro.

"Sufría" de Alzheimer, y lo pongo entre paréntesis porque no le dolía un pelo, y si le dolía algo, si se lastimaba, en cuestión de instantes lo olvidaba y retomaba inmediatamente su personalidad alegre, fiestera, despreocupada. Para ella, el dolor no existía, ¡cómo no querer a un ser humano que jamás se quejó en mi presencia!

Era auténtica, cuando quería irse lo decía, de frente, sin rodeos, sin pena, no como uno que se inventa excusas y mentiras para no quedar mal por querer irse.  Cuando quería que la visita se fuera, decía frases como 一ve, está como tarde一, 一ve, se está haciendo como tarde, y ¡ustedes solas!一, con una entonación paisa que borraba cualquier intención de tener tacto. Era sincera, una maravilla de mujer.

A mi casa entraba muy a menudo, y cada vez le parecía nuevo todo, siempre se sorprendía y admiraba el tamaño de mi casa (que no era muy superior al de la suya) y mi balcón siempre recibía calificativos especiales, 一ve qué balcón tan bueno, frente a ese parque tan hermoso, aquí se debe pasar muy rico一.

Ay, doña Aura, qué grandeza. Yo era feliz dándole el tour, así como llevándola a su casa, cuya entrada es literalmente perpendicular a la mía, a escasos centímetros. 

一¿Y es que esta es mi casa?

一Si doña Aura, esta es su casa.

一Ve, ¡qué tan bueno como estamos de cerquita!

Cada vez que le daba la cantadera, uno sabía que estaba muy feliz, y pedía cigarrillos. Se sentaba a fumar en el quicio de las dos casas y cantaba, a mí no me gustaba el olor, pero igual salía a verla cantar, me reía y cerraba la puerta si estaba ocupada.

Matilda, mi perra, se entraba a su casa todos los días, y cuando ella la veía, decía, 一ve, ese perrito negro está como perdido一, o 一¿de dónde habrá salido?一 o 一¿ese es de nosotros?一 jajajaja, me muero de risa con los recuerdos que tengo de mi querida vecina, siempre en batica, con su 1.50 de estatura, ese cuerpecito chiquito y frágil albergando tanta grandeza.

Nunca me reconocía, yo me le presentaba cada día y a ella le parecía "una dicha" tenerme de vecina. Pero realmente, la dicha era mía porque siempre me llenaba de alegría.

La extrañaré, mucho, qué maluquera que se haya muerto mi vecina. 

22.1.22

Luna llena junto al mar

A las 18:18 salió la reina con un traje rojo, divina, conquistadora, imponente. Ella aparece y el resto de la Tierra se arrodilla luego de una venia y la obedece. Nada que hacer, el mar se levanta, los árboles crecen más rápido y hasta la sangre en las venas parece ebullir y bombearse más deprisa, al punto que uno cree que, si no corre como un loco, algo por dentro va a estallar.

Toda la vida me llamaron lunática y en noches como esta recuerdo por qué. En la ciudad hasta olvidamos sentarnos a contemplarla y tao vez intentar tomarle fotos. A veces con un vistazo nos sentimos satisfechos, y a veces hasta se nos olvida que la bonita se llenó y no vemos la magia que trae consigo.

Nubes negras la cubren, pero al final del horizonte del mar se ve el reflejo de su luz rozándolo y, por supuesto, el color del cielo se transforma. Como la luna no hay nada más en nuestro planeta. Ella nos mueve a su antojo y no hay nada que alguna criatura puede hacer para impedirlo.

Es hermoso ver a Natalia en su vestido blanco pararse en el borde del malecón para tomarle fotos.

Me fascina el reflejo de la luna sobre el mar. Ella está a cientos de kilómetros de distancia y aun así pone una capa de plata o de oro sobre su superficie. Una luz preciosa que cubre las ondas como premio para que ellas bailen con sus compañeras y se contagien todas de la magia.

Mi hermano me mandó a decir con Gloria la médium que por favor le escribiera una carta para empujarlo a irse a su casa, que ha resultado ser mi constelación favorita, la que tengo tatuada: Orión. Eso fue el 22 o 23 de diciembre, es decir que un mes después no he podido hacerlo. Pero ya sé por qué, lo que no sé es ¿para qué él necesita que yo lo empuje? ¿será que cuando nos morimos nos quedamos esperando a que alguien nos empuje para irnos a casa o qué?, y si nadie te empuja, ¿te quedas donde estás o qué? No entiendo nada, voy a tener que investigar.

No creo que Andrés lo haya dicho para ponerme a guevonear, aunque viniendo de él cualquier cosa se espera, pero yo creo que ya después de un año y un par de meses de estar en el más allá habrá evolucionado y por eso su petición no es una broma. Hoy, 22 de enero, en el deck del Ikaria, intentaré escribir lo que él necesita, aunque sea un poco como patadas de ahogado.

12.1.22

Cruda

Hola. Soy Ana, la que juega con letras. Hace muchísimo tiempo que no lo hago a pesar de llamarme escritora. Lo he dejado atrás por miedo a excavar en mi interior y conseguir más dolor. Una paradoja: no escribo por miedo al dolor, pero no hacerlo me da más miedo, porque si no soy esto, ¿qué putas soy?

Debería dejar la cobardía y enfrentarme a cualquier cosa que alimente el diagnóstico ese. Depresión persistente. Hay cinco tipos de depresión y a mí me tocó la que no tiene cura, ¿ah?

A eso le sumamos unos cuantos duelos y la muerte de mi hermano el 1 de octubre de 2020, y terminamos con un resultado que no hace parecer extraño el pensamiento suicida. Sí, me encantaría seguir el ejemplo de Andrés, pero sin ahogo. Yo me tragaría todas las pastillas y me encerraría en el garaje con el carro encendido. Una delicia. No hay dolor, no hay escenas escandalosas ni charcos de sangre. Aunque qué encarte para el que herede el carro, ¡y el garaje!

Es frustrante. Dele y dele y dele, avanzo, me mejoro, me siento aliviada y ¡pum! De regreso al principio. Es como la historia del que tenía que subir una enorme roca por una montaña, que cada que creía que estaba coronando, ¡paque! desde la base otra vez, por los siglos -sin amén-. SÍSIFO. Ok. Pueden llamarme Sísifa, aunque la idea de volver a empezar y repetir la misma cosa toda la vida me resulta insoportable.

3.3.21

Nuevo proyecto

El bombón y yo estábamos hablando el año pasado sobre los videos que se encuentran en internet que están en inglés sin subtítulos ni doblajes. Le dije que yo podría subtitularlos para ella, no doblarlos porque odio los videos doblados y mi voz parece de adolescente. A partir de ahí nació la idea de crear un canal (inicialmente en youtube) en el que la gente que, como ella, no habla inglés pudiera acceder a videos interesantes.

Emocionada (cosa difícil), creé mi canal, marcas de agua, adecuando logos, bla bla bla...

¿El primer video? Muy fácil. Escogimos una entrevista de Muhammad Ali en un programa inglés de televisión de los años 70's u 80's.

Luego de mucho tiempo, después de buscar los programas adecuados y cacharrearlos, quemarme las pestañas creando los subtítulos, aprendiendo a incluirlos en el video y todas esas cositas que aprendí deben hacerse para algo así, logré terminar el berraco video.

Vaya pues súbalo a youtube... ¡imposible! Resulta que BBC posee los derechos de autor y no me permiten colgarlo ni siquiera con propósitos educativos (que en realidad es la intención del canal). Esto lo se porque les envié un correo pidiéndoles permiso para usarlo y su respuesta fue un simpático y sencillo, no.

A tomar por culo youtube, voy a buscar otras alternativas...

Dailymotion parece funcionar, y dado que de ahí fue que obtuve el video originalmente, pues decidí intentarlo. Hasta ahora no ha habido reclamación alguna, crucemos los dedos. Igual si lo vetan tendré que subirlo a alguna otra plataforma, a ver si este proyecto funciona, porque crear canales es un poco más cansón de lo que uno creería.

Lo mío es escribir, aunque me he divertido mucho en este nuevo proyecto. Ya tengo el próximo video en la mira y no veo la hora de subirlo.

Pilas pues, vayan y ¡visiten mi canal

4.2.21

¿Te imaginás vos y yo?

¿Te imaginás vos y yo? Yo sí lo hago, mirá te lo dibujo en la mente:

Es de día, el Sol acabó de salir y se entró por la ventana, sin pedir permiso iluminó una habitación en la que dormimos abrazadas en una cama de sábanas negras -o blancas- que nos atrae tanto como la una a la otra, una cama que está calientita porque tu cuerpo y el mío descansaron plácidamente juntos, sin separarse mucho porque no hay nada más rico que arruncharnos.

Me despierto y seguís dormida. Me separo de tu cuerpo, no sin antes darte un beso en la mejilla. Te envuelvo en las sábanas y voy a la cocina.

Preparo un café para vos y otro para mí. Voy a la cama y te lo doy luego de despertarte a besos y abrazos, “buenos días hermosa, te traje un café delicioso” -aunque no será tan delicioso como vos-. Soy lo primero que ves cuando abrís los ojos y sos lo primero que veo, ¿puede haber algo mejor?

Todo muy normal, pero repleto de buena energía pasa en casa, lo de siempre, lo cotidiano…

El desayuno -para que Lu no se desmaye-, el baño, la organizada, la casa linda, iluminada, llena de flores y olor rico. Todo es normal, pero tiene el toque que un par de nenas que se adoran le dan a un ambiente, a un lugar.

Te vas a hacer lo tuyo, me voy a hacer lo mío, o tal vez nos vamos juntas y en algún lugar nos separamos para hacer cosas. La despedida es fácil, un besote y un abrazo fuerte, de esos que transmiten paz, de esos que uno da para entregar buena energía y así desearnos el mejor de los días. Me llevás en el corazón, en la mente, en la boca y sonreís. Yo vivo lo mismo, te pienso tanto como lo hago hoy que te escribo esto. Siento que te adoro, que me muero por vos y no veo la hora de volver a verte.

Pasan y pasan las horas, uno que otro mensaje de texto y llamada para saber cómo vamos, no más para dibujar en tu recuerdo mi voz y para hacerte sonreír otra vez. Además, porque juntas solucionamos todo, todo es más fácil, hasta el más aterrador de los problemas.

Llega la hora de volvernos a ver… ¡por fin!

Nos encontramos en algún bar para tomar un par de cervecitas o cafés -depende del ánimo- y hablamos un rato. Cuando te veo tiemblo, me paralizo, te memorizo y salto a abrazarte, luego te doy un beso y sonreímos. Esos ojos tuyos son la locura, me mantienen como hechizada y hay que ver cómo brillan para entender que las estrellas de la Tierra viven todas en tus ojos.

Hoy nos dieron ganas de parcharnos con algunos amigos en común y bueno, llegaron al bar y se nos unieron en las copas. Pero no siempre es así, a veces sólo vamos vos y yo, a veces ni nos vemos en el bar sino en casa directamente. A veces es mejor refugiarse en el castillo de princesas que andar por ahí callejeando.

Hacemos la cena -sí, cocinamos juntas-, hoy hicimos arroz con pollo y cositas, delicioso, pura cenita hecha con amor. Después de cenar a veces lo que hacemos es sentarnos en el balcón a ver el mar y el cielo jugar mientras nos tomamos un vinito y obvio, nos fumamos un chococripi.

¿Sabías que tenemos vista al mar? Es obvio, no podemos alejarnos mucho de lo que somos.

Viendo las olas nos tomamos de la mano, nos reímos, hablamos mil cosas -como siempre- y hacemos eso que nos hace perfectas para la otra -que no sé qué es, pero lo hacemos-, eso que desde el día 1 nos enamoró.

Sentada en el balcón te miro, flipo, sonrío y me acerco a darte un beso. “Te amo Jo”, te susurro pasito en el oído. Vos me mirás y sonreís.

La buena música decora el fondo sin opacar el sonido recargante de las olas cuando rompen contra la playa.

Nos vamos a la cama, ya te dieron ganas de arrunche debajo de las cobijas, y para mí dormir con vos es un sueño de siempre que ahora es real y me fascina hacerlo.

Acostadas, abrazadas, me das un besito delicioso, suavecito, delibesitos me das vos y a mí hasta la última tripa se me revuelca por dentro.

¿Querés que pare o que te diga lo que te haría en esa cama siendo mía?

¡Ah, qué bobada! Yo te lo voy a decir, pero resumido, finalmente esta es mi imaginación y la idea es dibujarte un día de nuestra vida. No te lo voy a detallar mucho, no sea que cuando lo vivamos ya sepás exactamente qué pasará.

Te quito la ropa, despacio, a medida que a besos te recorro y te acaricio suavemente con mis manos. Quieta, te quedás disfrutando y sintiendo, esperando sin afán el momento en que podés tomar el control porque por ahora no te dejo.

Absolutamente hermosa sos, me saltan todas las células y les obedezco el impulso a darte más y más besos, millones de caricias y me derrito escuchándote gemir. Ese sonido se me clavó en la mente desde el primer día que lo escuché y ahora más que nunca me roba la decencia.

Juego con vos y cuando ya estás loca de sensaciones brutales y placer te dejo jugar conmigo y me hacés todo lo que querés -obvio, yo jamás pondría resistencia-. Me fascinás y no veo que haya algo mejor que hacer el amor con quien llevás años enamorada.

Sin ropa nos abrazamos y -depende de la estación- así dormimos. Con sonrisas enormes, corazones saltantes y ojos brillantes nos despedimos en un último besito de la noche, aunque claro, cada vez que una de las dos se despierta le da un beso a la otra, no sea que se nos olvide que vivimos en un sueño.

Ahí está. Podemos variar lugares, actividades, lo que sea, menos que vos y yo nos encantamos, nos fascinamos y nos amamos… ¿Qué no te gustó?

16.11.20

Así fue el atentado

16 de noviembre de 1999

Vos la recordás como una noche de noviembre que primero fue cálida y luego fría, yo la recuerdo como una de las peores noches de mi vida, por no decir la peor.

Vos recordás el calor de las balas y el frío de la muerte arropándote, yo recuerdo cada minuto como si no hubieran pasado todos estos años.

Recuerdo llamar a casa para que nos fueran a recoger a la tía y a mí en la escuela de inglés, pero en vez de eso escuché “le dispararon”, no entendí ni a quien. Confundida, le entregué el teléfono a la tía, ella sí entendió. “Le dispararon a Andrés”. Por un instante sentí que un calambre recorrió todo mi cuerpo, se detuvo mi corazón y mi mente se quedó en negro.

Recuerdo la lluvia que me golpeaba en la calle, mientras intentaba conseguir el transporte para regresar a casa, misión que se hacía imposible. De noche y con una lluvia tan fuerte, no hay forma en esta ciudad. La frustración te inunda, como la lluvia a los zapatos. No hay buses, no hay taxis y caminar hubiera sido una locura en esas circunstancias, agravadas por esa urgencia que sólo le daba más energía a la frustración.

Es horrible no poder remediar una situación, atrapadas, emparamadas, asustadas y desesperadas, mientras en otro lugar se desenvolvía una tragedia. Vos debías haber ido con nosotras a clase, no recuerdo por qué no fuiste, aunque conociéndote, probablemente no fuiste porque tenías mejores cosas qué hacer. Tal vez no te hubieran disparado, o tal vez los sicarios hubieran aplazado su misión. Esta última opción es la que probablemente hubieran hecho, no creo que ese tipo de atentados puedan desecharse tras un intento fallido.

Recuerdo el llanto ahogado, el miedo o mejor dicho, el pánico disfrazado de susto, mientras íbamos en el carro de una mujer desconocida pero amable que se ofreció a llevarnos a casa. Sentía mucho miedo entrelazado con negación, “no puede ser que le hayan disparado a mi hermano, no, seguro se equivocaron”, eso pensé.

Recuerdo el abrazo más fuerte con mi hermana que con cualquiera, su bata de Picasso, llena de pinturas de colores por todas partes. La gente corriendo por toda la casa, los gritos, los insultos, las miradas rabiosas cargadas de frustración. Era cierto, te habían disparado. Ya no estabas, te habían llevado a una clínica cercana, pero el desespero recorría cada habitación de la casa y los que estábamos allí en medio del shock parecíamos caballos desbocados.

Recuerdo ver la sangre por toda la casa, recuerdo sentir como si en mi cabeza sólo habitara oscuridad y mis pensamientos fueran hilos delgaditos que se rompían uno tras otro, sin concluir nada, sin llegar a nada.

Recuerdo que lo único que quería era verte, abrazarte, darte la mano y, con mis poquitos años y mi ignorancia de la situación, decirte que ahí estaba como siempre y que de esa saldríamos, como habíamos salido de tantas, mientras del otro lado de los fríos muros de la clínica la muerte te robaba la vida.

En medio de la locura, me subí a un carro y llegué. No sabía nada, sólo veía gente afuera de Urgencias en la clínica. Familia, amigos, conocidos, toda esa cantidad de personas que sólo alguien como vos puede reunir rápidamente, sin quererlo, en una noche del invernal y lluvioso noviembre.  Algunos estaban sentados en las aceras, otros en la calle, otros caminaban y otros estaban sentados en carros. Personas llegaban, personas se iban y volvían, pero ninguno se despedía, nadie era capaz de alejarse. Algunos tomaban tinto, otros fumaban, otros se comían las uñas, y nadie sabía nada. Todos lloraban, se abrazaban, se intentaban dar consuelo, algunos rezaban, otros planeaban venganzas.

Recuerdo las expresiones de furia en las caras de tus amigos, parecía como si una escena peor se fuera a desencadenar cuando encontraran al que te había mandado a matar o a los que te habían disparado. Ellos rápidamente supieron quién había dado la orden y sabían dónde vivía. “Estos locos se van a ir a matar a alguien”, pensé.

Yo, una niña que nunca había sido normal, ni común, ni corriente, no tenía idea qué hacer. Todo eso me parecía increíble. Te admiraba demasiado, y aunque a veces habías hecho cosas un poco dañinas, no me imaginaba que algo así pudiera estar pasando, después de todo, vivíamos en un buen barrio, éramos una familia de bien, y nos rodeábamos de buenas personas, al menos eso creía.

Sentada en el borde de la acera, sólo miraba a todos los grupos de presentes en los momentos en que las lágrimas despejaban mis ojos. Sentía las miradas, sentía el dolor en el aire, sentía la angustia de mis papás, de mis tíos, de mi hermana y de todos los que estábamos ahí esperando alguna palabra o señal por parte de los doctores.

Esperar y esperar, no había nada más que hacer mientras los médicos intentaban arreglar ese lastimado cuerpo que luchaba por su vida.  Te habían impactado dos balas en el torso, y al parecer habían hecho bastante daño. Fue una noche muy larga, los minutos parecían estirarse como gomas de mascar infinitamente elásticos. Una noche cargada de emociones y sentimientos muy fuertes, no todos muy buenos, por supuesto. 

Fue una noche que cambió para siempre la vida de todos nosotros. Fue el principio de muchas noches de insomnio, días de dolor, de paranoia. Muchos llantos, desesperos, intentos de salir adelante, ensayos, errores y de esperanza de que algún día, todo volviera a estar bien. Todo podría llegar a estar bien, pero nunca nada volvería a ser igual.

Alrededor de las 7 de la noche suena el timbre, Hernán se levanta de uno de los muebles de la sala y sin preguntar quién es, abre la puerta. Él primero abría la puerta y después preguntaba, nunca entendí por qué, tal vez era demasiado confiado, tal vez no se imaginaba que algo malo, algo como esto, podría pasar. Para alguien que fue amenazado tantas veces por sus logros en la política del país, siempre me pareció increíble ese vicio de abrir la puerta para descubrir quién tocaba, si para eso se instalaba el ojito en el medio de la puerta.


“Buenas noches”, dijo.

“Buenas, señor, ¿está Andrés?, venimos a entregarle unos CD”, dijo un hombre.

“Si, aguarden”, respondió Hernán. Justo él, ese papá que daba su vida por vos, qué ironía.

“Polo, lo necesitan en la puerta”, gritó. Era una casa inmensa y tu habitación era la más alejada de la puerta. Gritar era necesario para comunicarse de un extremo a otro.


Hernán dejó la puerta entreabierta y volvió a sentarse en el mueble de la sala, seguramente estaban pasando las noticias en televisión. Afuera habían quedado dos muchachos que habían llegado en una moto.

Saliste, no recuerdo si hubo algún intercambio de palabras, o si inmediatamente empezaron a dispararte. Afortunadamente tus reflejos te hicieron entrar corriendo de nuevo a la casa, aunque ya era demasiado tarde. Lograste entrar y caíste al suelo. Te desplomaste y entre gritos se desató el caos.

Un muchachito adinerado estaba celoso porque eras el nuevo novio de su ex. La ex no era una mujer admirable, no era muy hermosa ni tenía un cuerpo espectacular. A mí no me parecía bonita, además no me sentía cómoda en su presencia, me parecía un poco rara, como esas personas que emanan una energía o algo que no te permite sentirte a gusto a su alrededor. Contrario a lo que solía pasar con tus novias, con esta no logré conectarme. En fin, ella no era una mujer por la que uno creería que alguien podría matar. Increíble, por una mujer con el tatuaje más horrible que podía tener en su pecho, un niño rico te mandó a matar.

Recuerdo haberme enterado de que era hijo de un juez de la ciudad y que por eso nunca lo iban a hacer pagar, ni a él ni a los sicarios. Recuerdo también que supe su nombre y el nombre del conjunto residencial donde vivía. Años después fue algo cerca a la tortura el tener que pasar todos los días frente a su casa, sentada en el bus que hacía la ruta para llegar a la empresa donde trabajaba. Me preguntaba si aún estaría ahí adentro o si estaría viviendo en un país como Estados Unidos, si sentía algo por haber dado la orden de asesinarte, si algún día alguien le haría pagar, qué le habría dicho su papá antes de escapar, qué clase de persona era para actuar de esa manera tan vil. Todos los días, de lunes a viernes, pensaba en la trágica noche y me llenaba la mente de preguntas que seguramente nunca tendrían respuesta, porque sabía que era una causa perdida, sabía que al desgraciado niño rico ni a los sicarios la justicia los iba a atrapar.

Hay momentos que se quedan grabados en la mente, la noche completa del 16 de noviembre de 1999 es sin duda uno de ellos. No la olvidamos nosotros, ni tampoco la olvida nuestra casa, porque en sus muros todavía se pueden ver los orificios hechos por los impactos de las balas que tenían como objetivo, matarte.


6.11.20

El desajustado

“A veces tenemos que forzarnos a poner los pies en el suelo para que nos saquen de la cama o del sillón en que nos refugiamos. A veces, aunque podría decir que son muchísimas más que aquellas en que no nos tenemos que obligar, pero no quiero pintarles un escenario demasiado oscuro. 

A veces nos levantamos de la cama y terminamos yendo derechito al sillón cómodo. 

A veces logramos engañarnos y hacemos cosas, salimos, escribimos, tomamos fotografías, y así.

A veces nos levantamos de la cama con el único objetivo de buscar comida, para que las pastillas no nos hagan fuego en la barriga. Pero fuera de eso, encontramos muchas dificultades para hacer algo. No nos provoca, no nos provoca nada. No encontramos placer, tampoco disfrute en aquellas cosas que ustedes viven alegremente.

Nos sentimos incomprendidos cuando alguien nos intenta dar ánimos, o nos critica, o nos mira mal al vernos decaídos, porque para los demás, los problemas de salud mental no son reales. Ellos no entienden y no entenderán nunca a no ser que padezcan algo así.

Háganse de cuenta que se han robado la paleta de colores con la que se pinta todo lo que vemos, y en su lugar han dejado sólo grises y negro. No queremos ver la vida en escala de grises, pero no podemos evitarlo.

Para otras personas nuestra salud mental si está afectada, esas nos caen bien. No nos obligan a nada, nos tienen paciencia, nos escuchan y no nos dan palmaditas en la espalda, ni pronuncian vacías frases de motivación.

Si en nuestro poder estuviera tomar la decisión de vivir con esta desgracia o vivir como los sanos, créannos, no escogeríamos esto.

¿Alguna vez se han mirado al espejo mientras se cepillan y no encuentran vida en los ojos que ven? Nos cepillamos por inercia. Por inercia es que hacemos cualquier cosa que hacemos. Reímos, suspiramos, sentimos miedo, desespero y rabia, especialmente cuando sentimos que se nos va la vida atrapados en un túnel en un sillón, pero no conseguimos hacer nada más. Es frustrante, eso nos hace llorar.

Nos cuesta muchísimo movernos o actuar, y no es que no lo intentemos, es que a veces no nos da. El cerebro no nos deja. Creo que esto es lo más difícil de comprender para los demás. Es nuestro propio cerebro quien nos ha secuestrado todo y nos ha dejado sin razones para escaparnos. Nuestro propio cerebro es nuestro captor, y ¡qué difícil nos pone el escape!

¿Cómo te vences a ti mismo si no puedes evitar tus ataques?

Con doctores, medicina y mil cosas más, algunos a veces llevamos una vida un poco “normal”. Es una dura batalla, pero a veces podemos pelearla. Quizás haciéndolo podemos inspirar a otros como nosotros a combatir sus desajustes, perdón, enfermedades”.

Espero puedan comprenderme,

Besos, “el desajustado”.


Al terminar esta carta, respiró profundo, fue al balcón, encendió un cigarro y al dejar ir el humo pensó, “un día a la vez, sólo un día a la vez”.

28.8.20

Así te amaré

Te veo en una cama, perdiendo la ropa lentamente, besándome y no sé qué será de mí el día que por fin pase.

Recuerdo que tu lengua es suave y me pregunto cómo será perderme en tu aliento, tocar tus labios y que al terminar abra los ojos y vea tu cara, tocar tu pelo, sonreír, besarte de nuevo, ¿cómo voy a parar de besarte si me muero por ti?

Son las 3:18 am, enero 24... Estamos a menos de una semana del comienzo de mi nuevo año y lo único que quisiera hacer ese día sería que me cerraras los ojos y me besaras. Desde que te conocí, no puedo dejar de pensarte y de soñar contigo.

No sé si perderé la cabeza, porque dicen que uno la pierde cuando pierde la cordura, y yo de tanto pensar y darle cuerda a mi cabeza, ya la perdí.

Me vas a hacer sentir todo lo que nunca he sentido y no te niego que me da miedo. No sé qué hacer, cómo actuar, sólo sé que cuando pienso en mi mano recorriéndote, siento delicadeza y suavidad en mis dedos, y cosquillas en la piel por un suave roce.

Lo que tocarán mis dedos lo besará con cuidado mi boca, en algunas partes de tu cuerpo te rozaré con mis labios y te besaré despacio, es mi objetivo amar cada pedacito de tu piel y hacerte temblar, hacerte sonreír y escucharte pronunciar ese “te amo” más sincero.

Te siento con tranquilidad, pero respiras agitadamente, voy por tu cuerpo jugando y escucho la música que me hace volar, sonrío y corro a besar tus labios, son tan bien delineados que provoca dibujarlos con la punta de los dedos, pero tengo que dejar tu boca quieta por un momento pues tengo un cuerpo que disfrutar.

Ya no tienes casi ropa y estás boca abajo, te toco la espalda, beso tus piernas y subo desde tus pies hasta tu cuello, besando todo a mi paso, tan despacio que sientes desespero por no poderte voltear, pero tienes que aguantarte porque amo tu espalda, mil veces he querido besarla y al fin la tengo desnuda a mi merced.

Tienes unas manos brutales, me tocas y tiemblo, respiro tan rápido que siento que se estallará mi corazón. Ahora soy yo quien se queda quieta mientras te paseas por mi cuerpo, tocándome con esa boca que muero por tocar, es hermosa y se la prestas a mi piel para que nunca olvide el día que la despertaron y le mostraron cómo ama el ser más deseado de todos los existentes.

Mi piel se eriza cuando tocas puntos sensibles, una sonrisa se apodera de mi cara y se me escapa una palabra que nunca antes había sido tan cierta.  Haces conmigo lo que quieres y yo hago contigo todo lo que un día te pedí dejarme hacer.

Atrás se quedó la ropa inútil, la noche de recorridos por la ciudad y el pasado, pues todo lo que me compone ha olvidado cómo es la vida sin besarte y sin amarte.

Es mi mayor deseo tenerte, no sólo tu cuerpo, sino elevar tu mente a un estado de placer que jamás te permita olvidar esa noche y a quien te amó como lo hace alguien por primera vez en su vida.

Vas a gemir seguramente, vas a temblar cuando tu cuerpo se esté acercando a estallar y no puedo imaginarme como podré contenerme o parar... ¿puede haber algo más emocionante?

No puedo parar, se arquea tu cuerpo y siento un estallido en mi cuerpo y el tuyo, es muy difícil mantener los ojos abiertos pues es la sensación más increíble que puede un ser humano experimentar, es imposible dejarte, no puedo alejar mi cuerpo del tuyo, tus labios y los míos se entrelazaron y no tiene sentido separarlos porque se buscan tan desesperadamente que se encuentran.

He perdido el control de mis manos, juegan con tu boca, con tus huesos que acaban conmigo, con todo tu cuerpo, te mueven, te tocan, te sienten y graban la sensación de tu piel.  He perdido el control de mi cuerpo y parar no es una opción cuando te veo cerrar los ojos y entregarte a lo que sientes.

Memorizo tu cuerpo para nunca olvidarlo, me robo tu esencia y me pierdo en tu aliento, dibujo en ti mi deseo, te entrego todo lo que tengo y lo que no conocía de mí, sin reservas para el futuro.

En esa cama donde te vi lentamente dormir abrazándome, se quedó el mayor recuerdo del amor entre las dos, y en ese lugar y en nuestras mentes quedó grabada la escena que se desató cuando el cielo se entregó a fundirse con el mar.

2.8.20

Ayer te quité la ropa

Llamé a tu número, respondiste y en unos minutos estabas en mi casa.  Yo estaba sola.  Empezamos a hablar como siempre, de cualquier cosa, recordando tiempos en los que nada malo habíamos hecho, sólo era diversión, si tan sólo hubiéramos dejado la estupidez de enamorarnos a un lado, nunca hubiéramos tenido que separarnos.

Yo tenía una camisita y unos calzoncitos blancos que me gustan mucho y desde que había llegado a casa me había quitado todo lo demás. Hace mucho calor en estos días de Agosto y la ropa nunca ha sido lo que más me gusta usar.

"¿Cómo es que me recibes con tan poquita ropa?", de repente dijiste.

 Me reí.

"No es algo que no hayas visto antes y hace calor, pero si te molesta me pongo más ropa, no hay problema", dije.

Me reí de nuevo y sonreíste.

"¡No! ¡cómo se te ocurre!", fue lo que lograste decir mientras mis ojos se encontraron con los tuyos cuando dejé de caminar por toda mi habitación.

Era inevitable estar nerviosa, me temblaban las manos tanto como los pies, me movía de un lado a otro guardando cosas, pasando otras de un lado a otro.

Me senté en la cama y te miré, estabas en una silla viéndome mover como loquita.

"¿Nos fumamos un cigarrito?", te pregunté justo cuando me senté, realmente quedarme quieta era imposible.

"Claro, ¡vamos!".

Salimos al balcón, había poca gente en la playa, era un poco tarde y los domingos la gente parece tener conciencia de levantarse a trabajar al día siguiente.  Sobre el mar se reflejaba un poco la Luna que se estaba llenando y el viento movía las hojas de las palmeras.

"Me gusta este lugar, me gusta este sonido", dijiste guardando el humo en tus pulmones.

"A mí me gustas más tu", pensé.

Me reí.

Soltaste el humo, "¿de qué te ríes?".

"Me gusta lo que esta pasando en este momento", dije sonriendo y mirándote, creo que no tienes idea lo mucho que me gusta mirarte.

No dijimos nada durante unos minutos.  No fue silencio incómodo, fue el mismo silencio que siempre hemos guardado cuando nos sentamos a observar.

"En este balcón me acuesto a veces a tomar el Sol cuando hay mucha gente en la playa y me da pereza bajar".

"Perezosa, no cambias" te reíste y yo hice lo mismo.

Para qué negarlo, es real.

"¿Con ropa o sin ropa?", preguntaste.

Te miré con los ojos muy abiertos, no supe como más reaccionar.

"¿Con ropa o sin ropa qué?", pregunté.

"¡Tomas el Sol!", riéndote respondiste.

"¡Ah! sin, así aprovecho para quitarme un poquito las marcas porque nadie me puede ver aquí", dije.

No supe qué pensaste, sólo sonreíste y no hablaste más hasta que dijiste que entráramos porque hacía frío y querías poner música.

The kooks fue tu elección, me gusta esa banda, puse una canción que me gusta mucho, se llama Naive, luego dejamos que sonara aleatorio.

De repente escuché, “yo te quiero ver como si estuvieras en el balcón tomando el Sol".

Me reí muchísimo, no sé si del susto o del alivio que sentí porque te atreviste primero.

"Primero tienes que estar como yo porque estoy en desventaja", te dije.

Me miraste, guiñaste un ojo y te quitaste la camisa.

"Cierra los ojos", me dijiste.

 Lo hice y cuando me dijiste que los abriera, me encontré contigo frente a mí sin camisa y sin pantalón. Algo dentro de mí se derritió, te sentaste en la misma silla de antes y yo volví a sentarme en mi cama.

A partir de ese momento hicimos lo que tantas veces habíamos hecho y tantas otras quisimos hacer. Jugamos despacio, hablando y haciendo peticiones para ver nuestras partes, huesos “del patrimonio”, tatuajes, rayitas, heridas de guerra... Mientras íbamos haciendo eso teníamos que ir apartando lo que nos quedaba de ropa, hasta que fue necesario perderla.

No sé quien temblaba más, hacía mucho tiempo no jugábamos así, había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hicimos y era el momento ideal.

La sensación que te absorbe la mente cuando no se tiene nada que perder se apoderó de mí Me levanté y caminé hacia tí, me viste acercarme sin decir nada, me agaché y te dije algo muy bajito, te puse una mano en el cuello y te dí un beso, delicioso como siempre, como si nunca lo hubiera hecho antes, lento, no tenía afán alguno, ya no habían barreras y ese lugar perfecto había que disfrutarlo.  Algo tiene tu boca que con un pequeño roce me dispara el movimiento, me gusta lo que siento cuando te dejas llevar y hago lo mismo, no es otra cosa diferente a perfección.

Te quité la ropa sin tocarte, te quitaste la ropa para que yo pudiera disfrutar. Me quité la ropa para enloquecerte y nos perdimos en la cercanía y en el secreto. Te levantaste de la silla, rodeándome de besitos me llevaste a la cama y haciendo lo que nadie sabe fui feliz, tocándote de pies a cabeza, enredándome en tu pelo, perdiéndome en lo que tanto me gusta, sintiendo como tu piel recorría la mía y tu boca me hacía temblar.

Es delicioso, es algo que dura más que el tiempo que estuvimos jugando a la seducción y a hacernos estallar.  Desatar lo que siempre guardamos vale, dejarnos llevar también, todo se valió anoche, cuando te llamé para volverte a ver y terminé durmiendo, con mi mano en un abdomen que me borra la decencia, al lado de quien me libera el diablo y me quita la cordura.

Ahora mi cama huele a ti, mi piel te guardó en su memoria y como siempre, fue una noche para recordar-nos-.

29.6.20

Hay esperanza contra la homofobia


Escucho un sonido en la puerta de mi casa, lentamente alguien está girando la llave en el interior de la chapa. Rápidamente pienso, ¿dónde está Natalia?, ¿quién es?, ¿se están entrando los ladrones?. Un rayo de miedo atraviesa mi cerebro y me estremece, mientras sigo viendo la puerta esperando a que alguien aparezca. Veo un brazo delgado y pecoso, "ah, qué bien", son mis papás que han venido de sorpresa a traernos arroz con leche que mi mamá preparó en la mañana y como les había dicho que no podría ir, decidieron traérmelo, qué grandes.

Alegría, Matilda se enloquece un poco y ladra a todo volumen. Un poco de carreta, historias, lo de siempre. La pantalla del portátil está abierta, en ella se ve una bandera de arcoíris enorme que decidí poner en esta página para celebrar el orgullo. Les di las gracias por el arroz con leche, y agregué que yo no habría podido ir porque estaba ocupada trabajando en mi página web, momento en el que señalé la pantalla y mis papás clavaron su mirada en ella.

"¿Eso qué es?", preguntó mi papá.
"Esa es mi página, miren cómo está quedando", le respondí mientras descendía con la barra de navegación. 
Sin mucha intención de hablarles de un tema que no les interesa, dejé el computador y me puse de pie junto a mi papá.

"Oiga mija, si viera qué cartas publicaron en el periódico. Son cartas que los papás le han escrito a los hombres que se volvieron mujeres y mujeres que se volvieron hombres", dijo mi papá.
"A los trans?", pregunté.
"Si mija, lo más de bonitas", respondió.
"Eh, qué tan bacano", dije.
"Vea y casi siempre se van de la casa por miedo de los papás y terminan en la calle", dijo, "se las voy a guardar para que las lea", agregó.
"Qué bueno pa, gracias", dije sonriendo. "Qué bueno que publiquen esas cosas, para ellos es horrible, en la calle los matan, ellos son los que más difícil la tienen de todos, a esos pobres los matan por deporte", dije yo.
"Si, muy berraco", dijo mi papá.
"Bueno, nos vamos que va a llover", dijo un momento después y luego de las respectivas despedidas, se fueron.

Mi papá ha sido un hombre criado en una sociedad machista, montañera y homofóbica. Durante toda mi vida lo había escuchado hacer comentarios despectivos o jocosos sobre cualquiera de los miembros de la comunidad gay. Tanto así que una de las cosas que más ansiedad me creó, cuando gané la convocatoria para publicar mi primer libro, cuyo tema central es el amor entre dos mujeres y es bastante explícito, era pensar en la reacción de mi papá.

El hecho de escucharlo hablar de los trans de esa manera me impactó, me impactó tanto que tuve que sentarme a escribir. 

Hay esperanza. Si un hombre como mi papá es capaz de tener una conversación acerca de los trans, sin decir nada despectivo y por el contrario, sonar amable, podemos contribuir a la transformación positiva del pensamiento de muchos otros. 

Puede que no diga "trans", pero no necesita decirlo. Su forma de hablarme de las cartas fue más que suficiente para derretirme de orgullo, amor y alegría, y llenarme de esperanza.

28.5.20

Nuevo libro "Las imperfectas formas del amor"



ITA Editorial lanzó en el mes de febrero de este año una convocatoria para publicar escritos acerca del amor. Ganamos de nuevo con una historia romántica erótica muy bacana, "Esta es una historia de amores", por lo que ahora hay tres libros ¡TRES! con mis relatos en su interior. Felicitaciones a los demás autores que hacen parte de esta antología.

Me siento honrada y feliz. 
Además afortunada, gracias a Nat que me dio un twist espectacular esta vez, ella le pone sabor a todo en mi vida.

El libro lo encuentran físico conmigo y físico y digital en www.itabooks.com

27.4.20

Mi comienzo

Hace 350 millones de años no existía como lo hago ahora, por el contrario, era sólo una cantidad de energía divagando por el universo, jugando con estrellas, algunas fugaces, otras no, jugando con planetas, galaxias enteras eran mi distracción y mi campo de juego, los soles me divertían y me recargaban con su infinito poder, y no era quien está hoy sentada frente a esta vieja pero inspiradora y divertida máquina de escribir.

En las estrellas y su luz me resguardaba cuando los cometas amenazaban contra mi seguridad.  En los hoyos negros iba y buscaba lo que nunca había perdido pero por alguna razón me llamaba y me hacía desafiarlo todo al entrar a ellos.  En las cosas grandes, pequeñas, enormes o microscópicas encontraba la magia de un universo aún bastante inexplorado, repleto de astros, sustantivos, momentos y espacios por descubrir.  No necesitaba nada más que el paso de un cometa para darme un divertido paseo rodeada de objetos celestes brillantes, otros no tanto, pero todos por igual interesantes.

Nada podría salir mal, asteroides chocaban contra cualquier ente que se cruzara por su camino, destruyendo parte de ambos como los solíamos conocer, dejando rastros y huellas divagando por el infinito espacio de colores que formaba, en aquel entonces, este precioso universo que yo, como una amorfa cantidad de energía, disfrutaba recorrer, sin rumbo, sin fin, ¡ah! y lo mejor, sin afán, porque en aquel entonces el tiempo no era más que la suma de duraciones de episodios, no había ningún indicio de mortales humanos definiéndolo.

Todo era naturalmente caótico y sistemático, así como me gusta, todo tenía su intrínseco desorden y en cualquier momento algún elemento podría intentar variar el orden y la forma casuística de las cosas y las situaciones, y podría conseguirlo sin mayores inconvenientes.  Era un universo bastante flexible, permitiendo a todas sus formas, elementos y partes coexistir de manera que la libertad reinaba en el avance de un cometa, de la misma forma como lo hacía en el paso veloz de un asteroide y en el movimiento orbital de tantos planetas que podría visitar con tan sólo proponérmelo.

Ahora, la luz del Sol de nuestro sistema se va alejando de esta parte de la Tierra, el cielo se va tornando oscuro y comienzan a hacerse visibles todos estos elementos universales que hoy, 350 millones de años después tanto extraño, pues ahora sólo los puedo ver a miles de años luz de distancia, y ni puedo soñar con volver a montarme sobre un cometa y viajar sin afán y tan libre como sólo en esa época pude hacerlo.  Veo en nuestro cielo pequeñas manchitas luminosas, unas más grandes que otras, pero todas comparten la misma característica, son inalcanzables y hermosas.   Cómo quisiera poder aún viajar y divagar por el universo como esa amorfa cantidad de energía, en vez de tener que conformarme con sentarme en esta cama extraña frente a esta vieja máquina y vomitar tecleando esta sensación que de repente me cayó como una descarga de los gases de la superficie de Júpiter.

Me resulta divertido y más que acogedor aceptar que una vez, hace 350 millones de años, era universal, como la energía que cuando abandone este cuerpo pasará a otro estado y en otra aventura me embarcará. Es el destino, como el destino de las Lunas de recibir golpes indiscriminados de asteroides y rocas celestes, que las tocan para deformarlas porque no tienen mayor forma de evitarlo pues en vez de contar con una protectora atmósfera cuentan con su enorme fuerza gravitacional, que no hace más que traerles abolladuras y totazos.

7.4.20

Nuevo libro, "Barco de papel"

¡Alegría!
Un nuevo libro con mi nombre ha salido a la luz. 💃 ¡báilalo amiga!
Esta vez ITA Editorial juntó a varios autores que escribimos sobre viajar y sacó un libro hermoso, está en formato físico y en digital en esta web:

https://itabooks.com/producto/barco-de-papel/
Yo también tengo algunas unidades disponibles, si estás interesado, contáctame

Me encanta la portada, el nombre y qué honor hacer parte de este nuevo proyecto.

1.4.20

4 de marzo

Hoy es el cuarto día del mes de marzo del año 1956, íbamos caminando por la calle, Carlos, mi mejor amigo Jorge y yo, cuando de pronto oímos un ruido. Nos extrañamos porque las calles estaban muy solas y era de noche, lo cual no era normal. Fuimos rápidamente hasta el lugar de donde creíamos venía el ruido y encontramos un hombre, tirado en el suelo, muy alto, con una ropa muy extraña, toda de color negro, con un arma en la mano. Era un revólver, se había disparado en la cabeza. 

Nos pareció raro la expresión que tenía en su rostro, estaba sonriendo, parecía muy feliz porque se iba a morir, los tres nos miramos, no lográbamos entender, ¿por qué si sabía que se estaba muriendo, estaba tan feliz?

Asustados, nos acercamos para revisar sus signos vitales, aún tenía pulso, aún respiraba, aún estaba vivo, parecía estar feliz los últimos minutos de su vida, ¿cómo puede estar aún vivo si se acaba de disparar en la cabeza?, ¿por qué se quería suicidar?, ¿cree que todo será mejor al suicidarse?, ¿cómo puede ser tan egoísta?, nos preguntamos. 

No lo lográbamos entender. Le preguntamos al hombre, pero él no nos escuchó, o simplemente no nos quiso responder. En ese momento, ¡¡¡BIIPPPP!!!, sonó el pito de un automóvil, “ya sonó el timbre, se acabaron las clases, ¿se van a quedar ahí parados?

El conductor extrañado nos gritó, estábamos de vuelta al cuatro de marzo de 1999.

30.3.20

Despertar

Me desperté de un largo sueño, vi a mucha gente reunida, todos vestidos de negro. Vi a mi madre y a mi abuela llorando, recostando sus cabezas sobre un cajón negro, parecía un ataúd, ¿quién se murió?, pregunté, mi madre me miró a los ojos, los tenía muy hinchados, no me respondió. Fui hacia una silla en la que estaban mis hermanos llorando, los miré, pero ellos no notaron mi presencia, ¿qué está sucediendo?, volví a preguntar. De nuevo, nadie me respondió. Entró un hombre, vestido de blanco, un blanco totalmente puro, brillaba, me sorprendió por ser único, por su vestimenta y por ser el único que me miró y me habló, me dijo: “vamos, no esperes más, será más duro mientras más te quedes aquí”. “¿A dónde vamos?”, le pregunté, no me respondió lo que yo quería oír, sólo me dijo: “sígueme”, y así lo hice. Caminamos muchas horas, si es que así las puedo llamar ahora, sentí como si fueran años, muchos años, pero yo no estaba cansado, podría seguir caminando toda la eternidad, y estoy seguro de que no me cansaría. Llegamos a un lugar en medio de la nada, todo era oscuro y había tres entradas, una era tenebrosa, la otra era profunda y tenía mucha fuerza, sentía que me quería halar hacia ella, y la tercera era clara, se sentía mucha paz al mirarla. El hombre de blanco me dijo: “Ahora es tu decisión, piensa qué vas a hacer, ya que de ello dependerá tu vida”, me miró y entró por la tercera puerta, yo intenté seguirlo, pero de repente sentí una poderosa fuerza y me desperté de un largo sueño, vi a mucha gente reunida, todos vestidos de negro, y de repente mi madre se tiró sobre el cajón negro y gritó: “¡Está vivo!”, yo sonreí y volví a cerrar los ojos.

10.11.18

Limpieza hepática y la madre que la parió

Mi novia de vez en cuando sale con ideas locas. A continuación el relato de la última:

Fue donde su nutricionista y cuando llegó a casa me contó su nuevo plan de alimentación y un pequeño detalle, debía hacerse una limpieza hepática antes de empezar su nueva forma de alimentarse. Me lo contó y yo, como siempre, después de escucharla hice la respectiva cara de asco y de rechazo ante la idea. Creo que la cosa se quedó por mi parte así, aunque conociendo a Natalia, seguro le siguió dando vueltas y comentándome el asunto.

Quedó de averiguar el kit de limpieza al día siguiente para comprarlo y empezar.

Al día siguiente volvió a surgir el tema de la dieta y la bendita limpieza y me dijo: "¿es que tú no la vas a hacer conmigo?" y yo, no sé en qué momento ni bajo qué clase de raciocinio le dije: "la limpieza si, pero la dieta no".

Hágame el favor, millones de años de evolución para que los humanos tengamos el cerebro y la razonalidad que tenemos ahora, ¡para que el mío salga con semejante cosa! Lo deja a uno tirado cuando más lo necesita, cerebro hijuemadre...

El plan era empezar un fin de semana porque el doctor le advirtió que el último día de la limpieza debía estar quieta, tranquila, relajada en casa.

Pues así pasó la cosa, llegó el fin de semana, compramos los kit (uno para cada una) y decidimos empezar el lunes festivo para poder terminar el domingo siguiente.

Fuimos a comprar todas las cosas que podíamos comer durante esa semana y listo, estábamos "preparadas" para lo que íbamos a vivir, que nos iba a resultar en un hígado limpio, más energía, sin cálculos, menos grasa, bla, bla, bla. La verdad es que yo no tenía ni puta idea en lo que me estaba metiendo...

Día 1 a día 4: tomando una cantidad "normal" de pastillas, no se siente nada diferente, hasta ahora lo único difícil es la dieta, extraño mucho el queso. La leche deslactosada no sabe bien para nada, pero es temporal entonces no le doy mucha mente.

Día 5: al final del día cuatro tuve que aumentar la dosis de una de las pastillas y se puso feo, cólicos miedosos, mis tripas sonaban como si una batalla de orcos se estuviera desarrollando ahí adentro y lo peor es que a Natalia no le pasó nada. Yo tuve que entrar al baño incontables veces y ¡a esta otra ni se le mueve un pelo! Tomo mucho líquido, empiezo a odiar este asunto de la limpieza, me siento sin energía, me duele la panza y ya estoy harta de entrar tanto al baño. Afortunadamente falta poco, porque qué estado tan horrible.

Día 6: en la mañana me sentí un poco mejor, comí bastante porque sabía que era el día del ayuno. Almorzamos ensalada y a partir de las 3 pm sólo podíamos tomar agua hasta el día siguiente, qué asco. 
Hicimos siesta para pasar el tiempo y cuando despertamos sentí morir de hambre y apenas son las 6 pm. Tome agua y hágase la boba. Pronto querré matar a Natalia. Tomo agua, hablo poco, me muevo poco, me falta la energía. Natalia está preocupada por mí, ¿qué diría mi cardiólogo?, pensamos. 
Mejor no pensar mucho en la situación, hablamos bobadas. Es hora de tomar 12 pastillas, en 2 horas tocarán otras 12. Natalia se las toma una por una, qué floja, yo me tomé eso de una y ella no lo podía creer. Decidimos hacer un video para la próxima tanda de pastillas. (les quedo debiendo el link)

Seguimos tomando agua y leyendo el libro del curso de buceo, a ver si nos entretenemos y dejamos de pensar en el hambre.

12 pastillas más, gas.
Natalia quedó con la pancita llena, yo estoy que me como el pelo, pero sigo  tomando agua. 
Quiero matar a alguien. Llevo siete horas sin comer y estoy odiando todo lo que se menea. 
Vemos Netflix, entretenemos el coco a ver si ayuda a no pensar en lo vacío del estómago y en la energía que cada vez se me agota más. Natalia me ha dicho varias veces que coma, pero yo pienso que ya en este punto, después de todo lo que he aguantado, más bien sigo con la limpieza de la madre que la parió. Más le vale a mi hígado que quede reluciente y que las neuronas que contiene queden bien lavaditas. A este paso, mañana levito y escribo una novela.

Tomando 12 pastillas me sentí como una mula, ¿cómo son capaces de aguantar eso? la necesidad y la mentalidad y a saber qué cosas más lo llevan a uno a locuras.

A las 11 pm nos tuvimos que tomar una porquería de jugo de naranja con aceite de oliva, yo hice mi mejor esfuerzo y como si estuviera tomando guaro me mandé eso lo más rápido que pude sin saborearlo. Natalia por otro lado casi se vomita -o vomitó-, no sé, le dio muy duro tomarse eso. Afortunadamente nos debíamos acostar a dormir inmediatamente y eso hicimos, es mejor dormir que aguantar hambre, como hacen los indigentes.
Mis tripas suenan toda la noche, esto se va a poner peor.

Día 7: se destapó pandora, y de tanto entrar al baño me ardía el culo y pensé en pasar el día en el baño, "con el cargador, la botella de agua y el celular puedo estar aquí". ¿Cómo no compramos pañitos húmedos? Juemadre, se han destaqueado nuestras tuberías.
Pudimos comer algo suave, pero sólo para alimentar la bestia que estaba emergiendo de nuestro interior.
Yo que pensé que el día 5 había sido la cagada, el día 7 me sorprendió.
Teníamos que estar tranquilas y fue casi obligatorio, porque al más leve movimiento nos encontrábamos otra vez sentadas en el sanitario...


PD: Cuando le conté a mi cardiólogo me regañó durísimo por haberme sometido a ese proceso, mejor dicho, poquitas cosas buenas puedo rescatar del recuerdo de toda esa hazaña.

28.5.18

Desintoxicación de redes sociales

Mayo 27, colapso mental y emocional por el resultado de las elecciones presidenciales en mi país.
consecuencia: 9 pm, decido cerrar redes sociales.

mayo 28: 7:40 am abro los ojos, me desperezo, sobo a mi perra. Cojo el celular, ya no tiene redes sociales, abro y me concentro en forex, estoy ganando dinero. Punto en contra de las redes sociales. Punto a favor de forex.

En la tarde cojo el celular varias veces, si tuviera redes las miraría, pero como no tengo encuentro algo diferente para hacer. Seguro todavía se están tirando pullas los miembros de las nuevas barras bravas, que nada tienen que ver con fútbol. Gas.

En la noche pienso en mis amigos, seguro cuando se den cuenta me preguntarán por qué las cerré o no, me tildarán de loca -cómo siempre-, no me importa la verdad.

Conclusión: Estoy acostumbrada a ver las redes, pero no tengo intención de volver en este momento.

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noviembre 8: pasaron cuatro meses sin redes, sentí alivio, libertad, muchísimos pesos menos en mi cabeza. Al principio me costó acostumbrarme a no revisarlas, pero poco a poco dejaron de ser parte de mi rutina. Entonces le cogí el sabor a cosas como pixelart, calibre, rompecabezas, juegos mentales, juegos de naipes y por supuesto, a escribir.
Durante ese período pasaron tantas cosas en mi vida que normalmente hubiera publicado, que me sentí en la obligación de lidiar con ellas de una manera más privada y en cierto sentido más propia y meritoria.

Cosa de locos, recomiendo a ojos cerrados la vida sin redes sociales.

Hoy sigo sin facebook, gracias a mi psiquiatra reabrí el instagram de "La chica jugando con letras" (@lachicajugandoconletras) y posteriormente decidí reabrir el personal, estudiando cada uno de los perfiles que solía seguir y eliminando la gran mayoría, de manera que mi experiencia al navegar en dicha red me proporcionara contenidos más interesantes, menos dramáticos, muchísimo menos sociales -valga la ironía- y así no contaminarme con todo lo que sentí me colmó el vaso y me llevó a la decisión de cerrarlas. Cambié la forma de ver instagram, reduje el tiempo que navegándolo invierto y muy poco publico.

Mi psiquiatra me enseñó -o me recordó, mejor dicho- que nosotros no somos seres aislados, que somos sociales y que hace parte de mi desarrollo como persona poder hacer parte de dichos espacios sin dejarme contaminar. Algo así como teniendo redes con algún sentido, no sólo tenerlas por tenerlas, por matar el tiempo o porque los demás las tienen.

Fue un respiro muy renovador y sin duda un ejercicio muy interesante.

5.5.17

Bombón, sin ediciones, aquí va

Hola mamacita, supe que has estado preguntando por mi, por eso aquí me tienes...

No sé qué tiene tu boca, tampoco sé qué tiene tu voz, de pronto es también por tu mirada, esa jodida mirada de color adictivo que me hala como a un imán y me invita a perderme en ella... no sé qué hay en tus ojos, sólo sé que podría pasarme horas enteras en ellos.
Al igual que tus labios, y ni hablo del resto porque me termino de embalar... Sos un conjunto de cosas chimbas, sos demasiado diferente a todo lo que he conocido y eso me intriga, al igual que me llena de pánico. Ahí está, lo acepto, me llenás de pánico y a veces no sé bien cómo actuar para no cagarla, porque no quiero cagarla de ninguna manera con vos, así de tragada estoy.

¿Tragada de qué? ¿Yo de qué estoy hablando? "Es físico, irresistible, mágico, ¡es lógico!" ¿Quién no se va de cabezas al infierno de la mano de una nena apasionada, inteligente, graciosa, carismática hasta las chanclas, buena energía, preocupada por uno, entregada, loca y una deschavetada en la cama? hay que ser muy imbécil pa' no hacerlo, esa es la conclusión a la que llego y que no sólo me hace sonreír, me devuelve calma al alma.

¿Cuál calma? La que pierdo por gallina, por no estar acostumbrada a toparme con una mujer como vos, por no estar acostumbrada a vivir lo real, por haber pasado tanto tiempo entre mediocridades amorosas y, ahora lo veo claro, sexuales también.

Para una nena que no está habituada a una cosa tan tesa como la que estamos viviendo, es normal sentir susto, un poquito de pavor y como siempre, resistencia para "prevenir los daños". Esa mierda entre comillas, porque la verdad es que yo con vos no quiero resistirme a nada, ni quiero ni lo voy a hacer. Todo con vos, ¡y que me quiten lo bailado pues! La forma de conectarnos no es común, no es corriente, yo no sé si vos lo has vivido mucho, yo no y por eso estoy feliz, por eso a pesar de la resistencia interna estúpida, sonrío y digo, ¡eso! vamos carajo que de esto no se puede arrepentir uno así termine en un manicomio.

Mucha cosa linda, ¿dónde putas estábamos? vos, perdiendo el tiempo, yo iguaaaaaaaaaal. Pasan demasiadas cosas con vos, muy bonitas, muy bien contempladas, que encajan de puta madre.

Voy a editar esto... o lo edito o me voy a gastar una noche entera explicándole a Andrea cada párrafo jajajajaja

Cosa linda, cosa hermosa, cosa llena de energía bonita, cosa loca, cosa de amor... estoy seriamente loca por vos.

Yo no sirvo para pensar en el futuro, desde hace muchos años me di cuenta que se me rompía el corazón cada vez que la vida se reía en mi cara de mis planes y decidí aprender a fluir, eso es lo que hago, y eso es lo único que quiero hacer con vos. Si nos dura un mes, un día más o la vida entera, tendré la certeza de haber disfrutado todo lo que pasó y sonreiré satisfecha, con el corazón contento, con el alma tranquila y con todas las células sintiendo la felicidad que con vos me inyecto. No planear, fluir, reírme de mis pánicos bobos y disfrutarte, ese es el plan de quien te escribe sin darle mucha mente (seguramente cuando esté transcribiendo esto renegaré por haber desconectado mi lengua madre y haberme permitido entregarte esto sin mucho filtro, sin mucha edición, incluso sin mucha forma gramatical o estructural).

Amo esta máquina, es la que me permite soltar letras a medida que mis neuronas las van juntando, sin mente, sin restricciones, sin estilos ni pretensiones.

"Vamos despacio, para encontrarnos, el tiempo es arena en mis manos..." (es una canción de Cerati, de mis favoritas)

Quiero comerme un postre sobre todo tu cuerpecito delicioso. En eso pienso desde que me mandaste esa foto de la torta de la oficina. Por cierto bombón, ¿ya te he dicho lo orgullosa que me siento de saber que te encanta trabajar y que te encanta tu carrera? sos una chimbita y ¡muy tesa! casi que me devuelves la fe en la universidad y en el empleo (jajaja casi, casi es la palabra clave)

Quiero despertar al lado tuyo todos los días, porque nunca había dormido tan bien sin necesidad de doparme o de tomarme algo. De hecho nunca había dormido muy bien con alguien, eso me impresiona, pero ya lo sabías, entonces no hay necesidad de repetirlo.

Quiero poner una hamaca en mi sala, quiero comprarte milo, quiero despertarte en las mañanas con café en la cama, quiero viajar con vos, quiero ir a un bosque, quiero tirarme en una manga a ver estrellas, quiero aprender a surfear con vos al lado, quiero bucear llevándote de la mano, quiero viajar en un barco con vos, quiero acompañarte a la tirada de paracaídas, quiero aventuras con vos, sonrisas, alegrías, saltos, brindis, conciertos, cenas varadas o elegantes, fotos con vos, cantarte en un concierto, llevarte de la mano a todo lado, quiero tus abrazos, tu compañía, tu fuerza (amo que seas tan jodidamente fuerte).

Cuando uno tiene la química del cerebro desbalanceada, y encuentra a alguien por quien vale la pena luchar para dejar los antidepresivos, uno no puede hacer menos que sonreír y aferrarse a lo que sea que esa persona le quiera brindar. Me encanta la idea de compartir mis días con vos, los buenos, los malucos, los increíbles, los olvidables. TODOS. 

A veces me pongo en el lugar de la señora esa con quien estabas y le puedo entender las "patadas de ahogado" que está dando por haberte perdido, es que vos no sos común mamacita, ¿sabés? dejarte ir a vos no debe ser ni cinco de fácil. Por otro lado, ¡que le den! Es mi turno de disfrutarte y me lo voy a tomar a sorbos deliciosos, por todo el tiempo que pueda...

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Amo a quien se haya inventado las máquinas de escribir... ¡qué juguete!
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Cuando su amiga me habló de ella, seguro no se imaginó que este iba a ser el resultado. "Es una tesa, trabaja en no sé qué, no sé qué, te la voy a presentar". "¿Está buena?". "Si, bueno, no sé, pero podrías hacer algún proyecto con ella". "¿Proyecto? ¿Cuál proyecto?, a mi no me metás en más cosas que yo estoy mamada de trabajar". Entre risas seguimos hablando, hasta que le dije, "a ver, muéstreme una foto yo la veo" y ella muy obediente se metió a su perfil para mostrármela. Vi un par de fotos y pensé "yo le hago, está querida", pero luego me enteré de su gusto por las catanas y dije "bueno, pues nada, deje así", "qué me va a dar bola, yo soy una chiqui para ella", pensé.

Días después, estaban ellas dos en mi fiesta de cumpleaños sorpresa. "Eh, hola" pensé y aunque había mucha gente y debía pasar tiempo con todos, intenté sentarme a su lado y hablarle, quería conocerla, pero bien rascada como estaba, seguro no le causé la mejor impresión, porque nada más allá de un par de conversaciones y risas pasaron.

Al día siguiente, estaba muriendo de resaca, y aunque me dijo por el interno de una red social alguna cosa, no fui capaz ni de levantarme para invitarla a salir. Sólo quería conocerla, me intrigó desde el principio. Pasaron los días, su amiga intentó llevarla a una fiesta conmigo, pero ella no quiso. Perdí el impulso, "ella no es para mí".

Un día cualquiera se volvió spam con unas putas votaciones para una señora y pensé, "debe ser la novia", le pregunté y sí, era su novia. Una señora, literal, ¿yo qué putas estaba pensando? nada, chao, deje así, seguro podremos ser amigas, se ve como interesante.

Gracias a las redes sociales descubrí que le gustaba el café, la lluvia, leer, el mar, viajar, montar en bicicleta, hacer muchísimo ejercicio -eso es admirable, con razón tiene el cuerpo que tiene la culicagada-. 

Me intriga pero tiene novia, que le den...

Ve, se graduó, qué nota, es ingeniera. Ingeniera = piensa, es inteligente y entregada. PUNTO A FAVOR (mierda, se me fueron las mayúsculas). Me gusta la gente inteligente, me atrae más la mente que el cuerpo, lo del cuerpo ella ya lo tenía ganado, me llevó un poco el diablo al darme cuenta que de hecho podía ser una nena con mente para ofrecer.

Estando en Capurganá me habló, me dijo que quería ir a mi hostal, "jum, ave maría, que venga pa' que vea como la pongo a perder", "no, acordate que tiene novia, qué mierda, por qué tiene que andar con esa señora fea?. "¿Venís con tu novia?". "¿Novia? Yo terminé con ella hace como 20 días". 

Explosión de lacasitos, ¡qué bien! aunque qué peye, está muy reciente, pero como tampoco sabía cuánto habían durado ni quién era ella, pues no me importó. Le gusta que le diga bombón, normal, es un bombón, uno al que me gustaría comerme con toda la calma para disfrutarlo al máximo.

Se le ocurrió irse no para Capurganá, sino para Sapzurro... qué güeva, ¿cómo voy a irme hasta allá todos los días? qué mierda, qué pereza ese viaje en lancha dos veces al día, y ni hablar de la caminada, esa ya la hice por allá en el 2008 o algo así y no la quiero repetir. Ni por ella.

No le funciona el celular... ¿qué clase de desastre está pasando?

La quiero ver, ¡jueputa! quiero llevarle el desayuno a la cama, después resuelvo si pasé o no la noche con ella, pero la quiero ver en la mañana, que abra los ojos y me encuentre ahí, con una taza de café caliente, quiero ver qué le provoca eso.

Viene a capurga, ¡bien! ahora que no aparezca cuando esté bien ocupada en este hostal, fijo eso es lo que pasará, puro Murphy, Murphy hdp.

Vamos a encontrarnos en la playa cerca al hostal, iré a recogerla y a sus dos amigos, ¿qué me pongo? no sé, no me importa, no quiero aparentarle nada, iré relajada. Además, hace muchos días no veo el mar, esa es la excusa perfecta para verlo. Tengo un poco de susto. 
Ya están llegando, es hora de salir. Salgo. Sonrío. Respira Nanu, respira, no pasa nada, literal es la segunda vez que la vas a ver en la vida, no es lógico el susto, probablemente no pasará nada demasiado emocionante.
 
"Ay jueputa, qué bombón" dije al aire cuando la vi caminando hacia mi por la playa de piedras. No te desboques, métete al mar un poquito mientras se acercan, que el mar se encargue de darte la calma. Corrí al mar para no correr hacia ella, esa es la verdad.  Además me moría de las ganas de tocarlo desde hace muchos días, tanto trabajo y nada de mar es muy extraño para mi. Un saludo normal, muchas sonrisas, disimulando parejo la alegría tan grande que sentía. Cervezas en el Ikaria, "vamos al mar" dijo, y obvio, fuimos al mar. Mareas vivas, el oleaje estaba fuerte, un espectáculo y nos revolcaron las olas parejo. 

Ahí en la playa sentí ganas de besarla, pero obvio no me atreví, soy la más gallina. Volvimos al hostal, se bañaron y se fueron. Cuando la abracé se me fue la energía toda hacia ella, no quería que se fuera, pero no podía evitarlo tampoco. Lo máximo que pude hacer fue ofrecerles la noche siguiente en el hostal, afortunadamente en Sapzurro no tenían agua y esa fue la excusa perfecta, en el Ikaria sí que hay agua.

Al día siguiente la volví a ver, ella no sabía pero se iban a ir para mi hostal. "¿Qué hago?" pensaba, "hoy si le tengo que dar aunque sea un besito pues, no puedo quedarme con las ganas. Además capaz que mañana se va pa' Medellín y allá vuelve con la ex o se consigue otra, qué inseguridad". Divagando todo el día entre pensamientos de gallina me la pasé. 

Llegó la tarde y con ella, Natalia en el Ikaria. "¿Cómo se va a poner ese vestido?" casi me le tiro encima cual Lince... "La quiero besar" y entre mis diálogos o luchas internas, sus risas, su cercanía, las cervezas, esa forma extraña de mirarme que aún conserva, uno que otro roce disimulado, fui llenándome de ánimos, hasta que por fin me alejé por un instante, me llené de valor y me dije a mi misma, "hacelo ya, ya o no vas a ser capaz", y como dice Miranda, "te atreviste y me morí", aunque el sujeto activo fui yo, yo me atreví, yo me morí, ella sólo respondió a un beso tímido y lleno de susto que fui capaz de zamparle, literal zamparle en la boca. Hasta le cogí la cara para asegurarme que no se fuera a quitar, lo único que me faltaría hubiera sido eso, una estrellada, me muero, me voy y me tiro al mar.

No soy capaz de encontrar las palabras precisas para describir ese momento. Susto, adrenalina, miedo, sabor, lenguas, labios suavecitos y deliciosos, timidez, impulso, ganas... Encontré unos labios en los que podría quedarme la vida entera, lo sentí desde ese instante, no lo puedo creer. Encoñadores, esa es la característica intrínseca de los besos de Natalia, los amo.

Desde ese día no ha pasado un sólo día en que no me derrita cada vez que me besa, en que no lo anhele como si se me fuera la vida en ello. Desde ese día decidí que no quiero besar a nadie más hasta que ella decida lo contrario o hasta que se me detenga el corazón. "Suelen ser tus labios el mejor lugar para estar", el que escribió eso, seguro encontró a su propia Natalia, lo entiendo, lo entiendo perfectamente.

Lo peor no es sólo la puta perfección de sus besos... Es un polvo de puta madre, ¡DE PUTA MADRE les digo! Yo que creía que había tenido buenos amantes, esta culicagada llegó a borrarlos a todos con honores. No pienso entrar en detalle, es kinky, retorcida, extrovertida, mandona y todo lo hace bien. Ella no es normal, y como lo ha dicho, no se parece a nadie con quien he estado, tiene toda la razón...
Creo que por eso me estoy enamorando.

:o ay jueputa, tengo que seguir escribiendo, pero no aquí, porque esto es para ella y no quiero que lea la batalla que se me viene encima por haber escrito lo que acaba de salir.

Besitos encoñadores bombón, todo este juego de mi tarde es para vos.

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