Cuando no se tiene idea de lo que se quiere…
¡Tormenta!
Nada es claro, lo mismo, todo es confuso.
Navego en un mar tormentoso, mientras alguien me grita en silencio en un puerto que me acerque, que no necesito quedarme en el mar soportando tantas sacudidas, que puedo llegar a ese puerto, bajarme del barco un tiempo y probar algo nuevo.
Finalmente, no debe ser malo estar un rato en tierra firme, aunque no creo que sea firme, pero salir del agua no me mataría, no por un ratico, al menos estoy empezando a creer.
El problema es lo mucho que me gusta ser capitana, manejar las tormentas de tal forma que no me aporreen mucho el barco, lidiar con el cielo y su variaciones, intentar definir un rumbo, jugar con la brújula loca, todo eso.
Ni idea, repito, todo es confuso, lo mismo, ¡nada es claro!
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