24.5.12

¡Momento de mierda!

Se detiene el corazón, tiemblan las manos que ahora están heladas, se encoge el estómago, aparece el culillo y de repente, todo el aire del mundo desaparece, no podés respirar.

Todo pasa mientras esperás la respuesta a la pregunta de ser o no algo, nadie te dijo que la hicieras, pero te carcomía la duda y te lanzaste, no sabés si contra un muro o un colchón de agua.

“No quiero responder :)”, ¡AUCH!

El corazón que se había detenido ya no está en una sola pieza, ahora son pedacitos regados por el suelo.  Efectivamente, te tiraste de frente contra un muro y el golpe te dejó helado.

¿Cómo que no quiere responder?, ¿muy difícil un no?  Flipante, verdaderamente flipante.

Ahora te preguntás por qué demonios tenías que destapar la olla antes de tiempo y soltar el interrogante, ¿para qué? Bueno está bien, querías salir de la duda de una vez por todas y eso es válido.  Pero ahora qué actitud debés tomar ante ese “no quiero responder :)” porque para acabar de ajustar va acompañado por una sonrisa, ¡POR UNA SONRISA!, madre mía, ¡qué arte!

23.5.12

Tortas de Chócolo cóctel

¡Un poco de aguardiente, un poco de limón, un poco de cerveza y… ¡a cantar!

Con el alma, con huevos, con alegría y ojalá con mucha concentración, no sea que se nos olvide lo que debemos hacer y sea todo un completo desastre.

¡Qué felicidad, qué emoción!  Ese desborde de adrenalina, ¡ese sustico que impulsa a saltar!

Pocas sensaciones se asimilan a pararse en un escenario y ver al frente a unas personas que están ahí, esperando que hagamos lo que nos gusta hacer, lo que hemos practicado y principalmente lo que ellos tienen pensado que van a ver.

Divertirnos, no decepcionarlos, son nuestros objetivos, pase lo que pase, asegurarnos que todos pasemos un buen rato, porque de eso se trata todo esto.

Cuando nos subamos al escenario, prometemos que daremos todo para sollarnos juntos el momento en que los Tortas de Chócolo rockeamos.

Como siempre… ¡VAMO’A DARLE!

22.5.12

¿Será tristeza? Ya ni sé.

Sonrisa en el rostro, ausente.
Ganas de llorar, presentes.
Corazón arrugado, presente sin duda.
Estómago encogido, claramente presente.
Culillo, intermitente pero ahí está.
Ojos encharcados, si, se tienen.

Dolor de ausencia, desespero, desubique, miedo, sentir el lugar equivocado -lo peor es no saber cuál es el lugar correcto-, ganas de gritar compitiendo con las de llorar, vacío -que ya va volviendo a ser un lugar normal-.

Perdida, respirando y sintiendo tonos menores.  
Extraño los abrazos, extraño las sonrisas y las palabras acertadas.

Esto lo siento muy duro, me está estallando los oídos y no veo luz, no reconozco el norte y me atemoriza no saber cómo salir a los colores y saltar con alegría.  Me abate darme cuenta que no es cuestión de un par de días malos sino muchas semanas conviviendo con algo cuya causa desconozco y se me dificulta combatir un mal así.

Creo que debí detenerme, cerrar los ojos durante un tiempo, desconectarme, no moverme, respirar y pensar en lo ocurrido y a partir de ahí determinar cómo continuar.
Creo que "seguir adelante" sin pensar fue un error.
Puse pausa a un montón de dolor, tristeza y miedo y no me detuve, seguí mi rutina con normalidad, ignorando que por dentro era un géiser que sólo estaba esperando el momento de estallar.

Y vaya estallido, me está destruyendo todo.

17.5.12

Moraleja

¡Cómo es de fácil perder el rumbo y avanzar deambulando, dando tumbos por cualquier parte, contra todo y en contra de todo lo que uno fue!

¡Cómo es de fácil romper el corazón de quien se ama, destruir su alegría y erradicar su confianza!

Cómo es de fácil pedir perdón, pero como es de difícil dejar atrás el daño, apagar el remordimiento y reconquistar a quien se dañó.

Descoserse en llanto, en tristezas, en arrepentimientos, en recriminaciones, mientras la otra persona o a quienes aporreaste se debaten entre odiarte, perdonarte o simplemente dejarte ir en el olvido.

Toda la vida he pensado que es más fácil destruir que construir, y es aplicable a todo.  Aunque no niego que a veces destruir un único objetivo sin causar daños colaterales se puede considerar como un arte, sino miren los que hacen demoliciones de edificios sin hacer siquiera un rasguño en los edificios aledaños.

Pues eso, qué arte es erradicar a alguien de una vida sin causarle mayores traumatismos.  Mi admiración a esos...

Pronunciar palabras para justificar daños o de alguna forma aminorarlos es relativamente fácil, y bueno, a veces se puede lograr, pero siempre se llevará por dentro el recuerdo, el remordimiento y la duda de la veracidad del perdón conseguido o de si algún día eso guardado saldrá a flote violentamente como lava volcánica y acabará con todo...

Puede pasar, créanme.

Es la forma más abrupta de bajar a alguien del cielo y enviarlo derechito al subsuelo, allí donde dicen que sólo arden llamas y uno se enloquece en su propio remordimiento.

Que bueno sería tener una de esas cositas que usaban en "Men in black" para borrar los recuerdos de las mentes, por lo menos una que elimine los dolorosos, los de las heridas, para así garantizarme que jamás volveré a perderte.

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