15.1.15

Confesión

Cuando estaba con ella, me enamoré perdidamente de él.

De su música, por eso tan sólo con imaginar esa canción sonrío locamente y me sonrojo. Esa canción es él y su energía, esa sutil mirada de ojos brillantes, sumada a esa sonrisa con la que me encontraba cada mañana al despertar, envuelta en sus audífonos sonando su elección.

De su mente tan ávida de libertad eterna, de ciudades y pueblos recónditos, de momentos sublimes sin aliento, de caminatas tranquilas, de mares y de profundidades, de atardeceres cantados y de historias cotidianas, unas ligeras, otras no tanto.

De su boca, con sus dientes blancos resplandecientes, sus labios sencillos y bien estructurados, sus formas, sus arrugas de tanta risa, su magia contagiosa al dibujar medias lunas en su rostro.

Ella no era como él, pero yo la quería. 
Me gustaba sentirme en medio de su locura, de su apego y de su boca. Nunca había vivido algo como yo y me atraía sentirme tan importante. No me sentía capaz de alejarme de ella, incluso a veces hasta me parecía que jamás me iba a soltar, y sí, me gustaba la novedad. 

Creía que podría ayudarla a escapar un poquito de un mundo raro del que venía, lleno de miedos y fobias, de destrucción y soledad. Era como un proyecto sensual repleto de sabor en el que me gustaba estar. 
Además, no me sentía capaz de hacerle más daño del que ya traía debajo de sus cicatrices y por eso me quedé a su lado, soñando bizarro a veces con poder estar sin estar.

¿Has querido a veces que algo no sea como es por unos instantes, aunque sea para probar?

Sin duda alguna me enamoré, y siempre me preguntaré qué habría sido de los dos si ella y sus calzones no se hubieran interpuesto en mi camino…

12.1.15

No lo he logrado

De todas las cosas que pueden pasar en el mundo, la única que realmente no logro digerir, que de todo no logro entender, lo que no descifro, ni me cabe en la cabeza, es que mi tía no esté conmigo.
¿De resto? Que una sea vividora, mantenida y hasta puta, la otra una manipuladora interesada, el otro un baboso drogadicto. Que en mi familia rayen con la homofobia siendo yo tan bi como soy. Que caigan bombas, que atraquen, que mientan, que hayan asesinatos, ataques terroristas, conspiraciones. Que hayan malas de cuentos viviendo a cuadras de mi casa. Todo eso lo puedo entender.
¿Pero que mi tía no esté? ¡Nuah! 
Me declaro incompetente para lidiar con la materia.
Ya no le hablo, no. Me pidieron que jamás lo hiciera y que la dejara ir, pero es imposible ir por los días sin sentir su ausencia, sin imaginar sus respuestas, sus soluciones, esa varita mágica que casi todo lo resolvía.
No logro acostumbrarme, sin contar a mis papás, es el amor más grande que he vivido y jamás puede uno pretender que no lo sintió -¡ESO ES UN CRÍMEN!-, mucho menos hacer de cuenta que no pasa nada. Bueno, de hecho no pasa nada porque ella está en el cielo, pero hacer de cuenta que el hoyo negro que me come por dentro de dolor no está, es imposible!
Tanto amor...
¡Ah! Fin.

Falta algo en el cielo

Hay una estrella perdida
Ha dejado de guiar
De un tiempo para acá
El cielo triste no la puede hallar

¿Qué le ha pasado?
No la veo alumbrar
La busco agonizante
Cansada de extrañar

A su recuerdo una lágrima
En su ausencia un vago latido
Caigo al suelo abrumada
Temorosa por el olvido.

20.12.14

Bendición y/o maldición

Mi mayor error fue enamorarme de ella, aunque no por eso me arrepiento. Cuando uno entrega todo lo que tiene sin control alguno, solo quiere decir que sentía con fuerza, con ganas, y así es pecado arrepentirse.
Tal vez el verdadero kilombo fue no saber como soltar las amarras y viajar hacia otro lugar cuando era el momento.
No sé...
Fue un error que me costó reaccionar de un golpe durísimo contra el suelo, me tardé mucho tiempo en abrir los ojos, lamer las heridas, secar mis lágrimas, levantarme para recoger y armar los pedazos que la caída me dejó, y finalmente tomar fuerza para volver a caminar, para mirar al cielo de colores sin miedo y con la calma después de la tormenta volver a respirar.
Aprendí que puedo desafiar toda lógica, irme en contra de la razón, cerrar por completo los ojos y amar sin involucrar el cerebro, por encima del dinero, la gente, y todas las señales que a gritos me pedían que me alejara antes de lanzarme a lo que sería una muerte segura. Por eso no puedo arrepentirme, pero con humildad y hasta un poco de nostalgia reconozco, después de tanta tómbola vivida, que enamorarme de ella ha sido el peor error que jamás he cometido.

19.12.14

Desgarrándome

De las cosas más frustrante que pueden pasar es que el cáncer sea agresivo con una persona que amás y no poder hacer nada -aparte de mandarle buena energía-, porque los médicos decidieron que no tienen forma de curarla.
¿AH?
Me cago en la puta madre.

¿Qué queda? Darle amor en la distancia -porque bien lejos está- y desear que lo que le queda de vida lo viva de la mejor forma, que cuando sea su hora de partir no sufra demasiado, que se vaya tranquiliza, sin dolor y llena de satisfacción por haber hecho un gran trabajo en el planeta, por todo el amor que nos dio, la risa que nos causó, por su bondad.

No lo puedo ni creer.

Osea, obvio no era que iba a vivir para siempre, ¿pero cáncer? ¿Otra vez alguien en ese deterioro bárbaro y letal?

Tan ácida como se puede ser

Si usted decide drogarse, es su decisión no la mía.
Si usted decide pasar su vida durmiendo, es su decisión no la mía.
Si usted decide inventarse una dolencia todos los días para justificar su inutilidad, es su decisión no la mía.
Si usted decide no luchar por su hija, que ella crezca criada por otras personas y usted ni se entere, es su decisión no la mía.
Si usted decide malgastar su dinero en sus pésimas elecciones, es su decisión no la mía.
Si usted decide ser un mantenido y vivir eternamente como un adolescente problemático, es su decisión no la mía.
Si usted se quiere creer traqueto y malo, es su decisión no la mía.
Si usted decide aceptar que su familia no pueda compartir con su hija porque no es capaz de enfrentarse a la mamá de ella, es su decisión no la mía.
Si usted decide vivir en un mundo de mentiras, es su decisión no la mía.
Podrirse, llenarse de moho, refugiarse en sus conflictos autoinventados o autoganados, es su decisión no la mía.
Sus problemas son suyos, no míos.
Sus excusas son suyas, no mías.
Sus dramas son suyos, no míos.
Su mediocridad es suya, no mía.

Nada de lo que usted haga, diga, piense, enrede, decida, etc.,  es mi problema, mucho menos mi karma, pues cada quien que haga con su vida lo que le de la gana y mientras más lejos esté su agujero negro de mi, más tranquila, más feliz, más inspirada voy a vivir. Cada quien escoge qué karma vivir y yo el suyo ni lo escogí ni lo escogeré. 

¿Le quedó claro?

¿Me quieres apoyar?