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9.4.24

¿Preguntó por mí?

—¿Ana está bien?

—Sí. Tan bien como se puede estar sin el amor de su vida, ese que le quitaste. Ella está bien, sonríe, se ríe, colorea, vive en feliz en la finca con sus animales, la tienen muy bonita. Está haciendo algo de ejercicio, se toma las medicinas juiciosa, incluso le disminuyeron la dosis de una de ellas. Está escribiendo, se ganó hace poco otro concurso de escritura y va a participar en otra antología. Está matada con su camioneta nueva. Toma el sol todas las mañanas, tiene una relación muy estable y bonita con Natalia. La psiquiatra la felicitó en la última cita que tuvieron.  Ana es una persona alegre, a veces callada, loquita como siempre. Hay temas que le duelen mucho, como no tener al amor de su vida, eso la hace llorar de inmediato, incluso nos pidió el favor de no volverle a hablar de ella, pero es solo porque es su talón de Aquiles, y hasta que no la tenga de regreso, no va a estar bien del todo. Es un poco descarado que preguntes por ella, ¿no te parece? Pusiste una nube negra sobre su alma, que rápidamente le borra la sonrisa y le quita la calma. 

Fuente: Ilustración Mujer hablando por teléfono - Blog Estefanía de RégilBlog Estefanía de Régil (estefaniaderegil.com)

4.3.24

Tenía que nacer el 29 de febrero

 


Ella es un universo en sí misma, llena de historias, aventuras, energía bonita y algunos duros recuerdos.

Está llena de poder, en sus ojos habitan hechizos y en su voz el encanto de la alegría.

Caótica, extraña, mágica y peculiar, como ella no hay muchos seres humanos y es una lástima, la verdad, aunque así ha de ser porque creo que, si se encuentran dos como ella, implota el planeta.

Yo la llevo tatuada en mi espalda, palpitando en mi corazón y sonriendo en mis recuerdos, porque a pesar de lo maluco que hemos atravesado, el espejo de su mágica sonrisa siempre reina en mi mente.

Bienvenida al nivel cuarenta, niña del azul, es un honor acompañarte en tu viaje.

19.2.23

Me dieron

Hace un par de días me arrancaron un pedazo del corazón. 

Ahora no debo escribir ni buscar de ninguna forma a la hija de mi hermano. Con lo que la amo, con lo que la he extrañado por tantos años, con lo que me he preocupado y lo hago en el diario vivir. Vaya mierda, pensé que debía mantener contacto con ella para que sintiera que nosotros, es decir, este lado de su familia, siempre hemos estado pendientes de ella y que siempre estaremos ahí dispuestos a ayudarla y a amarla, pero ahora resulta que debo dejarla en paz. 

Olvidarme de ella.

Sentí que un pedazo de mi corazón o de mi fue arrancado, removido como si de una cirugía a corazón abierto se tratase.

Lo último que escribió su papá fue "HIJA TE AMO" en una hoja sobre una carpeta que contenía los documentos de una empresa que él había creado para que la mamá la sacara adelante y darle a su hija un mejor futuro. Ella fue su último pensamiento cuerdo.

Me dieron en un punto débil.


4.2.21

¿Te imaginás vos y yo?

¿Te imaginás vos y yo? Yo sí lo hago, mirá te lo dibujo en la mente:

Es de día, el Sol acabó de salir y se entró por la ventana, sin pedir permiso iluminó una habitación en la que dormimos abrazadas en una cama de sábanas negras -o blancas- que nos atrae tanto como la una a la otra, una cama que está calientita porque tu cuerpo y el mío descansaron plácidamente juntos, sin separarse mucho porque no hay nada más rico que arruncharnos.

Me despierto y seguís dormida. Me separo de tu cuerpo, no sin antes darte un beso en la mejilla. Te envuelvo en las sábanas y voy a la cocina.

Preparo un café para vos y otro para mí. Voy a la cama y te lo doy luego de despertarte a besos y abrazos, “buenos días hermosa, te traje un café delicioso” -aunque no será tan delicioso como vos-. Soy lo primero que ves cuando abrís los ojos y sos lo primero que veo, ¿puede haber algo mejor?

Todo muy normal, pero repleto de buena energía pasa en casa, lo de siempre, lo cotidiano…

El desayuno -para que Lu no se desmaye-, el baño, la organizada, la casa linda, iluminada, llena de flores y olor rico. Todo es normal, pero tiene el toque que un par de nenas que se adoran le dan a un ambiente, a un lugar.

Te vas a hacer lo tuyo, me voy a hacer lo mío, o tal vez nos vamos juntas y en algún lugar nos separamos para hacer cosas. La despedida es fácil, un besote y un abrazo fuerte, de esos que transmiten paz, de esos que uno da para entregar buena energía y así desearnos el mejor de los días. Me llevás en el corazón, en la mente, en la boca y sonreís. Yo vivo lo mismo, te pienso tanto como lo hago hoy que te escribo esto. Siento que te adoro, que me muero por vos y no veo la hora de volver a verte.

Pasan y pasan las horas, uno que otro mensaje de texto y llamada para saber cómo vamos, no más para dibujar en tu recuerdo mi voz y para hacerte sonreír otra vez. Además, porque juntas solucionamos todo, todo es más fácil, hasta el más aterrador de los problemas.

Llega la hora de volvernos a ver… ¡por fin!

Nos encontramos en algún bar para tomar un par de cervecitas o cafés -depende del ánimo- y hablamos un rato. Cuando te veo tiemblo, me paralizo, te memorizo y salto a abrazarte, luego te doy un beso y sonreímos. Esos ojos tuyos son la locura, me mantienen como hechizada y hay que ver cómo brillan para entender que las estrellas de la Tierra viven todas en tus ojos.

Hoy nos dieron ganas de parcharnos con algunos amigos en común y bueno, llegaron al bar y se nos unieron en las copas. Pero no siempre es así, a veces sólo vamos vos y yo, a veces ni nos vemos en el bar sino en casa directamente. A veces es mejor refugiarse en el castillo de princesas que andar por ahí callejeando.

Hacemos la cena -sí, cocinamos juntas-, hoy hicimos arroz con pollo y cositas, delicioso, pura cenita hecha con amor. Después de cenar a veces lo que hacemos es sentarnos en el balcón a ver el mar y el cielo jugar mientras nos tomamos un vinito y obvio, nos fumamos un chococripi.

¿Sabías que tenemos vista al mar? Es obvio, no podemos alejarnos mucho de lo que somos.

Viendo las olas nos tomamos de la mano, nos reímos, hablamos mil cosas -como siempre- y hacemos eso que nos hace perfectas para la otra -que no sé qué es, pero lo hacemos-, eso que desde el día 1 nos enamoró.

Sentada en el balcón te miro, flipo, sonrío y me acerco a darte un beso. “Te amo Jo”, te susurro pasito en el oído. Vos me mirás y sonreís.

La buena música decora el fondo sin opacar el sonido recargante de las olas cuando rompen contra la playa.

Nos vamos a la cama, ya te dieron ganas de arrunche debajo de las cobijas, y para mí dormir con vos es un sueño de siempre que ahora es real y me fascina hacerlo.

Acostadas, abrazadas, me das un besito delicioso, suavecito, delibesitos me das vos y a mí hasta la última tripa se me revuelca por dentro.

¿Querés que pare o que te diga lo que te haría en esa cama siendo mía?

¡Ah, qué bobada! Yo te lo voy a decir, pero resumido, finalmente esta es mi imaginación y la idea es dibujarte un día de nuestra vida. No te lo voy a detallar mucho, no sea que cuando lo vivamos ya sepás exactamente qué pasará.

Te quito la ropa, despacio, a medida que a besos te recorro y te acaricio suavemente con mis manos. Quieta, te quedás disfrutando y sintiendo, esperando sin afán el momento en que podés tomar el control porque por ahora no te dejo.

Absolutamente hermosa sos, me saltan todas las células y les obedezco el impulso a darte más y más besos, millones de caricias y me derrito escuchándote gemir. Ese sonido se me clavó en la mente desde el primer día que lo escuché y ahora más que nunca me roba la decencia.

Juego con vos y cuando ya estás loca de sensaciones brutales y placer te dejo jugar conmigo y me hacés todo lo que querés -obvio, yo jamás pondría resistencia-. Me fascinás y no veo que haya algo mejor que hacer el amor con quien llevás años enamorada.

Sin ropa nos abrazamos y -depende de la estación- así dormimos. Con sonrisas enormes, corazones saltantes y ojos brillantes nos despedimos en un último besito de la noche, aunque claro, cada vez que una de las dos se despierta le da un beso a la otra, no sea que se nos olvide que vivimos en un sueño.

Ahí está. Podemos variar lugares, actividades, lo que sea, menos que vos y yo nos encantamos, nos fascinamos y nos amamos… ¿Qué no te gustó?

11.1.21

Nada está bien

Nada está bien. Bueno, algunas cosas están bien, muchas cosas lo están, pero nada está bien. El 2020 se terminó y sigue siendo la misma mierda. La pandemia no se ha ido, como mínimo se ha empeorado, porque ahora la gente tiene esperanza en una vacuna que no remedia el problema y se han relajado aún más.

Andrés sigue muerto, la tía sorpresa sigue muerta, cocoliso sigue muerto. Ninguno volverá y yo no me acostumbro.

Ayer pensé verlo en un muchacho afuera de mi casa en el parque, se me rompió el corazón, nunca más lo volveré a ver. Me sabe a mierda la vida así, la vida sin él, la vida sin ellos. Pienso en tantas cosas que debí haber hecho mejor, en tantas cosas que pude haber hecho diferente, tal vez así él seguiría aquí, o tal vez no, ya no hay forma de saberlo. No existen las máquinas para devolver el tiempo y si existiera, no sé a cuál momento viajar para evitar esa puta tragedia que acabó con una parte de todos nosotros.

Cambiaría mi reino por su vida, que nunca se hubiera ido, porque ay, cómo me duele. Nada me había dolido tanto como perderlo, aunque lo siento, lo huelo, lo percibo, lo recuerdo, lo pienso tanto que me ahogo en lágrimas por no poder escucharlo, mirarlo, abrazarlo. 

Algo dentro de mí se murió esa madrugada, y parece que poco a poco se fuera llevando un poco más. Nada está bien. 

Ni 2020, ni 2021. ¿Feliz año? ¿De qué mierda estás hablando? 

El 2021 es lo mismo que el 2020 con un 1 de más. A la pandemia, la quiebra, la muerte y los demonios mentales no les afecta que la Tierra haya pasado otra vez por un punto en su órbita alrededor del Sol. El año nuevo no cambia nada, manada de pendejos.

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