—¿Ana está bien?
—Sí. Tan bien como se puede estar sin el amor de su vida, ese que le quitaste.
Ella está bien, sonríe, se ríe, colorea, vive en feliz en la finca con sus
animales, la tienen muy bonita. Está haciendo algo de ejercicio, se toma las
medicinas juiciosa, incluso le disminuyeron la dosis de una de ellas. Está
escribiendo, se ganó hace poco otro concurso de escritura y va a participar en
otra antología. Está matada con su camioneta nueva. Toma el sol todas las
mañanas, tiene una relación muy estable y bonita con Natalia. La psiquiatra la
felicitó en la última cita que tuvieron.
Ana es una persona alegre, a veces callada, loquita como siempre. Hay
temas que le duelen mucho, como no tener al amor de su vida, eso la hace llorar
de inmediato, incluso nos pidió el favor de no volverle a hablar de ella, pero
es solo porque es su talón de Aquiles, y hasta que no la tenga de regreso, no va a estar bien del
todo. Es un poco descarado que preguntes por ella, ¿no te parece? Pusiste una
nube negra sobre su alma, que rápidamente le borra la sonrisa y le quita la
calma.
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