16.11.10

No es necesario un título

Vos la recordás como una noche de noviembre que primero fue cálida y luego fría, yo la recuerdo como una de las peores noches de mi vida, por no decir la peor.
Vos recordás el calor de las balas y el frío de la muerte arropándote, yo recuerdo cada minuto como si no hubieran pasado todos estos años.

Recuerdo la llamada de la noticia, la lluvia que me golpeaba en la calle, el transporte que no conseguía, el llanto, el miedo o mejor dicho el pánico disfrazado de susto, el abrazo más fuerte con Nani que con cualquiera, su bata de Picasso, la gente corriendo, los gritos, los insultos, las miradas rabiosas cargadas de frustración.
Recuerdo que lo único que quería era verte, abrazarte, darte la mano y con mis poquitos años y mi ignorancia de la situación decirte que ahí estaba como siempre y que de esa saldríamos, mientras del otro lado de los fríos muros de la clínica la muerte te robaba la vida.

No sabía nada, sólo veía gente afuera, familia, amigos, conocidos, toda esa cantidad de personas que sólo alguien como vos puede reunir rápidamente sin quererlo en una noche del invernal y lluvioso noviembre.  Todos lloraban, se abrazaban, algunos rezaban, otros planeaban venganzas, otros se daban consuelo y yo, una niña que nunca fue normal, no tenía idea qué hacer.
Esperar y esperar, no había nada más que hacer mientras los médicos intentaban arreglar el lastimado cuerpo del maestro que luchaba por su vida.  Fue una noche muy larga, los minutos parecían estirarse como chicles infinitamente elásticos, una noche cargada de emociones y sentimientos muy fuertes, no todos muy buenos.  Fue una noche que cambió para siempre la vida de todos nosotros, el principio de muchas noches de insomnio, días de dolor, llantos, desesperos, intentos de salir adelante, ensayos, errores y esperanza.

Yo nunca olvidaré el 16 de noviembre, pero no sólo ese día sino todos los días que siguieron después, porque para mí significaron mucho por permitirme unirme de otra forma a mi maestro, porque me llenaron de una fuerza increíble y hoy, tantos años después, lo único que pretendo con esto es darte las gracias por haberte soltado de los brazos de esa fría muerte y haber regresado junto a esta niña anormal y loca que se apegó a vos más que nunca como garrapata y junto a vos aprendió a ser fuerte y grande.
Te amo, como siempre y como nunca.

Ana.lú.

PD: Yo sé que me prohibiste escribirte, pero eso es imposible, eso es como decirle a Antonia que se quede quieta

9.11.10

Cierro los ojos, estás frente a mí...

Abrazarte es como abrazar las estrellas, se siente la energía transmitirse a través de cada uno de nuestros puntos de unión y sonrío, se que sonreís porque lo que se siente es tan grande que te vuela la mente.
No hay nadie alrededor, sólo vos y yo unidos en la representación física del descanso de mi alma al fundirse en la tuya durante unos instantes que hacen que valga la pena la espera.
Te amo, con todas las fuerzas de mi corazón, la capacidad de mi mente y la energía de mi alma y agradezco poder construir a tu lado un imperio sincero, tranquilo y lleno de grandeza, de paz y de los sentimientos más bonitos que dos seres humanos pueden sentir.
Es hermoso pensar que realmente dos mortales, porque finalmente es lo que vos y yo somos, puedan tener un castillo como este.

¡Máximus!

8.11.10

Jugando en color rojo

Frente al espejo mis manos tocan un cuerpo.
No se siente como mi cuerpo mientras mis manos lo recorren.
Suavemente, las yemas de mis dedos van rozando la piel que ven en el espejo, desde el rostro, bajando sutilmente, pasando por el cuello y la espalda, recorriendo cada una de las células que la conforman.
El cuerpo del espejo se estremece poco a poco a medida que mis manos dibujan sobre él mis deseos y antojos, a veces tiembla, se arquea, se mueve despacio, a veces es imperceptible, a veces de su interior se escapan leves y suaves sonidos, finas señales de placer.
El tiempo no existe, Tacar está a mi lado alzando sus brazos, no tengo afán y puedo deleitarme jugando con el cuerpo del espejo, desesperándolo y excitándolo hasta hacerlo estallar cuando así lo desee, porque es mi juego.

5.11.10

Se me va(n)...

La paciencia, la educación, la calma, la tolerancia, el respeto, el aguante, las ganas, la tranquilidad, el tacto, la verdad...
Se me va todo, no queda más que un cuerpo sin espíritu que sobrevive entre un mundo que no quiere, no le gusta y no merece, un cuerpo que no es capaz de levantar la mirada al cielo para sonreír, para encontrar una luz o un motivo que lo empuje a salir de la latencia en la que desde hace tanto tiempo está.
Un cuerpo que solo siente algo bueno cuando frente a él se para su amor, pero no es ni capaz de cuidarlo como se debe, ni tratarlo correctamente.
Un cuerpo ente, sin sentido, un mu point.

18.10.10

(A la 1...) A las 2...

Sin duda alguna me he enamorado, lo veo escrito en todo lo invisible, lo escucho en el silencio, mientras mi corazón rompe la arritmia habitual y se pierde entre la energía y el poder.
Me recuerdo caminando sobre el acantilado, jugando al equilibrio con los pies mientras bailaba lo que el viento me cantaba, mirando al cielo con una sonrisa me preguntaba qué debía hacer, sintiendo el susto previo a un salto miraba al mar, sabiendo que no lo quería tocar, sólo quería volar y me preguntaba...
De repente me detuve, miré al Sol, sonreí, elevé los brazos y con la sensación de libertad bajo mis brazos, la esperanza de no caer y con la certeza de volar, salté.
El cielo fui, del cielo soy y al cielo voy, completamente convencida de la grandeza de mis alas sigo volando, hace 2 meses salté del acantilado, no he tocado el mar y sin intención alguna de regresar a tierra, con toda la energía voy, ¡feliz!
En el cielo encuentro todo lo que necesito para despertarme cada día dispuesta a jugar a la conquista.  El aire, los minutos, la energía de las sonrisas, las miradas, los tactos.
Un vaivén de corrientes me hacen navegar en un universo inexplorado y emocionante lleno de colores, a veces hasta tormentoso, lleno de sabores y texturas, de música y de estaciones explosivas, de deseos, sin tiempos o excesivamente marcado por su avance imposible de detener.
Es un sueño.  Sueño que vuelo y es real.  Abro los ojos y lo vivo, lo disfruto, como nunca, lo guardo, lo interiorizo.  2 meses, de pura felicidad, de días y noches de colores, de todo lo que quiero el resto de mi vida.

12.10.10

"La calma antes de la tormenta"

Sentada al final del muelle
Los pies tocan el agua, juegan con ella
La vista fija en el horizonte
Las manos apoyadas en la húmeda madera
Frente a mí, en el cielo, rozando el mar, una tormenta se va formando.
El agua que me rodea conserva su tranquilidad
Rayos, nubes oscuras se chocan entre sí, crecen, amenazan.
La calma antes de la tormenta vivo
La percibo, la veo crecer y sólo espero el momento en que se desate frente a mí.
Me pregunto si me tocará, si llegará a mí, o por el contrario se alejará o se disipará y mi horizonte volverá a ser azul claro sobre azul oscuro...
¿Cuestión de tiempo?

Necesito la conexión cielo mar

Estoy hasta los huevos de esta vida, de esta ciudad, de las montañas, del transporte, de los coches, del ruido, de su absurda cantidad de edificios feos, parece que estuviera haciendo colección de edificios que insultan la buena arquitectura.

Quiero el mar, lo necesito, estoy perdiendo mi esencia entre tanto asco, tanta polución.  Necesito irme, respirar, salir corriendo, dejar las ataduras.
Sólo me quiero llevar las cosas necesarias, poca ropa, música para el camino, la libreta de turno (y el libro también), las gafas, la boca, chiviringo...
Sólo lo necesario, lo que requiero para ser feliz, ah bueno y las pastillas, ¡pero me quiero ir ya!
¡No soporto un día más en este lugar!

Necesito el mar, su olor, su sabor, su calma, sus movimientos, su grandeza, su infinidad, la tranquilidad automática que me inyecta, su oleaje y sus mareas.  
Necesito irme, más de lo que necesito comer, esto no es un capricho, esto es un grito desesperado que no se detendrá hasta que vuelva a estar frente al azul que me domina y me devuelve a la superficie lo que llevo adentro.
Necesito sumergirme y enredar mi cabello, gritar bajo el mar y dejar en el olvido los problemas, pensar así con claridad, y más que nada, necesito sentirme libre, extraño la libertad.
Necesito recostarme en la arena, permanecer inmóvil mientras el Sol lentamente abraza mi cuerpo, necesito que mi mirada se pierda en el silencio, contemplando el horizonte perfecto junto a la compañía ideal.

Quiero el pegote, quiero la sal, quiero la brisa, quiero las corrientes y los revolcones, quiero ver algo diferente, quiero irme de aquí, quiero volver a respirar, quiero sentir mi lugar.

Recargarme, que el mar me entregue lo que me hace falta.

¿Me quieres apoyar?