6.10.20
¡Al maestro!
28.8.20
Así te amaré
Te veo en una cama, perdiendo la ropa
lentamente, besándome y no sé qué será de mí el día que por fin pase.
Recuerdo que tu lengua es suave y me
pregunto cómo será perderme en tu aliento, tocar tus labios y que al terminar
abra los ojos y vea tu cara, tocar tu pelo, sonreír, besarte de nuevo, ¿cómo
voy a parar de besarte si me muero por ti?
Son las 3:18 am, enero 24... Estamos
a menos de una semana del comienzo de mi nuevo año y lo único que quisiera
hacer ese día sería que me cerraras los ojos y me besaras. Desde que te conocí,
no puedo dejar de pensarte y de soñar contigo.
No sé si perderé la cabeza, porque
dicen que uno la pierde cuando pierde la cordura, y yo de tanto pensar y darle
cuerda a mi cabeza, ya la perdí.
Me vas a hacer sentir todo lo que
nunca he sentido y no te niego que me da miedo. No sé qué hacer, cómo actuar,
sólo sé que cuando pienso en mi mano recorriéndote, siento delicadeza y
suavidad en mis dedos, y cosquillas en la piel por un suave roce.
Lo que tocarán mis dedos lo besará
con cuidado mi boca, en algunas partes de tu cuerpo te rozaré con mis labios y
te besaré despacio, es mi objetivo amar cada pedacito de tu piel y hacerte
temblar, hacerte sonreír y escucharte pronunciar ese “te amo” más sincero.
Te siento con tranquilidad, pero
respiras agitadamente, voy por tu cuerpo jugando y escucho la música que me
hace volar, sonrío y corro a besar tus labios, son tan bien delineados que
provoca dibujarlos con la punta de los dedos, pero tengo que dejar tu boca
quieta por un momento pues tengo un cuerpo que disfrutar.
Ya no tienes casi ropa y estás boca
abajo, te toco la espalda, beso tus piernas y subo desde tus pies hasta tu
cuello, besando todo a mi paso, tan despacio que sientes desespero por no
poderte voltear, pero tienes que aguantarte porque amo tu espalda, mil veces he
querido besarla y al fin la tengo desnuda a mi merced.
Tienes unas manos brutales, me tocas
y tiemblo, respiro tan rápido que siento que se estallará mi corazón. Ahora soy
yo quien se queda quieta mientras te paseas por mi cuerpo, tocándome con esa
boca que muero por tocar, es hermosa y se la prestas a mi piel para que nunca
olvide el día que la despertaron y le mostraron cómo ama el ser más deseado de
todos los existentes.
Mi piel se eriza cuando tocas puntos
sensibles, una sonrisa se apodera de mi cara y se me escapa una palabra que
nunca antes había sido tan cierta. Haces
conmigo lo que quieres y yo hago contigo todo lo que un día te pedí dejarme
hacer.
Atrás se quedó la ropa inútil, la
noche de recorridos por la ciudad y el pasado, pues todo lo que me compone ha
olvidado cómo es la vida sin besarte y sin amarte.
Es mi mayor deseo tenerte, no sólo tu
cuerpo, sino elevar tu mente a un estado de placer que jamás te permita olvidar
esa noche y a quien te amó como lo hace alguien por primera vez en su vida.
Vas a gemir seguramente, vas a
temblar cuando tu cuerpo se esté acercando a estallar y no puedo imaginarme
como podré contenerme o parar... ¿puede haber algo más emocionante?
No puedo parar, se arquea tu cuerpo y
siento un estallido en mi cuerpo y el tuyo, es muy difícil mantener los ojos
abiertos pues es la sensación más increíble que puede un ser humano
experimentar, es imposible dejarte, no puedo alejar mi cuerpo del tuyo, tus
labios y los míos se entrelazaron y no tiene sentido separarlos porque se
buscan tan desesperadamente que se encuentran.
He perdido el control de mis manos,
juegan con tu boca, con tus huesos que acaban conmigo, con todo tu cuerpo, te
mueven, te tocan, te sienten y graban la sensación de tu piel. He perdido el control de mi cuerpo y parar no
es una opción cuando te veo cerrar los ojos y entregarte a lo que sientes.
Memorizo tu cuerpo para nunca
olvidarlo, me robo tu esencia y me pierdo en tu aliento, dibujo en ti mi deseo,
te entrego todo lo que tengo y lo que no conocía de mí, sin reservas para el
futuro.
En esa cama donde te vi lentamente
dormir abrazándome, se quedó el mayor recuerdo del amor entre las dos, y en ese
lugar y en nuestras mentes quedó grabada la escena que se desató cuando el
cielo se entregó a fundirse con el mar.
2.8.20
Ayer te quité la ropa
29.6.20
Hay esperanza contra la homofobia
Escucho un sonido en la puerta de mi casa, lentamente alguien está girando la llave en el interior de la chapa. Rápidamente pienso, ¿dónde está Natalia?, ¿quién es?, ¿se están entrando los ladrones?. Un rayo de miedo atraviesa mi cerebro y me estremece, mientras sigo viendo la puerta esperando a que alguien aparezca. Veo un brazo delgado y pecoso, "ah, qué bien", son mis papás que han venido de sorpresa a traernos arroz con leche que mi mamá preparó en la mañana y como les había dicho que no podría ir, decidieron traérmelo, qué grandes.
28.5.20
Nuevo libro "Las imperfectas formas del amor"
27.4.20
Mi comienzo
En las estrellas y su luz me resguardaba cuando los cometas amenazaban contra mi seguridad. En los hoyos negros iba y buscaba lo que nunca había perdido pero por alguna razón me llamaba y me hacía desafiarlo todo al entrar a ellos. En las cosas grandes, pequeñas, enormes o microscópicas encontraba la magia de un universo aún bastante inexplorado, repleto de astros, sustantivos, momentos y espacios por descubrir. No necesitaba nada más que el paso de un cometa para darme un divertido paseo rodeada de objetos celestes brillantes, otros no tanto, pero todos por igual interesantes.
Nada podría salir mal, asteroides chocaban contra cualquier ente que se cruzara por su camino, destruyendo parte de ambos como los solíamos conocer, dejando rastros y huellas divagando por el infinito espacio de colores que formaba, en aquel entonces, este precioso universo que yo, como una amorfa cantidad de energía, disfrutaba recorrer, sin rumbo, sin fin, ¡ah! y lo mejor, sin afán, porque en aquel entonces el tiempo no era más que la suma de duraciones de episodios, no había ningún indicio de mortales humanos definiéndolo.
Todo era naturalmente caótico y sistemático, así como me gusta, todo tenía su intrínseco desorden y en cualquier momento algún elemento podría intentar variar el orden y la forma casuística de las cosas y las situaciones, y podría conseguirlo sin mayores inconvenientes. Era un universo bastante flexible, permitiendo a todas sus formas, elementos y partes coexistir de manera que la libertad reinaba en el avance de un cometa, de la misma forma como lo hacía en el paso veloz de un asteroide y en el movimiento orbital de tantos planetas que podría visitar con tan sólo proponérmelo.
Ahora, la luz del Sol de nuestro sistema se va alejando de esta parte de la Tierra, el cielo se va tornando oscuro y comienzan a hacerse visibles todos estos elementos universales que hoy, 350 millones de años después tanto extraño, pues ahora sólo los puedo ver a miles de años luz de distancia, y ni puedo soñar con volver a montarme sobre un cometa y viajar sin afán y tan libre como sólo en esa época pude hacerlo. Veo en nuestro cielo pequeñas manchitas luminosas, unas más grandes que otras, pero todas comparten la misma característica, son inalcanzables y hermosas. Cómo quisiera poder aún viajar y divagar por el universo como esa amorfa cantidad de energía, en vez de tener que conformarme con sentarme en esta cama extraña frente a esta vieja máquina y vomitar tecleando esta sensación que de repente me cayó como una descarga de los gases de la superficie de Júpiter.
Me resulta divertido y más que acogedor aceptar que una vez, hace 350 millones de años, era universal, como la energía que cuando abandone este cuerpo pasará a otro estado y en otra aventura me embarcará. Es el destino, como el destino de las Lunas de recibir golpes indiscriminados de asteroides y rocas celestes, que las tocan para deformarlas porque no tienen mayor forma de evitarlo pues en vez de contar con una protectora atmósfera cuentan con su enorme fuerza gravitacional, que no hace más que traerles abolladuras y totazos.