12.1.22

Cruda

Hola. Soy Ana, la que juega con letras. Hace muchísimo tiempo que no lo hago a pesar de llamarme escritora. Lo he dejado atrás por miedo a excavar en mi interior y conseguir más dolor. Una paradoja: no escribo por miedo al dolor, pero no hacerlo me da más miedo, porque si no soy esto, ¿qué putas soy?

Debería dejar la cobardía y enfrentarme a cualquier cosa que alimente el diagnóstico ese. Depresión persistente. Hay cinco tipos de depresión y a mí me tocó la que no tiene cura, ¿ah?

A eso le sumamos unos cuantos duelos y la muerte de mi hermano el 1 de octubre de 2020, y terminamos con un resultado que no hace parecer extraño el pensamiento suicida. Sí, me encantaría seguir el ejemplo de Andrés, pero sin ahogo. Yo me tragaría todas las pastillas y me encerraría en el garaje con el carro encendido. Una delicia. No hay dolor, no hay escenas escandalosas ni charcos de sangre. Aunque qué encarte para el que herede el carro, ¡y el garaje!

Es frustrante. Dele y dele y dele, avanzo, me mejoro, me siento aliviada y ¡pum! De regreso al principio. Es como la historia del que tenía que subir una enorme roca por una montaña, que cada que creía que estaba coronando, ¡paque! desde la base otra vez, por los siglos -sin amén-. SÍSIFO. Ok. Pueden llamarme Sísifa, aunque la idea de volver a empezar y repetir la misma cosa toda la vida me resulta insoportable.

24.6.21

Nuevo libro... Noveles vol. 1

Hace algunos meses, Erika -Biblioteca Diversa- me envió una convocatoria española para publicar relatos o poesía con temática lésbica. No lo pensé, pero como todo, lo postergué y afortunadamente lo recordé el último día de plazo para enviar la obra. Rebusqué entre borradores y a partir de ahí salió un escrito corto llamado "Pura rabia de deseo", con el cual tuve la suerte de haber ganado mi participación en el libro.

Es un libro de acceso gratuito, con el objetivo de difundir nuevos autores (¿hasta cuándo lo consideran a uno nuevo?) de temática lésbica, y aunque no lo soy -aunque sea increíble-, si sé como escribirlo.

Les dejo el link para que lo lean: https://libroslesbicos.es/noveles-vol-1/#dearflip-df_2410/1/


3.3.21

Nuevo proyecto

El bombón y yo estábamos hablando el año pasado sobre los videos que se encuentran en internet que están en inglés sin subtítulos ni doblajes. Le dije que yo podría subtitularlos para ella, no doblarlos porque odio los videos doblados y mi voz parece de adolescente. A partir de ahí nació la idea de crear un canal (inicialmente en youtube) en el que la gente que, como ella, no habla inglés pudiera acceder a videos interesantes.

Emocionada (cosa difícil), creé mi canal, marcas de agua, adecuando logos, bla bla bla...

¿El primer video? Muy fácil. Escogimos una entrevista de Muhammad Ali en un programa inglés de televisión de los años 70's u 80's.

Luego de mucho tiempo, después de buscar los programas adecuados y cacharrearlos, quemarme las pestañas creando los subtítulos, aprendiendo a incluirlos en el video y todas esas cositas que aprendí deben hacerse para algo así, logré terminar el berraco video.

Vaya pues súbalo a youtube... ¡imposible! Resulta que BBC posee los derechos de autor y no me permiten colgarlo ni siquiera con propósitos educativos (que en realidad es la intención del canal). Esto lo se porque les envié un correo pidiéndoles permiso para usarlo y su respuesta fue un simpático y sencillo, no.

A tomar por culo youtube, voy a buscar otras alternativas...

Dailymotion parece funcionar, y dado que de ahí fue que obtuve el video originalmente, pues decidí intentarlo. Hasta ahora no ha habido reclamación alguna, crucemos los dedos. Igual si lo vetan tendré que subirlo a alguna otra plataforma, a ver si este proyecto funciona, porque crear canales es un poco más cansón de lo que uno creería.

Lo mío es escribir, aunque me he divertido mucho en este nuevo proyecto. Ya tengo el próximo video en la mira y no veo la hora de subirlo.

Pilas pues, vayan y ¡visiten mi canal

4.2.21

¿Te imaginás vos y yo?

¿Te imaginás vos y yo? Yo sí lo hago, mirá te lo dibujo en la mente:

Es de día, el Sol acabó de salir y se entró por la ventana, sin pedir permiso iluminó una habitación en la que dormimos abrazadas en una cama de sábanas negras -o blancas- que nos atrae tanto como la una a la otra, una cama que está calientita porque tu cuerpo y el mío descansaron plácidamente juntos, sin separarse mucho porque no hay nada más rico que arruncharnos.

Me despierto y seguís dormida. Me separo de tu cuerpo, no sin antes darte un beso en la mejilla. Te envuelvo en las sábanas y voy a la cocina.

Preparo un café para vos y otro para mí. Voy a la cama y te lo doy luego de despertarte a besos y abrazos, “buenos días hermosa, te traje un café delicioso” -aunque no será tan delicioso como vos-. Soy lo primero que ves cuando abrís los ojos y sos lo primero que veo, ¿puede haber algo mejor?

Todo muy normal, pero repleto de buena energía pasa en casa, lo de siempre, lo cotidiano…

El desayuno -para que Lu no se desmaye-, el baño, la organizada, la casa linda, iluminada, llena de flores y olor rico. Todo es normal, pero tiene el toque que un par de nenas que se adoran le dan a un ambiente, a un lugar.

Te vas a hacer lo tuyo, me voy a hacer lo mío, o tal vez nos vamos juntas y en algún lugar nos separamos para hacer cosas. La despedida es fácil, un besote y un abrazo fuerte, de esos que transmiten paz, de esos que uno da para entregar buena energía y así desearnos el mejor de los días. Me llevás en el corazón, en la mente, en la boca y sonreís. Yo vivo lo mismo, te pienso tanto como lo hago hoy que te escribo esto. Siento que te adoro, que me muero por vos y no veo la hora de volver a verte.

Pasan y pasan las horas, uno que otro mensaje de texto y llamada para saber cómo vamos, no más para dibujar en tu recuerdo mi voz y para hacerte sonreír otra vez. Además, porque juntas solucionamos todo, todo es más fácil, hasta el más aterrador de los problemas.

Llega la hora de volvernos a ver… ¡por fin!

Nos encontramos en algún bar para tomar un par de cervecitas o cafés -depende del ánimo- y hablamos un rato. Cuando te veo tiemblo, me paralizo, te memorizo y salto a abrazarte, luego te doy un beso y sonreímos. Esos ojos tuyos son la locura, me mantienen como hechizada y hay que ver cómo brillan para entender que las estrellas de la Tierra viven todas en tus ojos.

Hoy nos dieron ganas de parcharnos con algunos amigos en común y bueno, llegaron al bar y se nos unieron en las copas. Pero no siempre es así, a veces sólo vamos vos y yo, a veces ni nos vemos en el bar sino en casa directamente. A veces es mejor refugiarse en el castillo de princesas que andar por ahí callejeando.

Hacemos la cena -sí, cocinamos juntas-, hoy hicimos arroz con pollo y cositas, delicioso, pura cenita hecha con amor. Después de cenar a veces lo que hacemos es sentarnos en el balcón a ver el mar y el cielo jugar mientras nos tomamos un vinito y obvio, nos fumamos un chococripi.

¿Sabías que tenemos vista al mar? Es obvio, no podemos alejarnos mucho de lo que somos.

Viendo las olas nos tomamos de la mano, nos reímos, hablamos mil cosas -como siempre- y hacemos eso que nos hace perfectas para la otra -que no sé qué es, pero lo hacemos-, eso que desde el día 1 nos enamoró.

Sentada en el balcón te miro, flipo, sonrío y me acerco a darte un beso. “Te amo Jo”, te susurro pasito en el oído. Vos me mirás y sonreís.

La buena música decora el fondo sin opacar el sonido recargante de las olas cuando rompen contra la playa.

Nos vamos a la cama, ya te dieron ganas de arrunche debajo de las cobijas, y para mí dormir con vos es un sueño de siempre que ahora es real y me fascina hacerlo.

Acostadas, abrazadas, me das un besito delicioso, suavecito, delibesitos me das vos y a mí hasta la última tripa se me revuelca por dentro.

¿Querés que pare o que te diga lo que te haría en esa cama siendo mía?

¡Ah, qué bobada! Yo te lo voy a decir, pero resumido, finalmente esta es mi imaginación y la idea es dibujarte un día de nuestra vida. No te lo voy a detallar mucho, no sea que cuando lo vivamos ya sepás exactamente qué pasará.

Te quito la ropa, despacio, a medida que a besos te recorro y te acaricio suavemente con mis manos. Quieta, te quedás disfrutando y sintiendo, esperando sin afán el momento en que podés tomar el control porque por ahora no te dejo.

Absolutamente hermosa sos, me saltan todas las células y les obedezco el impulso a darte más y más besos, millones de caricias y me derrito escuchándote gemir. Ese sonido se me clavó en la mente desde el primer día que lo escuché y ahora más que nunca me roba la decencia.

Juego con vos y cuando ya estás loca de sensaciones brutales y placer te dejo jugar conmigo y me hacés todo lo que querés -obvio, yo jamás pondría resistencia-. Me fascinás y no veo que haya algo mejor que hacer el amor con quien llevás años enamorada.

Sin ropa nos abrazamos y -depende de la estación- así dormimos. Con sonrisas enormes, corazones saltantes y ojos brillantes nos despedimos en un último besito de la noche, aunque claro, cada vez que una de las dos se despierta le da un beso a la otra, no sea que se nos olvide que vivimos en un sueño.

Ahí está. Podemos variar lugares, actividades, lo que sea, menos que vos y yo nos encantamos, nos fascinamos y nos amamos… ¿Qué no te gustó?

3.2.21

Luchando con letras

La lucha por los derechos de todos los seres humanos, por el respeto a la vida, por el derecho al matrimonio, al voto, a formar una familia, a caminar de la mano de quien se ama sin miedo por las calles, a vestirse como se quiera, a poder entrar a bares y restaurantes sin que te miren como un bicho raro que no pertenece, sin que te juzguen por tu forma de vestir, de hablar, de amar, de ser, por tu color de piel o porque llevas de tu mano a alguien de tu mismo sexo o porque te vistes o actúas como si tu sexo fuera otro diferente.

Esa lucha la vivimos día a día, no sólo en marchas no sólo en protestas ni en días especiales.

Es una lucha contra la discriminación.

Yo he decidido alzar mi voz por medio de mis letras y así lucho cada día.

Cada vez que una persona me lee, estoy avanzando. Cada vez que una persona navega entre las páginas de mis escritos, avanzamos todos en el campo de batalla. Cada vez que una persona cambia por lo menos una idea en su forma de pensar frente a los temas que he tratado en el mensaje que leyó, es una pequeña victoria, porque todos sabemos que el mundo necesita cambiar radicalmente en muchos aspectos, pero no va a pasar al mismo tiempo en todo el planeta.

Ese cambio no se hará de la noche a la mañana ni en toda la humanidad al mismo tiempo.

Ese cambio se hará persona por persona.

De pequeñas victorias en pequeñas victorias, iremos ganando en esta lucha que no puede ser detenida ni olvidada mientras en el mundo haya actos violentos contra otro ser humano porque no era del color de piel o de la inclinación sexual o de la religión o del género que el violento quería.

Cada uno de nosotros debería escoger cómo va a enfrentarse en esta lucha. Si es con armas, con música, con pinceles, con micrófonos o con plumas.  La lucha puede ser personal o por la sociedad, lo valioso es tener el coraje de mirar el problema de frente y embestirlo.

11.1.21

Nada está bien

Nada está bien. Bueno, algunas cosas están bien, muchas cosas lo están, pero nada está bien. El 2020 se terminó y sigue siendo la misma mierda. La pandemia no se ha ido, como mínimo se ha empeorado, porque ahora la gente tiene esperanza en una vacuna que no remedia el problema y se han relajado aún más.

Andrés sigue muerto, la tía sorpresa sigue muerta, cocoliso sigue muerto. Ninguno volverá y yo no me acostumbro.

Ayer pensé verlo en un muchacho afuera de mi casa en el parque, se me rompió el corazón, nunca más lo volveré a ver. Me sabe a mierda la vida así, la vida sin él, la vida sin ellos. Pienso en tantas cosas que debí haber hecho mejor, en tantas cosas que pude haber hecho diferente, tal vez así él seguiría aquí, o tal vez no, ya no hay forma de saberlo. No existen las máquinas para devolver el tiempo y si existiera, no sé a cuál momento viajar para evitar esa puta tragedia que acabó con una parte de todos nosotros.

Cambiaría mi reino por su vida, que nunca se hubiera ido, porque ay, cómo me duele. Nada me había dolido tanto como perderlo, aunque lo siento, lo huelo, lo percibo, lo recuerdo, lo pienso tanto que me ahogo en lágrimas por no poder escucharlo, mirarlo, abrazarlo. 

Algo dentro de mí se murió esa madrugada, y parece que poco a poco se fuera llevando un poco más. Nada está bien. 

Ni 2020, ni 2021. ¿Feliz año? ¿De qué mierda estás hablando? 

El 2021 es lo mismo que el 2020 con un 1 de más. A la pandemia, la quiebra, la muerte y los demonios mentales no les afecta que la Tierra haya pasado otra vez por un punto en su órbita alrededor del Sol. El año nuevo no cambia nada, manada de pendejos.

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