Mostrando entradas con la etiqueta Relato. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Relato. Mostrar todas las entradas

16.4.17

Bombón, esto es para vos

Si te veías tan provocativa en una hamaca a media noche y a oscuras, no me imagino cómo te verás de bien con el pelo revolcado, enredada entre sábanas mientras te recorro de pies a cabeza...

¿Cómo llegamos ahí? No sé si es tu boca, tus ojos, tu mirada, tu cuerpo o la forma como me hablas, pero era inevitable que en algún momento te saltara encima para besarte, y vaya sorpresa me llevé, ¡qué delicia!

En tu boca me podría quedar horas, sintiendo tus labios, tu lengua, mordiéndote suavecito, jugando... Lo recuerdo y se me revuelca algo adentro y por eso estamos aquí (aparte de que me pediste que hiciera algo similar a esto)

Te beso y algo se despierta en mí, las ganas se van abriendo paso a medida que nos besamos y te voy quitando la ropa, esta vez juego yo y te tocará quedarte quieta, a ver cómo lo soportas porque no te voy a dejar el control. Se va yendo la ropa y te tiro en la cama, esas sábanas grises me encantan y te resaltan la piel, me gusta muchísimo ese color tuyo, me provoca tocarte toda y eso es lo que haré.

Te recorro la cara, las orejas, el cuello con mi boca, mientras enredo mis dedos en tu pelo y te sigo besando, bajando poco a poco y así, despacio ya tengo mis labios en tus senos, los lamo, los respiro, los toco de lado a lado con la lengua y a mordiscos y de repente se te sale un gemido. Me mojan los gemidos, es demasiado excitante tenerte así debajo de mí.

Sigo bajando por tu abdomen, costados, piernas... arriba y abajo, pasando por el lado de tus calzones sin detenerme en ellos, te volteo y recorro tu espalda que me fascina y de repente bajo, te muerdo la nalga, le doy besitos, la acaricio, la aprieto y así boca abajo te quito lo único que te quedaba de ropa, ¡por fin!

Empiezo a pasar la lengua, despacio y a sentir lo que tu cuerpo dice, te busco con mis dedos y sin prisa los muevo de lado a lado, te volteo y con tus piernas alrededor de mi cabeza voy pasando la lengua por uno de mis lugares favoritos, mordiendo despacito, chupando, aumentando el ritmo a medida que tus movimientos y tus gemidos me dicen que lo haga. Mis dedos se unen al juego y entre ellos, mis labios y mi lengua te hacen venir en mi boca, ¡qué arqueada tan bonita y qué sensación tan deliciosa!

Me gusta muchísimo recostarme sobre vos y es lo que hago para descansar un ratico, un abrazo grande para recargar las energías antes de seguir haciéndote sentir delicioso siempre es bueno, ¿no?

 En esas sábanas revueltas te revolqué y te recorrí de un lado a otro, disfruté cada pedacito de tu piel y no veo la hora de volver a tenerte frente a mí porque ya sabes lo que te voy a hacer...

22.4.16

MEL-LAX

AKA: "El viernes eterno"
Reconozco que la energía que recorre mi cuerpo causa en mí desespero por la quietud. 
Voy a caminar un poco, 3 horas sentada con casi 13 por venir no suenan muy bien en mi cabeza.

...
 
Todavía faltan 3 horas más, he visto 4 películas, hice una pequeña siesta, leí un relato y así voy sintiendo a ratos que pierdo la cabeza, pienso en todo lo que falta y en lo largo de este extraño viernes y me alejo de la zona de cordura.

Mi mano derecha molesta particularmente hoy, no sé qué le pasa, seguro es la tendinitis que aparece de vez en cuando para recordarme que dejé de hacer los ejercicios y que así nunca estará bien.

Cómo se sobrevive un viernes de 2 días? Suena raro, pero así es. Cuando deberían ser las 11:45 pm, serán las 6:45 am. Veré dos veces salir el Sol y por supuesto, 2 veces la Luna que nunca había estado llena por tanto tiempo en mi vida.

Por alguna extraña razón mi reloj dejó de recordarme que me mueva, debe estar en modo avión también, aburrido como ostra igual que yo.

Vi los vídeos y las fotos que coleccioné de Simón, Maria Antonia y algunos viajes. Eso me sacó por unos momentos de esta silla que ya encuentro insoportable.

Tacaaaaaaaaarr!!!!

11.3.16

Saludes del ojo picho

Cuando la tía estaba viva me decía constantemente: "no lea en el carro, se le desprende la retina", y advertencias de las típicas de profe de medicina.

Siempre pensaba que era una exagerada, pero le hacía caso porque dañarme un ojo no me sonaba conveniente, era una idea aterradora más bien.

El lunes pasado cuando el oftalmólogo me dijo que debía examinar si se me había desprendido la retina o sólo el vítreo, sentí pánico. Qué horas más largas mientras era el momento del examen ese. Ahí si se pone uno todo reflexivo, o en mi caso, más reflexiva de lo que vivo.

Uno definitivamente no se alcanza a imaginar que esas cosas le pueden pasar, dando por sentado todo.
Maldito vicio de humanos ese de dar por sentado.

Pocas cosas me han dado tanto miedo, y eso que a mi en cuestiones de salud me han pasado cualquier cantidad de cosas.
Afortunadamente no se desprendió sino el vítreo y esperamos que en 2 meses todo vuelva a la normalidad.

No hay que dar nada por sentado, de un minuto a otro cualquier cosa puede cambiar. Bien lo dice Fernando -sabor- Palacio, "la vida cambia de la noche a la mañana".

Aprender a valorar, dar gracias por cada cosita -así sea mínima-, así creo que uno va dejando de dar por sentado.

Mi ojo picho y yo los dejamos por ahora, es bastante molesto escribir frente a un monitor.

2.12.15

Juguemos a que...

Le tapo los ojos, le quito la ropa despacio, la acaricio con la yema de los dedos.  Que tiemble, que sienta escalofrío. La beso, le dibujo la piel con los labios y a veces con la lengua. Que se excite, que se desespere.
Es mío el turno y me lo voy a tomar con calma.
La saboreo, es deliciosa.
Me gusta jugar con ella, me gusta escucharla gemir, es una locura. Ella lo hace y yo me mojo. Yo me mojo y más la beso, la toco, me quemo y me pierdo en ella. Es un círculo vicioso.
Se arquea, me enloquece, gime más y ya mi cerebro se ha desconectado de todo lo que hay alrededor y sólo está ella. 
Sólo está ella disfrutando, y yo feliz.
¿Cómo no ser la más feliz provocándola y haciéndola estallar?
Que se venga, que se venga en mi boca, de la forma que quiera.
Quiero saborearla enterita, que no me detenga sino el cansancio. 
Me la quiero aprender de memoria, descubrir sus puntos y lo que se necesita para que pierda la cabeza y se suelte.
Me lo imagino y sonrío... misión del juego cumplida.

14.2.15

Parecía, pero no fue

Dando una vuelta por el Universo, me senté en mi columpio estelar favorito...

"Pensé que te estabas reivindicando conmigo"

"Lo intenté, pero algo salió mal. Tal vez no era así, tal vez te estaba entreteniendo"

"¿AH?" -con cara de atónita enrabiada-

"Tal vez lo que seguía era entretenerte, no pasa nada, eso también es bueno, ¿no?"

"Te mato"

"¿Disfrutaste?"

"Si, ¿cuál es el punto aquí?"

"Entretenerte"

"Fuck you, ¡mirá en las que me metés!"

"¿Intacta?"

"Si, aunque no entiendo muy bien qué pasó. Es como cuando encontrás una grieta en tu apartamento nuevo, estás feliz por estrenar, pero la rayita está ahí, molestándote cada que la ves"

"Podés preguntar si tanto te molesta"

"Preguntar no tiene punto, no va a dar nada que haga cambiar el curso, no tenemos intención de cambiar el curso de hecho. Es mejor dejarlo así, acostumbrarme al sinsentido de todo esto, como se acostumbra uno a la rayita de la pared o se cansa y le echa pintura encima"

"¿Lo vas a pintar?"

"Voy a ignorar todo esto, nada está en mis manos. No es el primer asunto que se desboca, no será el último, de tanto en tanto desaparecerá. O lo pintaré con otra historia encima y quedará enterrado como un color viejo y desteñido. Es mi pared, es mi decisión tumbarla, pintar la rayita o seguirla viendo, ¿no? Decido no verla más"

"Sabia decisión"

"La próxima vez que me mandés uno de esos, te dejo de hablar"

"Parecía tan indicado esta vez..."

"Parecía mi querido Universo, parecía... pero no fue".

28.9.14

Te lo confieso

Nada me gustaría más que perderme en vos, en tu piel, en tu pelo, en tus ojos, en tu cuerpo, en tu boca. Si, en tu boca.

Navegarte como capitana, de la calma al delirio, y de vuelta otra vez. 

Provocar tu descontrol, erizarte, que se te olvide el mundo entero menos lo que nos está pasando, enloquecerte, que se caiga todo pero que detenernos no sea opción, saborearte, que en tu desespero no te quede más que dejarte ir y estallar.

Nada me gustaría más que perderme en vos, en tus movimientos, en tus expresiones, en tu energía, en tus ganas, en tu locura.

Cariño, vamos a jugar con el tiempo y  a perdernos en vos y yo.

2.12.11

Así tan fácil

La dejó ir, se quedó mirándola caminar hacia la entrada de la puerta de embarque.
No la dejó de mirar por un segundo siquiera, ni parpadeó, pero tampoco fue capaz de moverse o modular algo para detener su marcha aunque fuese por un segundo. Ella lo miró y con lágrimas en los ojos le dijo adiós con la mano, mientras él en ese lugar sentía como todo por dentro lo impulsaba a gritar o correr hacia ella, pero al quedarse inmóvil sintió como se desmoronaba, sus piernas se hacían débiles y su corazón se desbarataba. "Chao amor", pensó sin poder hacer algo diferente a mirarla, sabiendo que esa era la última vez que la vería, que ella nunca iba a volver y que jamás se perdonaría permitirse perderla porque como ella no encontraría a nadie.

4.10.11

LA HISTORIA ENTRE LOS DOS

Por: Juan Sebastián de los Ríos y Ana Lucía Pérez Escobar

En un ataque desenfrenado por dejar que el sudor fuera la única barrera entre sus cuerpos, ese hombre, quien hacía 80 minutos era un completo desconocido para ella, besaba hasta lo más profundo de su cuerpo caliente, palpitante de deseo...

Ella era una secretaria de clase media... jamás pensó que sus "necesidades" carnales llegaran al punto de proponerle descaradamente a un desconocido que se tomaran un café... y algo más.

Bueno, démosle un crédito a ella... el hombre no era tan desconocido... de hecho ella llevaba varios meses soñando con el día en que por fin, por alguna casualidad, pudieran hablar, y por qué no? acostarse.

Todo comenzó con el tedio de un lunes, ella llegó muy puntual a su oficina y en el elevador estaba él... sus miradas se cruzaron, esta vez tratando de aprovechar el escaso momento de estar juntos… ella nerviosamente le preguntó el piso, él inquieto respondió: 16. El ascensor subía piso a piso, lentamente, como si fuera cómplice de una situación cargada de emoción... El elevador paró en el piso 10, era donde ella se bajaba... volteó, lo miró a los ojos y le dijo: hasta luego... salió con el remordimiento de la cobardía, pero no sabía que ese mismo día, el sentimiento cambiaría drásticamente.

La jornada laboral se le hizo eterna, no avanzaban los minutos ni disminuía el constante pensamiento en aquel desconocido que le encantaba. Sabía que trabajaba en el piso 16 y se lo imaginaba, en su oficina, con la puerta cerrada, sentado en su escritorio tal vez pretendiendo trabajar.

No podía concentrarse mucho en los papeles acumulados que debía entregarle a su jefe para ser firmados, sentía que en su entrepierna había un calor y unas palpitaciones poco comunes cada vez que su mente se desviaba a la desconocida oficina del piso 16.

Miraba inquieta el reloj sin saber para qué necesitaba que avanzara, no tenía mucha idea qué debía hacer para llamar la atención del hombre desconocido. No sabía absolutamente nada de él.

Logró entregar a su jefe los documentos antes de la hora del almuerzo y decidió salir a almorzar al café-restaurante ubicado en el local al lado del edificio, en vez de comer los alimentos que había llevado para la hora de la comida, se le ocurrió que salir un rato sería bueno para despejar su mente.

Una vez en el café, pidió el menú ejecutivo -su sueldo no le alcanzaba para un lujo mayor- y mientras almorzaba, vio sorprendida como el hombre desconocido del piso 16 entraba solo al lugar. Era su oportunidad, lo sintió y sin pensarlo dos veces, se levantó hacia la mesa donde él se encontraba. Al verla acercarse el hombre compartió con ella una sonrisa, y ella, absolutamente decidida a hablarle, lo invitó a tomar un café.

¿Te puedo invitar a un café? fue el único tembloroso sonido que pudo salir de su seca garganta. Él la miro con la cara de sorpresa que solemos poner las personas cuando alguien nos habla, pero con un tinte de malicia de aquellos que tenemos cuando está pasando algo que sabíamos que pasaría.

Él decidió romper el hielo, ¿cómo te llamas?

- Eso ahora no importa... dijo ella.

Él sonreía entre nervioso y seguro, ella moría por dentro, pero una falsa seguridad se había apoderado de su cuerpo, más aún después de haber sido capaz de, por primera vez en su vida, hablarle a un hombre desconocido.

Dicho esto comenzó un juego de miradas salvajes, era el día en que los planetas se alinean para calentar todo lo humanamente posible. Intercambiaron un par de frases sin sentido, la meta era demasiada clara y los dos estaban en el mismo equipo. Él sugirió pagar la cuenta, más como una invitación a irse de aquél lugar tan público que interfería con sus reales intenciones.

Caminaron por inercia, entraron al edificio fingiendo que no se conocían, sin embargo ya sus cuerpos había entrado en un trance que solo ellos entendían.

Por fortuna estaban solos cuando el ascensor llegó... entraron y en medio segundo estaban dándole todo un espectáculo al personal de seguridad. Ella, quien era decididamente la protagonista de esta película, no oprimió el botón 10, ni mucho menos el 16... pícaramente sus dedos se dirigieron al 18 y luego a su boca, y luego a la de ella, y luego la puerta se abrió...

Alguien entró.  Los dos sintieron como si un balde de agua fría les hubiera caído encima y miraron hacia el piso del ascensor que debía ser la locación para desatar su deseo carnal, pero una vez más, no había podido serlo.  La desilusión que sentían era tanta como las ganas.  Piso 10, se bajó ella, no sin antes mirarlo y en sus ojos él pudo ver la frustración.

Siguió él hacia su oficina, en donde intentó calmar sus deseos pensando en el trabajo, pero no lo lograba.  Ella tras su escritorio hacía lo mismo, miraba papeles, atendía el teléfono, pero su mente estaba en el piso 16.

Una de las llamadas que contestó fue diferente.  Él la había localizado y la estaba llamando a invitarla al piso 16.

“En 5 minutos estoy ahí”, dijo ella intentando sonar lo más seria posible, haciéndolo esperar para no parecer desesperada – aunque ambos sabían que era una sensación mutua - .

El reloj pareció detenerse en el transcurso de esos minutos, que al finalizar la dejaron a ella tocando la puerta de la oficina 1609, al abrirse la puerta sintió como todo se le bajó hasta los pies y una mirada brillante llena de atracción la invitó a entrar.

Sin mucho preámbulo, sus bocas se unieron apasionadamente, mientras él ponía seguro a la puerta.  Ahí de pie, continuaron besándose y comenzaron a tocarse desesperadamente, en un afán explícito de quitarse la ropa.

En medio de sudor, gemidos, sensaciones excitantes, calor y placer se derritieron sobre el escritorio del hombre del piso 16, al cual lograron llegar entre tumbos desenfrenados.  Un revolcón que fue todo lo que querían, sin saber que sería solamente el primero…

28.9.11

Recorte

“Como se está amaneciendo deberíamos ponernos la ropa, no sea que tu prima nos vea empelota”, dijo con la sinceridad característica.

“Que nos vea, no soy yo quien se queda con una imagen que no le gusta en su mente”, respondió en tono seguro.

Realmente poco o nada le importaba que alguien entrara en su habitación y viera una escena que en su mente quedaría inmortalizada como la mejor escena de su vida.

“Prefiero recibir el Sol con vos así como estás, vale la pena la emoción de mi primer mañana”, continuó.

“¿Cómo es eso, tu primer mañana?”, preguntó

“Acabo de nacer en un mundo nuevo, por eso lo dije”, respondió mirando hacia la ventana, sobre el mar se veía como el cielo se aclaraba con el paso de los minutos y las gaviotas comenzaban a cantar anunciando la mañana.

“No puedo creer que en vos exista ternura” le dijo sintiendo, entre otras cosas, asombro.

“Vas a ver muchas cosas de mi que habían escondidas, es tu culpa si no te gusta, vos fuiste quien me provocó”, le dijo y sin dejar que dijera nada y sin pensar en quien pudiera entrar, rápidamente le dio un beso, no un beso como los de siempre, fue un beso sintiendo algo muy parecido al amor.

8.8.11

I'm just bored.

Hoy sólo estoy aburrida. Todo comenzó bien, dormir sin luz lastimando mis ojos, despertarme con una excelente canción, comer un buen desayuno y todo lo demás estuvo bien. Se empezó a estropear todo cuando casi me voy al suelo en el bus, sigo sin entender por qué los conductores de bus parecen olvidar que transportan seres humanos y conducen como si dentro del bus tuvieran bultos de cemento.
En fin, me logré sentar junto a un hombre de enorme tamaño, digo enorme porque la mitad de mi culo quedó por fuera del asiento, la verdad me sentí mal pero más mal me hubiera sentido de haberme cambiado de lugar, no lo sé, supongo que es esa muestra de humanidad que de vez en cuando se me asoma. Sobreviví al bus y recordé lo que más me molesta de caminar por el centro en las mañanas, ese maldito olor a berrinche producido por la cantidad -desconocida para mí- de indigentes y personas que orinan en cualquier lado, dejando sus rastros en las aceras y ese inmundo olor que se mezcla con las negras emisiones de los buses y los olores que los diversos locales de comida expiden. GAS. Sin nada más que hacer atravesé las calles necesarias para llegar a mi oficina, intentando aguantar la respiración.
Incidente en el ascensor, es tan malo que cada vez que se detiene en un nivel se borran los números registrados en el panel y todos se asustan, la verdad es que en cualquier momento nos puede dejar atrapados adentro.
Llegué a mi oficina, sin ninguna respuesta significativa sobre el informe que la semana pasada entregué, me doy cuenta que aún no tengo absolutamente nada por hacer. Decido pintarme mejor las uñas -un morado que combina perfectamente con mi camisa- y ¡pum! Me pega el recuerdo de los sueños -por no llamarlos pesadillas- que me atraparon en la noche y que no hacen más que reactivarme esa sensación de que hay una gran cantidad de cosas que no van como quisiera. "I'm just bored", pensé, y aquí estoy, vomitando letras mientras el portátil que mi jefe -prácticamente obligado- me prestó para hacer mis actividades termina de hacer su virus scan. ¿Pero qué actividades si no tengo nada que hacer?

No quiero hablar con nadie, definitivamente, hoy no me siento bien.

29.7.11

Frustración

Son las 8:30 de la mañana. Viernes. Inicio de Feria y mundial de fútbol en la ciudad caos. Se triplicará el caos. Gas. Me dispongo a servirme mi segunda taza de café del día, Juan Valdez -obviamente-, soy colombiana y merezco tomar de los mejores cafés del mundo, me rehúso a tomar el ripio de la producción de café -el que no califica como calidad de exportación- como hacen tantos resignados. Intento combatir el sueño mientras me deleito con las historias de Bukowski, pero todo parece indicar que esta batalla la perderé.

Cabeceo, me pesan los ojos, no puedo concentrarme bien y este libro merece más. Lo cierro. Busco una posición adecuada de descanso en oficina -estoy segura que no existe tal cosa- que me deje pestañear mientras despisto a los demás. Miro alrededor, no hay nadie, me recuesto y duermo.

Suena el teléfono, despierto. Sigo en la oficina, afuera pitan buses. 12 minutos -no es suficiente- pensé, pero seguramente pronto entrarán mis compañeros y sería bueno que no me vieran durmiendo. Me incorporo. Frente a la pequeña L que forma mi escritorio, me pongo las gafas y comienzo a jugar en el celular -ya tiene pantalla antiespía- y nadie sabrá lo que hago en mi teléfono.

Maldita sea, apenas son las 8:59.

1.5.11

Vaya mierda…

La vio partir tan rápido que no alcanzó a reaccionar para detenerla.  Cuando menos lo imaginó, se fue de su vida, sin despedirse, sin avisar, sin dar señales que le indicaran que había algo que no estaba funcionando.

Abrió los ojos y ya estaba lista, la miró y le preguntó inocentemente a dónde iba, la miró y sin sonreír le dio la espalda y comenzó a caminar.

Mientras se levantaba de la cama en la que acababan de pasar tantas noches juntas, escuchó el sonido de la puerta principal cerrarse.  Confundida intentó correr tras ella, pero cuando logró salir, la vio doblando la esquina.

Por qué se fue, nunca lo sabrá.

Pensó en correr tras ella la última vez que la vio, pero algo la detuvo, sería el orgullo tal vez, no lo sé, pudo haber sido el sueño o el hambre, sea como sea, por alguna desconocida razón no corrió tras ella y simplemente se fue de su vida.

Jamás volvió por lo que dejó en su apartamento, los objetos, los recuerdos, todo lo que le pertenecía sigue allí, acechándola de vez en cuando, torturándola con las preguntas que quisieran responder -inútilmente- millones de interrogantes acerca de su partida.

2.3.11

Lo que le causó una tristeza

Un día gritó tan fuerte que sus cuerdas vocales se reventaron, luego las vomitó en el medio del dolor de su llanto desgarrador.
Su perro se las comió y comenzó a hablar como ella, pues como en un rompecabezas, las cuerdas encajaron en su garganta y este aprendió a hablar igual a ella, quien en medio de su dolor no sabía si reír al escuchar a su perro hablando y cantando como ella, o llorar por su pena intensificada por su incapacidad para expresarse oralmente.
Decidió arrodillarse junto a su perro y lo abrazó, como nunca, ahora los unía algo mas que un sentimiento, ahora los unía una voz que se había liberado en un grito desesperado y había colonizado un territorio teóricamente hostil para los humanos.
Se adoraban y permanecerían juntos, ella atrapada en su melancolía y él afanado por hacerla feliz.
Él la entendía, en sus ojos percibía su dolor, en esas miradas intensas e infinitamente tristes y con trazos vacíos, pero profundamente expresivas. Él la acompañaba y en silencio la animaba, pues sólo cuando era extremadamente necesario, le hablaba con su voz para colorearle los momentos con sus historias de perro.

12.2.11

Poder

Ella es muy buena en lo que hace, te cocina a fuego lento, te eleva, te deja en el aire, te baja y te entierra a la velocidad que le place cuando se le da la gana.
No todos tienen esa capacidad de entrar en la mente y en el corazón de alguien para implantarle pequeños puntos de dominio sin que los detecten, sin que lo noten.
Y cuando menos te das cuenta, ¡pum! Te domina, te enreda, sos de ella y ella hace con vos lo que le apetece.  Si te quiere ver bien te endulza y te lleva al cielo de todos los colores que no podés ni imaginar porque es la dueña del cielo y tiene en su poder una infinita paleta de colores.  Pero si por el contrario te quiere ver mal, con sólo mirarte y cambiar sus tonos lo logra, te aporrea y te arrastra por el suelo dejando marcas que arden sólo hasta que ella decida que te hagan daño, porque cuando ella escoge eliminarte el dolor, antes de que alcancés a parpadear, ya estás de nuevo flotando, tal vez en el mar, tal vez en el cielo otra vez y en vos se van alejando los rastros de dolor mientras ella siga queriendo que así sea, ¿y vos? Vos no te das ni cuenta.
Juega muy bien, se diseñó para esto y nada entre juegos porque la vida para ella misma lo es.

2.5.10

Regresando a casa

Cuando te recostás en esa camilla y comienzan a introducirla en los círculos de la máquina, sentís como si fueras un cañón que están a punto de enviar hacia el espacio.

Cerrás los ojos y escuchás el ruido de la máquina, los círculos en su interior giran rápidamente y empezás el conteo... 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... ¡pum!

Abrís los ojos, hay millones de estrellas a tu alrededor, mirás tu cuerpo, estás flotando.  Las estrellas son muy brillantes, tanto que te da miedo encandilarte, pero no te pasa.

Mirás hacia todos lados y no podés creer que llegaste hasta allí.  La Tierra se ve como una canica, la Luna es otra, una de las minis, y los demás planetas se ven como canicas también.

¿A dónde vas?, pensás mientras te das cuenta que con leves movimientos, como si nadaras, te transportás fácilmente.  "Lejos del Sol", pensás, no vaya a ser que terminés rostizada.  Ir a la Luna sería divertido, ¿estará muy lejos?

¿Dónde queda Alnitak? ¿Qué hay de Bellatrix, Mintaka, o tu adorada Alnilam?  No tenés idea, y en medio del tráfico caótico de pequeñas partículas de polvo espacial, estrellas y asteroides, no se te ocurre hacia donde ir.

Empezás a moverte, (esperás que te hayan eyectado perpendicularmente y recordás la localización que tienen, en esta época del año, ese grupo de estrellas), confiando por supuesto en que el viaje haya sido tan rápido, que no vas a nadar "millones de años luz" en vano.

Cuando te vas dirigiendo hacia el sitio (el cual a medida que te acercás te das cuenta de que su tamaño es grandísimo), sentís que algo por dentro te hala, como si te halaran el cordón umbilical siendo bebé.

"¿Qué pasa? ¡Hey, eso duele!", preguntás.

Pero no alcanzás a definir, por la agudeza y sutileza del halón, si te duele o te quema.

Todo se empieza a recalentar.  Tu sangre se siente hirviendo mientras recorre tu cuerpo que no entiende lo que le está sucediendo con ese ataque energético no previsto.

De repente, sin darte cuenta, la ves... Lleva toda tu loca vida esperándote.  Te hala hacia ella tan fuerte que te movés a una velocidad que creés que te va a desintegrar.  Brillante, resplandeciente, increíblemente hermosa, es todo lo que habías soñado y ¡más!

Sonreís mientras gritás, tenés miedo por tu destrucción, pero pase lo que pase, resistirás.  Sea del tamaño de un átomo, o sea en cuerpo entero, pero llegarás...

"Aaaaaaaagggggggghhhhhhhhh"

Gritás desesperadamente, estás a punto de llegar y no ves la hora de hacerlo...

... "¡Chica!", escuchás a la enfermera pedirte que te levantés de la camilla.  Quieren hacerte más exámenes para saber qué diablos pasa en tu cerebro...

... ¡Nunca, nunca lo entenderán!

Así, de repente, destruyeron tu regreso a casa.

Días aburridos

Hoy.  Igual que ayer.  Igual que el día antes.  Igual que el día antes.

Así me voy.  Repitiendo días absurdos, días sin colores, sin razones.

Sale el Sol y se cuela entre la persiana, me aporrea los ojos y me patea la cabeza.

"El día ya empezó,  ¿a qué horas te vas a levantar?", dice.

"Andá a que te peinen", reniego.  Volteo hacia el otro lado y sigo acostada, intentando dormir un poco más.  Entre tanto me pregunto para qué levantarme si no tengo nada que hacer.  Escribir, tal vez.  Genial, más conversaciones conmigo misma es justo lo que necesito ahora.

Magnífico sería tener algo que hacer, ¡trabajar!  No sé cómo los vagos viven felices haciendo nada.  Cómo  pasan su tiempo sin aburrirse.  Habría que tener mucho dinero para entretenerse en diferentes 
actividades.  Vaya, no tengo.

¡Wepa! ¡Me acaban de llamar para una entrevista de trabajo mañana!  ¿Let the games begin?

24.8.08

Escuchando wishlist

En su coche convertible va sentada, la velocidad le encanta, su cabello va jugando con el viento, sonríe porque es feliz, en la oscuridad encontró la confidente perfecta para hacer su vida clandestina.  Sobre ella la Luna llena vigila cada uno de sus movimientos, en su mano sostiene un cigarro que se consume en el aire que pasa tan rápido que el humo se hace imperceptible, suena en la radio una canción que canta a alto volumen, las luces de la carretera no son muy visibles, por el contrario, es la Luna quien se encarga de iluminar lo que ella recorre en su convertible.
¿A dónde va? No lo sabe, ni lo quiere saber, simplemente maneja sin rumbo, huyendo de la vida que va dejando atrás con cada aceleración y cada segundo que pasa trayéndole su nueva libertad.  Tiembla algo dentro de su cuerpo, siente adrenalina de huir sin avisar, sin despedirse, como en un acto de magia desapareció del mundo que la conocía y sin intenciones de volver, mira por el retrovisor y sonríe, sonrisa que dice adiós a sus cadenas y hola a su propia vida real. No hay nada seguro, su mente es un enredo que se va aclarando con cada metro recorrido tan velozmente que no hay tiempo de pensar en nada y tampoco le interesa, es un nuevo comienzo y todo lo vivirá desde cero, con nada del pasado, sólo la seguridad de que nunca cometerá los mismos errores.

11.8.08

Parálisis

Aumentó la fuerza con que late el corazón.  
Calma.  
Taquicardia.  
- “Te quiero dar besitos”.  
- “¿Ah si?” Alzaste un poquito las cejas y sonreíste.  “Yo también”.  
Risas.  
Silencio.  
Cambio de tema.  
Crisis de emisoras. 
Intenté con todas las fuerzas moverme.  
- “No puedo moverme”.  
Risas.  
Enredo en cargador.  
- “Tengo que hacer algo, te quiero saltar encima pero no puedo moverme”.
- “Saltame”.  
Saltaste.  
Me besaste.  
Me derretí.  
Se sacudió algo por dentro.  
Te alejaste.  
Mi mano en tu cuello.  
Te besé.  
Corazón en los labios.  
Sabés delicioso.  
Estallido de hormonitas de felicidad.  
Te suelto.
Me besás.
Quité mi mano de tu cuello.
Sensación brutal en mi mano.
Recostaste tu cabeza contra la cabrilla.
- “¿Es demasiado bueno cierto?”. 
Tiemblo.
- “¿Qué horas son? Vámonos ya”. 
- “Nooooo”.
Me lancé hacia vos.
Te besé.
Derretido de Nanu en la silla de un carro.

5.7.08

Semana de la princesa

Como pintan la vida de un rockstar.  Sexo, drogas, alcohol y rock'n roll.
Un rockstar en la playa con amigos, meseros atendiendo cada uno de sus antojos, no existe límite que lo detenga, no se tiene que preocupar por nada, ni por la cuenta.
Ahora no es un rockstar sino una princesa.  Una princesa que le gusta vivir como un rockstar.  Liberó su mente, relajó su cuerpo, dejó latir tranquilo su corazón.
Semana de la princesa.
Cambia su reino por vivir eso más tiempo.  Juega al amor sin hacerlo, sonríe todo el tiempo, no puede parar de hacerlo, está llena de cosas buenas.
Extraña.  Lo que extraña no la hace querer regresar.  Prefiere vivir en este lugar.
Nunca había sido como esta vez.  Esta particularmente rayó la perfección.
La princesa es libre, baila en la playa mientras ve elevarse una cometa, la observan, sueña con tener alitas para irse a jugar al cielo.
Alucina con un mar que la toca y la llama, la arrulla y la saluda con su elemento preferido a un nuevo día.
Delira cuando siente poderes de atracción, se deja llevar, lo disfruta, baila con estrellas y se entrega a sus delirios.
Es libre, es grande, nada la separa de hacer lo que quiere y le fascina todo el poder que tiene sobre ella misma.  No hay nadie por encima de ella.
Sonríe a su vida de princesa, no puede creer que se tenga que acabar, pero está llena de felicidad.

2.7.08

Un pedacito de una buena historia

No tenés más que unas tanguitas debajo de un vestidito verdeazul con una franja café y un estampado más clarito.  Tenés el pelo cogido y unas chanclas bajitas.  Se nota que acabaste de llegar de la costa y como tu bronceado te gusta, todavía te vestís así.  Vas en su carro.  No se veían desde hace mucho tiempo y creo que realmente sienten amor.  Se miran, sonríen, una canción buena suena y sonríen otra vez.  Se bajan en la casa de quien hace que todas las células se le revuelquen del susto, toman cocteles, cantan, se ríen, brindan y sus ojos se encuentran, sus ojos se buscan y se encuentran, no pueden parar de sonreír y por dentro les tiembla todo, que susto sentís, es muy fuerte lo que te recorre el cuerpo y lo tenés que disimular.  Te preguntás si siente lo mismo o sos vos sola, si pensó en qué ponerse tanto porque te iba a ver o fuiste vos sola la que planeó que ponerse para acelerar su llegada a la locura.  Se va yendo la gente que había, cada vez te da más susto, cada vez el licor funciona más, hay más sonrisas y no interesa pensar en quién es y quién sos, es mejor dejarse llevar por lo que están sintiendo.  En el balcón tenés un cigarro sin prender en la boca y se acerca a hablarte, no tiene fuego y si lo tiene no te lo va a dar, detesta que fumés, siempre lo hizo.  Te quita el cigarro y te da un beso, le dio mucho susto tirarse a vos de esa forma y por eso se devuelve.  El diablo que te habita se sale de tu control y le das un beso.  Era lo que hacía falta para hacer de ustedes dos una sola cosa loca descontrolada, una y cien veces más se besan, abren los ojos para comprobar que si son y se dejan llevar por un par de bocas que se ven más lindas tocándose y dibujándose que de cualquier otra forma.  Se separan para intentar disimular, no es bueno que todos se den cuenta de lo que están haciendo, del camino que van recorriendo con sus ojos, sus manos, sus labios.  Es hora de salir de ahí, te quiere quitar la ropa tanto como querés que te la quite, se la querés quitar más rápido vos, no quieren nadie al lado, sólo querés vivir lo que soñás desde que dejaron esto a un lado.  Por fin están otra vez en su carro pero ahora no hay decencia a bordo, ahora su mano toca tu pierna despacio, de abajo a arriba, subiendo se eleva tu excitación, cerrás los ojos y tragás entero, tratás de respirar y no te movés.  Toca todo lo que puede de tu cuerpo, despacio, abre tus piernas y las cierra, sigue manejando pero no se puede concentrar porque ahí estás vos, con su mano llegó a tus calzoncitos y sintió que temblaste, te atrapó, llegó en el momento y al lugar en el que los "dedos se deslizan solitos", te estremecés y sonreís, se miran y acelera el carro para acortar camino que falta para llegar al apartamento del 5º piso...

¿Me quieres apoyar?