Hoy. Igual que ayer. Igual que el día antes. Igual que el día antes.
Así me voy. Repitiendo días absurdos, días sin colores, sin razones.
Sale el Sol y se cuela entre la persiana, me aporrea los ojos y me patea la cabeza.
"El día ya empezó, ¿a qué horas te vas a levantar?", dice.
"Andá a que te peinen", reniego. Volteo hacia el otro lado y sigo acostada, intentando dormir un poco más. Entre tanto me pregunto para qué levantarme si no tengo nada que hacer. Escribir, tal vez. Genial, más conversaciones conmigo misma es justo lo que necesito ahora.
Magnífico sería tener algo que hacer, ¡trabajar! No sé cómo los vagos viven felices haciendo nada. Cómo pasan su tiempo sin aburrirse. Habría que tener mucho dinero para entretenerse en diferentes
actividades. Vaya, no tengo.
¡Wepa! ¡Me acaban de llamar para una entrevista de trabajo mañana! ¿Let the games begin?
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