2.7.08

Un pedacito de una buena historia

No tenés más que unas tanguitas debajo de un vestidito verdeazul con una franja café y un estampado más clarito.  Tenés el pelo cogido y unas chanclas bajitas.  Se nota que acabaste de llegar de la costa y como tu bronceado te gusta, todavía te vestís así.  Vas en su carro.  No se veían desde hace mucho tiempo y creo que realmente sienten amor.  Se miran, sonríen, una canción buena suena y sonríen otra vez.  Se bajan en la casa de quien hace que todas las células se le revuelquen del susto, toman cocteles, cantan, se ríen, brindan y sus ojos se encuentran, sus ojos se buscan y se encuentran, no pueden parar de sonreír y por dentro les tiembla todo, que susto sentís, es muy fuerte lo que te recorre el cuerpo y lo tenés que disimular.  Te preguntás si siente lo mismo o sos vos sola, si pensó en qué ponerse tanto porque te iba a ver o fuiste vos sola la que planeó que ponerse para acelerar su llegada a la locura.  Se va yendo la gente que había, cada vez te da más susto, cada vez el licor funciona más, hay más sonrisas y no interesa pensar en quién es y quién sos, es mejor dejarse llevar por lo que están sintiendo.  En el balcón tenés un cigarro sin prender en la boca y se acerca a hablarte, no tiene fuego y si lo tiene no te lo va a dar, detesta que fumés, siempre lo hizo.  Te quita el cigarro y te da un beso, le dio mucho susto tirarse a vos de esa forma y por eso se devuelve.  El diablo que te habita se sale de tu control y le das un beso.  Era lo que hacía falta para hacer de ustedes dos una sola cosa loca descontrolada, una y cien veces más se besan, abren los ojos para comprobar que si son y se dejan llevar por un par de bocas que se ven más lindas tocándose y dibujándose que de cualquier otra forma.  Se separan para intentar disimular, no es bueno que todos se den cuenta de lo que están haciendo, del camino que van recorriendo con sus ojos, sus manos, sus labios.  Es hora de salir de ahí, te quiere quitar la ropa tanto como querés que te la quite, se la querés quitar más rápido vos, no quieren nadie al lado, sólo querés vivir lo que soñás desde que dejaron esto a un lado.  Por fin están otra vez en su carro pero ahora no hay decencia a bordo, ahora su mano toca tu pierna despacio, de abajo a arriba, subiendo se eleva tu excitación, cerrás los ojos y tragás entero, tratás de respirar y no te movés.  Toca todo lo que puede de tu cuerpo, despacio, abre tus piernas y las cierra, sigue manejando pero no se puede concentrar porque ahí estás vos, con su mano llegó a tus calzoncitos y sintió que temblaste, te atrapó, llegó en el momento y al lugar en el que los "dedos se deslizan solitos", te estremecés y sonreís, se miran y acelera el carro para acortar camino que falta para llegar al apartamento del 5º piso...

0 Comentarios:

Publicar un comentario

A ver, coméntame

¿Me quieres apoyar?