Escribir es una necesidad para mi, es mi terapia para que todo salga y no me gustan las restricciones... No me gusta no poder publicar porque puedo hacerle daño a alguien, no me gusta no poder publicar porque no se quien me lee y quien me lee puede hacer o pensar algo basándose en lo que digo, es muy poco agradable no poder contarle al mundo que me rodea mi forma de vivir, de ver, de sentir, de percibir lo que nos pasa.
¿Qué sentido tiene este blog entonces? ¿Qué sentido tiene sentarme a escribir si no puede ser apreciado?
Siento como si en vez de blog me tuviera que comprar un diario de esos en colores pastel con candadito para guardar como secretos cada una de las mil locuras que escribo... No todo lo que escribo es literal, no todo es real, mucho de lo que leés son sueños, sueño cada día con cosas y personas, con escenas... ¡No me has entendido! Parte de mi vida es un lugar llamado Fantasía y si sabés de que te hablo, si te recuerda a algo, deberías dejar de buscar en mis palabras lo que buscás... Si querés encontrar una verdad no la busqués aquí.
Salir a la terraza en el medio de la fría noche, mirar al cielo, ver mi constelación favorita, hablar con ella, pedirle con lágrimas acumulándose en los ojos que no se vaya de mi memoria mientras el humo que retengo en los pulmones va saliendo poco a poco, sonreír y tratar de ubicar cada una de las estrellas que tengo en mí tatuadas, suspirar por quienes se quedaron en casa, pensar en quienes tal vez vendrán, pensar en el vecino o vecina que habita debajo de mi habitación, como será, me caerá bien, será bonito, será alto, gordo, tendrá mal aliento... Tocar mi barriga para encontrar las llaves y despreocuparme si se cierra la puerta (ilusa), aspirar un poco más recordando el sabor de lo que era habitual y ahora imposible de encontrar, tiritar por el viento de un temporal que aún no sé si llegará o el ventarrón de ayer lo alejó de mi nueva ciudad que aún no es mía porque no nos hemos conquistado a pesar de las sonrisas que cada día nos regalamos, recordar la ciudad de mis amores, esa que es un pequeño mundo espectacular y loco donde todo puede pasar...
Me gusta mucho mi nueva vida aunque no dejo de pensar en lo que me haría tal vez un poco más feliz...
Entre la tristeza que deja estar lejos, sale a la superficie un sentimiento de libertad a causa de comenzar a sentir independencia día tras día.
No es fácil decidir volver a empezar en un lugar desconocido en el que no se es nadie más que un ciudadano de un país lejano, no es fácil dejar atrás un lugar en el que hacés parte de grupos sociales, tenés la seguridad que si algo extraño sucede no vas a estar sólo porque de una u otra forma siempre hay alguien alrededor, esperando o no, dispuesto a ayudar con una mínima seña de auxilio.
Es fácil sentir que se ha perdido la cabeza cuando alrededor no hay más que desconocidos, cuando cada paso que se da es uno nuevo que te llevará hacia algo que nunca antes habías vivido, todo es nuevo, todo es diferente, todo es excitante y al mismo tiempo asustador.
Es fácil apreciar así las cosas sencillas de la vida, volver un poco al pasado, descubrir su propio valor, dejar las costumbres y salirse de la rutina que cansa para meterse en una nueva que eventualmente también cansará porque atrás se dejaron tantas comodidades que hacían la vida más simple, tan simple como ir a mercar sin tener que preocuparse que la cantidad de objetos comprados pesarán y no podrás llevarlos caminando hasta tu apartamento.
Es lindo, es aburridor, es solo, es raro, es feo, es genial, es poder respirar aires nuevos, conocer gente que no sabe de vos nada diferente a lo que les digás o vayás mostrando, es poder quedarse sentado en un sillón sin nadie que te pregunte si te pasa algo malo o por qué tenés tantas ganas de llorar o por qué estás haciendo mala cara, sin nadie que te pregunte por qué hiciste o dejaste de hacer algo porque realmente a nadie le importa lo que hagás o no con tus días y lo mejor es que poco o nada te importa lo que pasa con quienes te rodean.
Nadie te juzga, a nadie tenés que responderle más que a vos mismo, nadie te va a cuidar más que vos mismo cuando cruzás una calle, cuando estudiás o no, cuando comés o no, a nadie le importa si hoy te levantaste con ganas de pegarle al mundo o si por el contrario querés abrazar a alguien, porque tampoco hay alguien para abrazar que entienda que lo hacés por algo tan simple como el contacto, porque sos más de contacto de lo que creías ser.
Así como el contacto aprendés muchas cosas de vos, aprendés muchas cosas de la vida y la odiás mientras la amás por un vaivén de inconvenientes que hacen que tus días tengan características que sin darte cuenta necesitás para hacer lo que estás haciendo, es en el medio de la soledad donde se desnuda tu ser y volvés a nacer para formarte en torno a tu beneficio, dejando atrás la forma que te dió tu pasado entorno...