#LasDeliciasDeMaiky
Con todo el respeto a los católicos, que en este país aparentemente son muchos, me genera más emoción un concierto de Ricardo Arjona –léase mi desprecio entre líneas por favor- que la venida de ese señor a Colombia.
Al parecer, el costo estimado de dicha visita oscila entre 1 y 2 millones de dólares al día, es decir, entre 13.000 y 25.000 millones de pesos colombianos porque viene 4 días, cifras que no se saben a ciencia cierta porque el Vaticano es muy reservado en este tema, todos sabemos por qué, pero no es pertinente tratarlo ahora aquí. Y eso que este señor “se opone a gastos elevados” (palabras textuales del presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia), ¡qué tal que no!
Por un lado, hay quienes sostienen que viene como el representante del Estado del Vaticano, por lo que es normal que su visita la pague el gobierno colombiano, como se usa normalmente con las visitas entre presidentes y todas esas parafernalias de políticos. Siendo así, ¿qué pitos toca un religioso metiendo la cucharada entre políticos? Supuestamente, la Iglesia Católica no debería intervenir en temas políticos por tratarse de una religión, al menos eso me ha repetido hasta el cansancio mi ultra-católico-roommate, lo cual me genera muchísimos más interrogantes de los que ya mantengo con este asunto.
Por otro lado, hay quienes sólo lo ven como la cabeza del catolicismo visitando nuestro país, y de ser así, ¿por qué todos tenemos que costearlo? ¿por qué no traer a otros líderes de otras religiones también? Si supuestamente viene con el fin de apoyar la paz, empecemos por aceptar y reconocer las diferencias de creencias y religiones que profesamos en este país y no le demos gusto sólo a un grupo, por muy grande que sea.
¿Quién paga el viaje del papa Francisco? Es la pregunta que nos hemos hecho muchos últimamente. Lo lindo e incoherente es que la mayor parte la cubre el gobierno nacional, el resto lo patrocinan empresas privadas. Por supuesto los porcentajes de intervención económica tampoco han sido revelados, no sea que el pueblo se escandalice más de lo que ya, al parecer, está. Honestamente, esa visita la deberían pagar los católicos, nadie más, si quieren ver a su líder, pues que se metan la mano al bolsillo y lo traigan.
¿A qué viene el señor? Hace unos meses, en septiembre de 2016 para ser exactos, el papa Francisco I prometió venir a Colombia cuando el acuerdo fuese blindado por el plebiscito y por el reconocimiento mundial. "Yo estaré en Colombia para enseñar la paz" :o –espacio reservado para el desahogo de la ira-.
Alguien que le aclare a este señor que hubo un chanchullo bizarro con todo el tema del plebiscito y la finalización de la negociación. Además, por favor díganle cómo funcionan los procesos de enseñanza y por amor al cielo o a quien amen, alguien que le diga a este señor que si los millones de católicos colombianos que van juiciosos a misa cada ocho días, salen a la calle a ser los mismos hipócritas/homofóbicos/mente cerrada e intolerantes de siempre, 4 días de él hablando aquí no van a solucionar nada de fondo. Y eso que prefiero no hablar del tamaño del ego, por favor.
Hágame el favor, 25 mil millones de pesos colombianos gastados (no invertidos como algunos quieren hacer creer) en 4 días, hablemos de descaro. Literalmente hay niños en la Guajira que se están muriendo de hambre, por mencionar sólo un problema grave del país. No es más católico invertir esa platica en ayudarles a resolver de alguna manera y en alguna medida ese tema, en vez de gastarlo en desfilar al pobre anciano por 4 días en 4 ciudades del territorio colombiano?
Hay asuntos más urgentes, literalmente más vitales en los cuales se puede invertir todo ese dinero, no es justo y no creo que sea justificable gastar tanto en un viaje, por muy concurridos que sean los eventos y muy espiritual que puedan ser sus palabras para tantos.
Lo único que me queda de esperanza es que ojalá el turismo se dispare de una manera tal que los ingresos generados sobrepasen exageradamente el costo de la visita y que finalmente todos los que hoy estamos indignados renegando nos podamos quedar callados, sabiendo que al menos, en términos económicos, valió la pena.
Fuentes: Conferencia Episcopal de Colombia, Periódico El Colombiano, Periódico El Tiempo, Periódico Portafolio, Periódico La República