Mi mente va más rápido que todo lo demás, no puedo concentrarme en casi nada, es más, no puedo concentrarme en nada. Mi pierna izquierda le da golpes a un bombo invisible, mi cabeza se mueve como perrito en taxi, mi lengua se pasea de lado a lado, mi estómago tiembla, muerdo aire, cierro los ojos, también los abro, canto en mi mente mientras espero que no hable nadie, mi cerebro parece metido dentro de una lavadora (más de lo normal obviamente) y se siente llenar la Luna sobre mi cabeza.
¿En qué momento la vida dejó de ser lo que nunca más volverá a ser?, ¿de dónde salió la tormenta que me dió una cachetada y me dejó la mandíbula desencajada?, ¿qué pasó cuando yo me fui de donde sea que me haya ido?, ¿cómo terminará esta historia que nunca parece estar escribiéndose?
¡Que vivan las mareas vivas! ¡Las bajas y las altas, que vivan cada una de ellas! ¡Que vivo se siente el cuerpo cuando atraviesa el aire que estalla de energía, cuando se aproxima la llegada de las mejores noches de cada mes!