Mi mayor error fue enamorarme de ella, aunque no por eso me arrepiento. Cuando uno entrega todo lo que tiene sin control alguno, solo quiere decir que sentía con fuerza, con ganas, y así es pecado arrepentirse.
Tal vez el verdadero kilombo fue no saber como soltar las amarras y viajar hacia otro lugar cuando era el momento.
No sé...
Fue un error que me costó reaccionar de un golpe durísimo contra el suelo, me tardé mucho tiempo en abrir los ojos, lamer las heridas, secar mis lágrimas, levantarme para recoger y armar los pedazos que la caída me dejó, y finalmente tomar fuerza para volver a caminar, para mirar al cielo de colores sin miedo y con la calma después de la tormenta volver a respirar.
Aprendí que puedo desafiar toda lógica, irme en contra de la razón, cerrar por completo los ojos y amar sin involucrar el cerebro, por encima del dinero, la gente, y todas las señales que a gritos me pedían que me alejara antes de lanzarme a lo que sería una muerte segura. Por eso no puedo arrepentirme, pero con humildad y hasta un poco de nostalgia reconozco, después de tanta tómbola vivida, que enamorarme de ella ha sido el peor error que jamás he cometido.