28.4.17

Mitos, verdades y errores del sexo anal - Las delicias de Maiky

Artículo publicado originalmente en la página web de "Las delicias de Maiky". 
#LasDeliciasDeMaiky 

No hay nada peor que un man que de entrada te lo quiera meter en el trasero cuando están cogiendo. No, queridos, eso no se hace. Es el error más grave que se puede cometer a la hora de tener –o intentar tener- sexo anal.

Si en el sexo más “convencional” de penetración vaginal es importante el calentamiento, en este caso, más que necesario, es obligatorio.

La idea es disfrutar, de lado y lado, y aunque para los hombres puede ser muy placentero debido a la estrechez del conducto que penetran, para las mujeres puede ser una experiencia magnífica, que sí lleva al orgasmo, a diferencia de lo que suele creerse por ahí. 
A veces se nos va la mano en lo mojigatos y creemos que es sólo algo “cochino” y que nada rico va a resultar. Si vos sos de los que piensa eso, estás muy equivocado y necesitás experimentar carajo que pa’ eso se hizo el sexo, como tantas veces hemos dicho, hay que dejarnos sorprender en estos casos, o mejor dicho, es mejor pecar por atrevido y no por santo.

Este es un tema tabú, mal visto para muchos, asqueroso para otros, encantador y muy excitante para otros tantos. Como todo en este mundo, es controversial, pero hay maneras de hacerlo bien. Como dije, no se trata de querer meterlo de una apenas le quitaste la ropa a tu pareja, por favor, no seas bruto. Una vez un man lo intentó hacer conmigo sin preparación y para no irme de bruces terminé dándole un golpe tan duro a la pared que me abrí la mano, obviamente, él nunca más me volvió a comer. Y pilas, que esto aplica igualito para el sexo entre dos mujeres, no hay que andar por ahí metiendo dedos o consoladores a secas, ¡por favor!

La verdad es que para empezar es necesaria una buena estimulación, relajarse, explorar y ver las reacciones del cuerpo ante lo que se siente, besar, lamer, usar los dedos, incluso juguetes anales -tipo butt plug- antes de penetrar, con el fin de generar confianza y de tomárselo con calma, porque esto en definitiva no debe ser un tema de afanes. Es muy recomendado usar lubricantes porque allí no se lubrica naturalmente, en cuanta cantidad sea necesaria porque es un área delicada que debe ser tratada con cuidado. Y eso si, una vez que esté adentro, arranque despacio, no es una carrera contra el tiempo, disfrútelo y vaya aumentando la velocidad, le aseguro que si lo hacen bien es delicioso para los dos.

Las posiciones pueden ser muchas, es cuestión de sentir, ensayar y comunicarse. No es cierto que la mejor sea el perrito, aunque si es la que más propicia el orgasmo femenino. Por favor no sean aburridos, en el sexo la creatividad siempre es un plus que lleva a mayor disfrute. Eso si, estando adentro hay que agarrar bien las nalgas para que no se salga apenas estén dándole “como a cajón que no cierra”, porque queda como si se le fuera el aire y además se puede poner feo, no me ha pasado pero sí conozco historias que dicen que es como si se abriera una canilla en el culo y guácala, nadie quiere ver eso ni mucho menos vivirlo, eso debe dejar un rayón en el coco miedoso.

Contrario a lo que algunos creen, no es cierto que debido al sexo anal los músculos se estiran de manera irreversible. No se te va a dañar nada por allá abajo por hacerlo, el esfínter anal es el encargado de contraer y liberar dichos músculos, entonces no hay por qué creer pendejadas que no tienen fundamento. Eso suena a puro mito urbano que alguien se inventó para tener una excusa y no dejárselo meter en el “chiquito”, tipo “si trago semen quedo en embarazo” jaja, hágame el favor.

Y si, como todo músculo es posible entrenarlo y con la práctica se va volviendo más sencillo, más entretenido e incluso más placentero. No quiere decir que porque la primer vez fue doloroso tenga que seguirlo siendo, pues eso depende mucho de la actitud, de las ganas, de con quien se hace y obviamente del momento en el que se hace. Al día siguiente de mi primer experiencia no podía ni sentarme bien, me dolían hasta las piernas, fue muy extraño, pero con el tiempo y la buena práctica se mejoró todo y ya lo disfruto. Ahora que tengo más sexo con mujeres que con manes, lo disfruto increíble, no se imaginan, y por eso lo recomiendo a ojo cerrado.

La cruda verdad es que el sexo anal no tiene por qué doler si se hace bien, es más, los médicos recomiendan detener la práctica si hay dolor, porque puede ser debido a una lesión interna, o simplemente porque no se está lo suficientemente relajado, y si eso le está pasando, deje de inventar y vuelva a intentarlo cuando esté en la disposición de hacerlo bien, ¡sin mediocridades pues!.

¿Puede ponerse feo? Un poco si, pero para eso es importante la higiene, bañarse y lavarse bien, y no comer cosas pesadas antes de hacerlo. Además, si después de la penetración anal se pasa a la vaginal, es obligatorio cambiar de condón y limpiarse muy bien, porque ahí si es muy fácil ganarse una infección y qué rabia.

Eso si, si estás en una calentura bien deliciosa no vas a parar a bañarte, tipo “ay no, espérate me baño y ahora vuelvo”… pffff ya mató el momento, más bien vístase y váyase que la cagó. En ese caso lo que hay que hacer es dejarse llevar porque justo con esa calentura lo vas a disfrutar más, y si se pone feo, pues demalas, la pulcritud y el recato nunca deberían caber en el sexo. El sexo hay que disfrutarlo y punto, no estar pensando si se va a ver bien, si puede pasar un desastre, no no, dejemos esas bobadas atrás.

Esto del sexo anal es muy entretenido, pero para algunas personas, primero hay que cogerle el sabor. Como dice una amiga “es como un premio que se le da a un man (o a una nena) muy buen polvo, no a cualquiera”, y como tal, hay que sollárselo al máximo, en un momento de mucha excitación para que sea una experiencia memorable y no un desastre que uno no sabe si llorar de pena o reírse de dolor.

Ojalá se antojen y lo prueben bien, en serio, el sexo anal es todo lo rico.

16.4.17

Bombón, esto es para vos

Si te veías tan provocativa en una hamaca a media noche y a oscuras, no me imagino cómo te verás de bien con el pelo revolcado, enredada entre sábanas mientras te recorro de pies a cabeza...

¿Cómo llegamos ahí? No sé si es tu boca, tus ojos, tu mirada, tu cuerpo o la forma como me hablas, pero era inevitable que en algún momento te saltara encima para besarte, y vaya sorpresa me llevé, ¡qué delicia!

En tu boca me podría quedar horas, sintiendo tus labios, tu lengua, mordiéndote suavecito, jugando... Lo recuerdo y se me revuelca algo adentro y por eso estamos aquí (aparte de que me pediste que hiciera algo similar a esto)

Te beso y algo se despierta en mí, las ganas se van abriendo paso a medida que nos besamos y te voy quitando la ropa, esta vez juego yo y te tocará quedarte quieta, a ver cómo lo soportas porque no te voy a dejar el control. Se va yendo la ropa y te tiro en la cama, esas sábanas grises me encantan y te resaltan la piel, me gusta muchísimo ese color tuyo, me provoca tocarte toda y eso es lo que haré.

Te recorro la cara, las orejas, el cuello con mi boca, mientras enredo mis dedos en tu pelo y te sigo besando, bajando poco a poco y así, despacio ya tengo mis labios en tus senos, los lamo, los respiro, los toco de lado a lado con la lengua y a mordiscos y de repente se te sale un gemido. Me mojan los gemidos, es demasiado excitante tenerte así debajo de mí.

Sigo bajando por tu abdomen, costados, piernas... arriba y abajo, pasando por el lado de tus calzones sin detenerme en ellos, te volteo y recorro tu espalda que me fascina y de repente bajo, te muerdo la nalga, le doy besitos, la acaricio, la aprieto y así boca abajo te quito lo único que te quedaba de ropa, ¡por fin!

Empiezo a pasar la lengua, despacio y a sentir lo que tu cuerpo dice, te busco con mis dedos y sin prisa los muevo de lado a lado, te volteo y con tus piernas alrededor de mi cabeza voy pasando la lengua por uno de mis lugares favoritos, mordiendo despacito, chupando, aumentando el ritmo a medida que tus movimientos y tus gemidos me dicen que lo haga. Mis dedos se unen al juego y entre ellos, mis labios y mi lengua te hacen venir en mi boca, ¡qué arqueada tan bonita y qué sensación tan deliciosa!

Me gusta muchísimo recostarme sobre vos y es lo que hago para descansar un ratico, un abrazo grande para recargar las energías antes de seguir haciéndote sentir delicioso siempre es bueno, ¿no?

 En esas sábanas revueltas te revolqué y te recorrí de un lado a otro, disfruté cada pedacito de tu piel y no veo la hora de volver a tenerte frente a mí porque ya sabes lo que te voy a hacer...

Besitos encoñadores

Besitos encoñadores, de esos que uno pide al Universo cuando piensa en su gusto por alguien, "que bese rico, que bese rico", por favor, eso lo superaste con creces.

Todo lo rico bombón, qué delicia de noche, hasta la parte de dormir un poco fue deliciosa. Me encantó dormir entre tus brazos -y eso no lo suelo hacer, no me gusta-.

Tengo esta cabezota entamborada y seriamente antojada, ¿por qué te tenías que ir?, deberías venir en mayo o en junio conmigo otra vez.

¡Quiero más! Te quiero conocer, porque de verdad no nos conocemos mucho, aunque digas que sabes cositas sobre mí, no es recíproco.
Toda, por dentro, por fuera, quiero saberlo todo. Qué te gusta, qué odias, qué te mueve, qué te hace levantar en las mañanas. Cuáles son tus sueños, tus filosofías, qué es lo importante y lo que te hace estallar de felicidad.

Sin afán, lo quiero todo... con vos.

7.4.17

¿Yo qué les dije?

Al final, ¡yo siempre me quedaré con la chica!

Para vivir como millonario hay que tener cojones - Las delicias de Maiky

Artículo publicado originalmente en la página web de "Las delicias de Maiky". 
#LasDeliciasDeMaiky 

¿Se han puesto a pensar cómo hace esa gente que se la pasa viajando, que tienen una vida como toda buena, pero que uno no los ve que se matan trabajando? De esos que le provoca a uno seria envidia, porque uno está atrapado en un cubículo o una oficina, con quince pinches días de vacaciones en el año.

Esa gente sí sabe para qué es la vida, parece como que se hubieran ganado la lotería, pero uno los ve y no es que estén nadando en billetes cual Warren Buffet, no, entonces es inevitable preguntarse ¿cómo carajos hacen ellos y uno no?

La verdad es que para vivir como millonario, definitivamente no hay que serlo, sólo hay que querer vivir como uno. Ojo, no estoy diciendo que por querer tener las cuentas taqueadas de millones eso vaya a pasar, ¡nuah! ojalá fuera tan fácil. No, no estoy hablando de dinero, estoy hablando de estilo de vida. A la hora de la verdad, eso es lo que diferencia a esos que aparentemente “hacen lo que les da la gana” de los mortales que viven embalados, sin tiempo, sin energía y soñando con vivir mejor. Si no cree, vaya cuélese a un club exclusivo de la ciudad y fíjese quienes están a las 10 de la mañana tomando cocteles y jugando golf, los que manejan su tiempo son los millonarios.

Hay que “echarse al agua” si uno quiere vivir un estilo de esos parchados, de los que te permite decidir qué hacer con cada hora de tu tiempo, dormir hasta que se te acabe el sueño si te da la gana, o despertarte a hacer deporte si es lo tuyo, o irte de viaje en cualquier momento porque así lo sentiste. Vestirte como te de la gana, mantenerte en pantaloneta y no volver a ver una corbata si no te gusta, trabajar en lo que te apasiona, comer lo que se te antoje y cuando se te antoje y por qué no, poder quedarte en tu casa viendo películas. Ir a visitar a tu familia, parchar con tus amigos o jugar con tus mascotas. Esa “buena vida” es el que hace que todo esto valga la pena y no creo que uno tenga que ser millonario para hacerlo.

¡Pum! Explotaron las cabezas de los incrédulos, esos que están moviendo la cabeza en negación, pensando “oigan a esta, yo no puedo hacer eso”, y ojalá se sientan así para que se replanteen y abran los ojos a los hechos, porque la verdad es que vivimos en un mundo tan abundante, tan lleno de posibilidades, que conformarse con una vida planita y básica, casándose con la idea de la esclavitud al dinero es la mediocridad más grande del siglo XXI.

¿Se acuerdan del artículo “Detrás de la Web Cam de Alice Baudelaire”? Esa nena se dio cuenta que haciendo algo en lo que es rebuena se podía dar una vida “suficientemente cómoda”, además de aprender que no es necesario regalarle el tiempo a nadie. Esa pelada vive como viven los millonarios, no nos digamos mentiras.

Para uno hacer lo que le de la gana en la vida no necesita sino tener los cojones para hacerlo, es la verdad. ¿Para qué gastarse los días en un trabajo de mierda? Esa excusa de que hay que pagar las cuentas está más mandada a recoger que las tiendas de alquiler de películas.  No seamos ciegos pues, hay muchísimas formas de generar dinero, y si uno se pone a ver para qué es exageradamente bueno y explota esas habilidades en pro de resolver el tema de platica, seguro lo logra. Honestamente, si algo permite la globalización y la tecnología es encontrar mercados para cualquier cosa para la que sirvamos. 

¡Y ya está! Cuando uno encuentra esa manera de librarse de pensar en dinero, de estar trabajando todo el tiempo, se puede dedicar a parchar, a vivir eso que nos hace dar envidia de los que se la pasan haciendo lo que les da la gana. Eso si, la cantidad de dinero que usted tiene que resolver es problema suyo, eso no es una medida estándar ni un número público, cada quién verá con cuánto vive lo que le gusta vivir.

La riqueza no se mide en términos de dinero, sino en términos de tiempo (palabras de mi admirado Robert Kiyosaki). Para una vida feliz, de riqueza, de esas envidiables, es necesario vivir conscientemente enfocado en lo que a uno lo mueve por dentro, en disfrutar y aportar. No es más. Yo decido no regalarle mi vida a nadie, y ustedes, ¿qué van a hacer?

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