Me dolió un poco que te enteraras de que me voy a casar y que no estás invitado.
¡Nos habríamos divertido tanto!
Me dolió la nostalgia, la lejanía imposible de curar, dar un paso tan significativo en tu ausencia.
Me dolieron tus abrazos, tus sonrisas y tus exageradamente acertadas palabras.
Supongo que lo que antes fue un amor a toda voz y volumen no puede morir por completo, ni agonizar sin rasguñarme el alma.
La cagada es eso que se siente cuando uno mira los proyectos en los que ha estado trabajando, y ninguno le provoca.
¿Para dónde coge entonces? Para donde la psiquiatra para que le eche cantaleta. ¿O qué otra opción queda?
Me siento más perdida que la mamá de José Miel.
Me gustaría hacer cosas afuera, arrancar matas, caminar, buscar caracoles africanos. Algo diferente, pero no es el momento, porque tengo mi tobillo aporreado y tengo las puchecas recién operadas, por lo que hacer fuerza para arrancar matices me duele. ¿Entonces qué me queda? REPOSAR.
De tanto reposar me voy a convertir en mezcal.
Veo series, me aburro. Duermo, me canso.
Tengo que hacer algo con las manos. BulletJournal, colorear, escribir estaría bien. ¿Qué clase de escritora no escribe?
Saque todas esas escenas de la mente y póngalas en su libreta.
Tu camino y mi camino no son el mismo camino, pero no quiere decir que no podamos juntarnos en los cruces y sonreír.,
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