11.5.08

Un pedacito de una historia

Un día se topó con alguien como no había visto a nadie en su vida.
Un día pasó seguido por otros días y con cada uno de ellos, ese alguien que había conocido se fue volviendo más importante y hechizaba con todas sus cosas increíbles, diferentes, divertidas.
Poco a poco los sentimientos fueron apareciendo pasando por admiración, cariño, gusto y amor, creciendo y dejando huella, clavándose con garritas en cada parte de lo tangible y lo intangible que tenía.
Día a día ese alguien se iba volviendo más necesario en una vida que proporcionalmente se iba entregando a un sentimiento y a un deseo, que es inevitable cuando 2 personas son tan compatibles y se crean tantas oportunidades para que se muestren como son.
Un día despertó acompañada de ese alguien, habían pasado por muchas cosas y luego de ir muy despacio durante un tiempo pudieron soltar el miedo, los problemas que el mundo ponía en sus caminos, la gente que había alrededor y se entregaron, fueron tan lejos que no quedó un sólo rincón sin visitar, la profundidad de lo que habían hecho dejó una marca que le transformó la forma de ver muchas cosas en su vida y le abrió los ojos, le clavó en su mente mil imágenes y le dejó en todo el cuerpo marquitas diseñadas para hacerle pedir más.
Se había enamorado de quien llegó sin avisar, de quien entró a su vida como un tornado, de ese alguien que le enseñó un millón de cosas nuevas, de ese alguien que le recordó lo que es sonreír con el corazón alegre, de ese alguien que le devolvió la libertad de sentir.
Se había enamorado otra vez y se le había olvidado lo bien que se siente cuando se está en el cielo, pero también se le había olvidado lo mucho que duele cuando algo pasa y las cosas cambian.
Como un sueño increíble, como el sueño perfecto del que uno no se quiere despertar, camina por la cuerda floja de la mano de ese alguien, de su tormenta perfecta, de quien le eleva el ánimo con una aparición y le muestra la perfección cuando deja salir lo que verdaderamente guarda en su interior. 
Caminan despacio hacia un lugar que no conocen, pero no sienten miedo porque no se quieren separar y mientras eso siga así son capaces de enfrentar lo que se interponga entre este par de personajes y su felicidad.
Vos sabés que sos quien me hace feliz, sabés que sos vos quien me hace sonreír de corazón, sabés que sos mi tormenta perfecta, sabés que sos tan importante como el Sol...
¿Podés detener un momento toda esta locura y demostrarme quién soy? A veces es confuso, a veces me extravío viendo lo que hay en tus manos, lo que hacés con tus días y definitivamente te extraño.

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