Un día no alcanzó a ser un minuto,
los segundos corrieron como locos,
pasando unos encima de otros,
afanados, perseguidos por su propia sombra
Las sensaciones fueron acumulándose,
en una pila infinita, unas sobre otras,
no dieron pie a ser detenidas,
y a ser apreciadas por lo que eran
Se agotó el cuerpo por tanta energía,
no soportó retener tanto en tan poco tiempo,
los espacios se abrieron, pero el mundo los cerró,
y de repente, todo fue silencio
Se acabaron sus 15 minutos,
renunció a seguir viviendo de esa forma
y dejó escapar lo que nunca valoró
y soñó tener toda la vida
Ahora no siente nada,
los sentimientos renunciaron a esperar
y dejaron vacío su cuerpo,
tan vacío como un jardín en invierno,
soñando con un Sol que le quemó el corazón
Su espíritu seguirá libre,
vagando sin parar,
esperando que tal vez algún día,
los sentimientos vuelvan a entrar
y tal vez pueda volver a sonreír...
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