Una de las cosas que me dan pánico en la vida es desilusionar, desilusionar a mi familia, desilusionarme, desilusionar a quien amo...
Siempre he pensado en evitar desilusionarlos, ¡ante ese sentimiento no encuentro cómo puede uno remediar las cosas!
Una vez más, un error cometí, sé que fue un error, y lo sabía mientras lo cometía, ¿por qué no paré?
De repente me vi en un camino oscuro como la noche sin Luna y estrellas que me miraban. En ese camino, sola, busqué una salida y mientras avanzaba, me di cuenta que no la iba a encontrar, el camino terminaba en mi metida de patas y lo supe mientras llegué a él.
No pude sonreír, no lo sentí como se supone que uno se siente, lo único que pude pensar fue en que podría haber hecho un daño enorme, y efectivamente, eso pasó…
¿Ocio? No lo sé, la verdad no puedo entender porque pasó lo que no debió pasar, la verdad no puedo comprender por qué no me tiré del camino y dejé de caminar, por qué no salí corriendo hacia el vacío sabiendo que había alguien tan cerca y que tal vez me podía sacar.
Era algo que algún día tenía que pasar, la sentencia había sido lanzada desde hace mucho tiempo, pero es inevitable sentir que no debí haberlo hecho en el momento menos indicado de mi vida, cuando todo estaba tan bien y podía despertarme y sonreír.
He herido a quien amo tanto como amo al agua, no sé como hacer para borrarlo de su cabeza, poder pararme al frente y sostener una mirada, sin sentir que en su mente sigue desfilando mi cagada.
¿Una disculpa bastará? ¿Podré mostrarle lo que hay en mi mente? ¿Le interesará escucharlo? ¿Será mejor dejarlo en el pasado?
Un error más, una metida de patas de niña chiquita, un dibujo mental en la mente de quién no debí permitir que se dibujara eso...
Disculpame...
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