10/11/2008

Esperando en la clínica

¡Ay qué calor! Parece un quejido pero no lo es, ¡que me castigue el cielo si me quejo del calorcito que un Sol inmenso nos regala esta mañana!
Mi problema es que todo este Sol sobre mi cuerpo me obliga a tapar a Orión y aún hay crema que lo hidrata que se me puede quedar pegada al pantalón... Pero qué bueno es salir a la calle y ver un cielo azulito, una que otra nube haciendo su aparición, el día con cara de paseo y ¡llenarse de energía! Porque es que aquí tengo mucho sueño, ¡pero que bien se siente el Sol de la mañana en la ciudad de la eterna primavera!
Últimamente Peter ha hecho tantas pataletas y se ha estirado tanto que ya ni sé que darle para que se tranquilice, no me deja funcionar, no me deja ni soñar y ahora que estoy en carrera contra el tiempo me desespera no saber que hacer... ¡Que me corten la cabeza!
Una sonrisa se dibuja en mi cara cada vez que pronuncio esa frase, que excelente película, supongo que el libro es mejor, aunque la magia del libro que sale a flote ya ha sido arruinada con la corrupción de mi imaginación.
Va llegando la hora de decir adiós, poco o nada me va a gustar esta despedida, anoche en mis hombros puso su cara y lloró, sólo dejó de hacerlo cuando le pregunté el motivo por el cual me iba a hacer llorar.
Es que la vida le da a uno patadas en el culo luego de darle abrazos, no puede ser todo un cuento de hadas, una historia feliz o medianamente alegre, es tan equilibrada y educadora que luego de dar una alegría manda una tristeza que sacude, si tomás una decisión te pone en el camino obstáculos malos y buenos, que aseguran que la decisión que tomaste sea la correcta y lo que necesitás... Si no sos capaz de sortear las cosas, no merecés, no necesitás lo bueno que te pone la vida al frente.

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