#LasDeliciasDeMaiky
No hay nada peor que un man que de entrada te lo quiera meter en el trasero cuando están cogiendo. No, queridos, eso no se hace. Es el error más grave que se puede cometer a la hora de tener –o intentar tener- sexo anal.
Si en el sexo más “convencional” de penetración vaginal es importante el calentamiento, en este caso, más que necesario, es obligatorio.
La idea es disfrutar, de lado y lado, y aunque para los hombres puede ser muy placentero debido a la estrechez del conducto que penetran, para las mujeres puede ser una experiencia magnífica, que sí lleva al orgasmo, a diferencia de lo que suele creerse por ahí.
A veces se nos va la mano en lo mojigatos y creemos que es sólo algo “cochino” y que nada rico va a resultar. Si vos sos de los que piensa eso, estás muy equivocado y necesitás experimentar carajo que pa’ eso se hizo el sexo, como tantas veces hemos dicho, hay que dejarnos sorprender en estos casos, o mejor dicho, es mejor pecar por atrevido y no por santo.
Este es un tema tabú, mal visto para muchos, asqueroso para otros, encantador y muy excitante para otros tantos. Como todo en este mundo, es controversial, pero hay maneras de hacerlo bien. Como dije, no se trata de querer meterlo de una apenas le quitaste la ropa a tu pareja, por favor, no seas bruto. Una vez un man lo intentó hacer conmigo sin preparación y para no irme de bruces terminé dándole un golpe tan duro a la pared que me abrí la mano, obviamente, él nunca más me volvió a comer. Y pilas, que esto aplica igualito para el sexo entre dos mujeres, no hay que andar por ahí metiendo dedos o consoladores a secas, ¡por favor!
La verdad es que para empezar es necesaria una buena estimulación, relajarse, explorar y ver las reacciones del cuerpo ante lo que se siente, besar, lamer, usar los dedos, incluso juguetes anales -tipo butt plug- antes de penetrar, con el fin de generar confianza y de tomárselo con calma, porque esto en definitiva no debe ser un tema de afanes. Es muy recomendado usar lubricantes porque allí no se lubrica naturalmente, en cuanta cantidad sea necesaria porque es un área delicada que debe ser tratada con cuidado. Y eso si, una vez que esté adentro, arranque despacio, no es una carrera contra el tiempo, disfrútelo y vaya aumentando la velocidad, le aseguro que si lo hacen bien es delicioso para los dos.
Las posiciones pueden ser muchas, es cuestión de sentir, ensayar y comunicarse. No es cierto que la mejor sea el perrito, aunque si es la que más propicia el orgasmo femenino. Por favor no sean aburridos, en el sexo la creatividad siempre es un plus que lleva a mayor disfrute. Eso si, estando adentro hay que agarrar bien las nalgas para que no se salga apenas estén dándole “como a cajón que no cierra”, porque queda como si se le fuera el aire y además se puede poner feo, no me ha pasado pero sí conozco historias que dicen que es como si se abriera una canilla en el culo y guácala, nadie quiere ver eso ni mucho menos vivirlo, eso debe dejar un rayón en el coco miedoso.
Contrario a lo que algunos creen, no es cierto que debido al sexo anal los músculos se estiran de manera irreversible. No se te va a dañar nada por allá abajo por hacerlo, el esfínter anal es el encargado de contraer y liberar dichos músculos, entonces no hay por qué creer pendejadas que no tienen fundamento. Eso suena a puro mito urbano que alguien se inventó para tener una excusa y no dejárselo meter en el “chiquito”, tipo “si trago semen quedo en embarazo” jaja, hágame el favor.
Y si, como todo músculo es posible entrenarlo y con la práctica se va volviendo más sencillo, más entretenido e incluso más placentero. No quiere decir que porque la primer vez fue doloroso tenga que seguirlo siendo, pues eso depende mucho de la actitud, de las ganas, de con quien se hace y obviamente del momento en el que se hace. Al día siguiente de mi primer experiencia no podía ni sentarme bien, me dolían hasta las piernas, fue muy extraño, pero con el tiempo y la buena práctica se mejoró todo y ya lo disfruto. Ahora que tengo más sexo con mujeres que con manes, lo disfruto increíble, no se imaginan, y por eso lo recomiendo a ojo cerrado.
La cruda verdad es que el sexo anal no tiene por qué doler si se hace bien, es más, los médicos recomiendan detener la práctica si hay dolor, porque puede ser debido a una lesión interna, o simplemente porque no se está lo suficientemente relajado, y si eso le está pasando, deje de inventar y vuelva a intentarlo cuando esté en la disposición de hacerlo bien, ¡sin mediocridades pues!.
¿Puede ponerse feo? Un poco si, pero para eso es importante la higiene, bañarse y lavarse bien, y no comer cosas pesadas antes de hacerlo. Además, si después de la penetración anal se pasa a la vaginal, es obligatorio cambiar de condón y limpiarse muy bien, porque ahí si es muy fácil ganarse una infección y qué rabia.
Eso si, si estás en una calentura bien deliciosa no vas a parar a bañarte, tipo “ay no, espérate me baño y ahora vuelvo”… pffff ya mató el momento, más bien vístase y váyase que la cagó. En ese caso lo que hay que hacer es dejarse llevar porque justo con esa calentura lo vas a disfrutar más, y si se pone feo, pues demalas, la pulcritud y el recato nunca deberían caber en el sexo. El sexo hay que disfrutarlo y punto, no estar pensando si se va a ver bien, si puede pasar un desastre, no no, dejemos esas bobadas atrás.
Esto del sexo anal es muy entretenido, pero para algunas personas, primero hay que cogerle el sabor. Como dice una amiga “es como un premio que se le da a un man (o a una nena) muy buen polvo, no a cualquiera”, y como tal, hay que sollárselo al máximo, en un momento de mucha excitación para que sea una experiencia memorable y no un desastre que uno no sabe si llorar de pena o reírse de dolor.
Ojalá se antojen y lo prueben bien, en serio, el sexo anal es todo lo rico.
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