A veces me voy, a veces me pierdo, divagando entre el pasado, los sueños, los miedos, los ideales, los recuerdos.
A veces me deschaveto, se me va la pinza, se me desdibuja el mal llamado Norte.
Mi mente vuela, se escapa y deja mi cuerpo ahí, sin mucha función consciente a su lado. Luego regreso y lo que me encuentro junto a mi es tan magnífico que no puedo evitar sonreír.
Una mujer que me mira expectante, que disfruta de mis expresiones, una mujer que ha sabido aguantarme y guiarme de la mano durante mis temporales. Una mujer que se abre paso y construye su vida a punta de pasos fuertes (con esas mega piernas no podría ser de otra forma su caminar). Una mujer de ojos brillantes y magnéticos, de sonrisa sincera y de lágrimas que te rompen el alma cuando las deja brotar.
Un espectáculo hermoso e imperfecto, una niña mimada cuando le conviene, una señora brava cuando la situación lo merece. Una fuerza imparable, magia pura y pasión es lo que me mira con paciencia y me llena de comprensión, tranquilidad y un sentimiento abrumador que no creo haber sentido antes.
Mi innata decadencia, mi cerebro que nunca se calla, mis intrínsecos impulsos de hacer siempre lo que me da la gana, mi innegable irreverencia y un lado oscuro que a veces gana, son "aceptados" y respetados aunque no los entienda, así de grande es.
¿De qué sirve tener un lado oscuro si no es para reconocer el del otro y dejarlo ser cuando llama?
Ella también tiene uno, supongo que todos lo tenemos.
No recuerdo bien por qué empecé a escribir esto, tal vez lo único que quería era hacer un elaborado agradecimiento, uno rarito pero muy sincero, uno que le recuerde que después de todo lo que hemos pasado es ella quien a mi lado quiero.
#TodoConVos
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