Quisiera poder declararte un amor eterno, a prueba de fallas, imposible de lastimar.
Quisiera poder decirte que más a menudo de lo que quisiera aceptar te pienso, que te sueño en algunas noches y en algunas mañanas frías como la de hoy anhelo tu cuerpo abrazando el mío.
Quisiera poder aceptarte que por vos siento algo indestructible, que no se calma ni se aminora, que con el pasar de los años se ha logrado salvar de los daños causados -así nunca hayamos tenido intención de hacerlos-.
Quisiera poder decir tu nombre, y que al hacerlo retumbe en mí cada célula, como cuando uno pronuncia algo y siente su poder al invocarlo.
Quisiera poder decirte al igual que día a día te imagino esperándome en la puerta de mi casa, para entrar a tomarnos un café o un té, escuchar buena música y perdernos en nuestro intocable mundo.
Quisiera poder explicarte que a veces siento morir de ansiedad al pensar en tus ojos, en mirarlos horas enteras y jugar con los colores y las luces desprendidas por su brillo.
Quisiera poder abrazarte, hundir en tus hombros mi cara y respirar tranquila porque estás ahí conmigo y no te vas a ir nunca.
Quisiera poder perderme y encontrarme de nuevo en vos, negociar hasta el equilibrio, compartir la vida misma con todos sus matices, transformarnos, mejorarnos y construir nuestra definición complementaria de libertad.
Quisiera poder decirte que siento miedo y lo seguiré sintiendo a tu lado, pero si mi vida con vos sirve de algo, seguro será para enfrentarlos, al igual que los tuyos, porque sin duda cargas eso y mucho más en tu mochila.
Quisiera poder confesarte que por vos sonrío, se me mojan los ojos de alegría y me baila loco el corazón, mientras la mente se burla de él por sentimental. Pero no es común su baile, es único y nuevo, incomparable con el pasado, porque sos vos y como vos no ha habido nadie.
Quisiera poder decirte también que te regalo noches y días, canciones y escritos, momentos y pensamientos, todos llenos de buena energía, de comprensión -o intentos de ella al menos-, de grandeza y de la que después de todo lo vivido tenés a tu lado (31 años muy bien bailados aparentemente, llenos de enseñanzas, reflexiones e historias para compartir).
Quisiera poder decirte todo esto y mucho más...
Si tan sólo fueras real.
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