4.1.17

¿Resoluciones de año nuevo? - Las delicias de Maiky


Artículo publicado originalmente en la página web de "Las delicias de Maiky". 
#LasDeliciasDeMaiky 

Arrancó el nuevo año y seguramente ya te empezaste a dar cuenta que estás viviendo exactamente igual que el año pasado –y los años anteriores-, y si no te has dado cuenta aún, te doy unos días más, por pura amabilidad.

Es un gran “pajazo mental”, creer que de un día para otro todo va a cambiar simplemente porque la Tierra pasó de nuevo por un punto en su órbita alrededor del Sol, y que por eso automáticamente te vas a despertar al día siguiente siendo una persona nueva que cumplirá todos sus propósitos, sus sueños, o lo que sea que te hayás dicho. No, no, no, ¿ves que no tiene mucho sentido?.

Es como creer que en la noche del 31 de diciembre, a eso de las 12:00 de la noche (antes no sirve, después menos), unas hadas o unos duendes o alguna cosa rarita te echó polvos mágicos encima y ¡pum! ¡Ha resurgido un nuevo ser humano!, abran paso que este si es capaz de comerse el mundo porque justo ayer se acabó un año de mierda y este que empieza si, en este si lo dará todo y será el mejor año de su vida. Haceme el favor y dejá de estar creyendo pendejadas.

Es la época en la que más gente se inscribe al gimnasio (para nada) y va a la peluquería, porque los propósitos más comunes son, obviamente, vivir de manera más saludable, verse bien, sentirse mejor, hacer ejercicio y comer más balanceado (eso sí, hasta diciembre porque los tragos, la natilla, los buñuelos, los asados y las fritangas son irresistibles). Pero cuando empiezan a pasar los días, nos vamos dando cuenta que ni por el verraco vamos a hacer los sacrificios necesarios para hacer realidad los objetivos que nos prometimos.

Porque eso sí, uno arranca con toda el día uno, pero romper los hábitos es muy difícil y más temprano que tarde termina tirando la toalla, se aburre, se siente fracasado y finalmente lo deja en el olvido, trayéndolo de nuevo a su mente a final de año, cuando llega el momento de volver a hacer la lista inútil, en la cual, por supuesto se incluirá para intentarlo otra vez en el nuevo año.

¡No jodan! Se requiere más que una reflexión impulsada por un acostumbrado alboroto mediático y social para cambiar la vida. Las 12 uvas no van a darte prosperidad porque no tienen nada que ver, los calzones amarillos (que espero pronto dejen de ser parte de los inventarios de los almacenes) no te van a dar lo que prometen por la sencilla razón de que son unos calzones y punto, correr como dementes con maletas vacías no te darán más viajes, porque la maleta no es mágica y no trae un montón de tiquetes y dinero en su interior.

Eso de la maleta lo hacía de pequeña, luego aprendí que me tocaba acosar a mi familia para que me llevaran de viaje, independiente de cuántas vueltas daba o dejaba de dar alrededor de la piscina que había en el lugar donde pasábamos los 31 de diciembre. Ahora la cantidad de viajes que haga en un año no dependen de mi familia sino de mi, por eso he resuelto acosar a la vida para irme a donde me provoca, cada vez que me provoca.

Se requiere mucho enfoque en lo que se quiere ganar, determinar cuáles son los pasos que se deben seguir facilita un montón la tarea, y por supuesto, hay que concentrarse en ayudarle al cuerpo y a la mente a conseguir el nuevo hábito de manera que le sea leve y que cuando menos lo piense el cambio ya se dio. Se requiere ir paso a paso y para eso no es necesario que se acabe el último mes del año del calendario gregoriano.

Dejá la bobada, despertá y date cuenta que cualquier momento de la vida es perfecto para proponerse algo y avanzar hasta lograrlo.

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