Me dolió un poco que te enteraras de que me voy a casar y que no estás invitado.
¡Nos habríamos divertido tanto!
Me dolió la nostalgia, la lejanía imposible de curar, dar un paso tan significativo en tu ausencia.
Me dolieron tus abrazos, tus sonrisas y tus exageradamente acertadas palabras.
Supongo que lo que antes fue un amor a toda voz y volumen no puede morir por completo, ni agonizar sin rasguñarme el alma.