Nunca había sentido estar en el lugar equivocado con tanta certeza. Caminar por donde jamás lo había hecho, montar en un bus que jamás había montado, llevar tantas cosas valiosas a la calle...
Muchas veces caminando, de hecho nunca en mi memoria hay registrada una caminada por un lugar con tan mala suerte como la de ese día.
A la hora incorrecta, en el lugar incorrecto, el día más aburridor del semestre se convirtió depronto en algo mucho más aburridor, negro, desarmante como fue ese día que alguien decidió que yo no debía tener las cosas que tenía y con un arma me pidió muy cordialmente todo lo que me acompañaba.
Sin entender por qué carajos eso estaba pasando lo viví y ahora tengo que afrontarlo, igual es algo que ya pasó y aún tengo vida, el Sol sigue de día y las estrellas de noche, aún respiro y como, ¡aún puedo sonreir!
Riesgos innecesarios
Todo el tiempo se corren riesgos, tal vez confié mucho en mi suerte y me bajé a caminar, tal vez fui ilusa, tal vez vivía fuera de órbita y veía lejos, o decidía ignorar que, esas cosas realmente pudieran pasar, aunque siempre lo creí posible, no lo concebí.
¿Qué hubiera pasado si no hubiera pasado por ahí a esa hora? ¡Ya nunca lo sabré!
¿Devolvería el tiempo para evitar perder lo que tenía? Realmente si pudiera devolver el tiempo evitaría otras cosas más significativas para mí, por que ahora me puedo despertar sin que nada me suene, las cosas las tendré algún día, entonces realmente no vale la pena.
Aún puedo reír a carcajadas con cualquier cosa, ese hombre me quitó lo más preciado que tenía materialmente pero me dio una sobredosis de crecimiento interno y tal vez me devolvió la valoración de lo que realmente lo merece.
Una semana después, me siento feliz de nuevo, no poseo nada valioso, pero la sonrisa de mi cara no se va, pase lo que pase, ¡me siento feliz!
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