Estamos en una playa, hablamos, todo está tranquilo, te observo mientras el viento te toca, te miro y disfruto una vista hermosa.
Cuando nadie más hay alrededor saltás sobre mí a besarme, no parás de hacerlo y las células se activan, nos ganan las ganas, nos vence el deseo. Te entregás a mí mientras me entrego a vos. No es un sueño, es realidad. Abro los ojos y disfruto. Abrís los ojos y sonreís. Te quito la ropa, despacio, ¡por fin no hay afán!.
Estamos a punto de llegar hasta donde nadie ha logrado llegar, estoy muy cerquita de hacer tu sueño realidad. Esta vez será distinto. Esta vez no vas a querer, ni poder parar. Te doy tantos besos que mi boca memoriza toda tu piel, de pies a cabeza me entretengo con tu cuerpo en mis manos, en mi boca y en mis ojos, y tu ropa va dejando de estorbar. Estás debajo de mí y la realidad de lo que llega a los sentidos es tan excitante que rápidamente se cambian los papeles y sale a flote tu dominancia. ¿Qué puede ser mejor que hacer el amor con una criatura perfecta para mi?
Nos besamos muchísimas veces, nos tocamos, nos miramos y en esa mirada se pierde la cordura al ver salir un ser que me fascina y me hechiza. Toco tu pelo, toco tu cara, toco tu cuello y de ahí para abajo me pierde el mundo, voy viajando por todos lados, entre tus hombros y tus huesos, entre tu ombligo y tus piernas... El paisaje más soñado esta ahí, lo veo, lo saboreo y te muestro que es cierto que sos lo más deseo.
Ya provoqué mi cabeza, ya te puse a volar conmigo a otra dimensión, ya te pedí en mi cama, ya dejé mi olor en la tuya... ¡Ahora vení! ¡Vivamos esto sin restricciones!
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