No le cabe un gramo más de mentira, de maldad.
Es una receta basada en engaño, mentira, seducción, manipulación, inventos, fantasmas, frustraciones, maldad, chismes, odio, resentimientos, mala energía y un poquitico de veneno.
Es lo que es, maldad pura enmascarada, ese es el resultado.
Gas.
Ahora mismo miro hacia atrás y no siento absolutamente nada bueno, siento asco, desilusión, alivio, rencor, mucho desprecio, y es válido aceptar, siento odio.
Estuve ciega durante más tiempo del que -considero- merezco.
Me dejé llevar totalmente engañada, enredada en mentiras terminé y bueno, rayan el arrepentimiento cosas que hice, palabra que pronuncié, pensamientos que alimenté, que asco, casi me pierdo, casi alejo de mí gente noble, loca y buena, por nada, para nada.
Recuerdo momentos y me dan ganas de vomitar, de meterme en una bañera con desinfectante, de reiniciarme para evitar tener -aunque mínimos - recuerdos de una época de estupidez, en la que me usaron como prestamista -no digo banquera porque ellos sacan provecho de todo y son peores que los casinos, nunca pierden-, se aprovecharon de mi nobleza, bondad, idiotez, desapego de lo material, del dinero, jugaron conmigo más que con videojuego nuevo, ¡me enredaron en películas en las que me hicieron creer que era la protagonista!
Pfff, nada más que mierda, mala energía, pesimismo, maldad.
No deseo el mal, pero no derramaré una lágrima si le pasa, no me sentiré abatida si se pude en la mierda, no sentiré pesar ni tristeza cuando se las cobre el karma. La verdad es que celebraría con bombos y platillos si el mundo se libra de ese tipo de persona. Es que nada bueno merece, realmente nada bueno cosecha.
Siento lástima por aquellos que aún no se han dado cuenta de su verdadera composición, de su real cara.
Yo estoy tranquila, acepto que se aprovecharon de mí de forma absurda, acepto que me equivoqué, que me engatusaron y que fallé, debí haber sabido, debí despertar mucho antes, pero ahora que está todo tan claro y tengo los ojos tan abiertos puedo sonreír, dejar atrás una época vergonzosa y cerrar el capítulo para mirar hacia adelante, por mí que se muera, no merece nada bueno, ni mi compasión, y en ningún momento la volverá a tener.
Con este desahogo me libero de la rabia que tenía acumulada. Esto no es un juego con letras, esto es un conjunto de palabras sinceras que expresan la verdad.
Lo único que me queda por hacer es recuperar mi dinero y gritar con mucha fuerza ¡GAS!
Es lo que se me ocurre cuando su nombre o algo relacionado se me cruza por la mente, gas.
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