Cuando la miro, siento que se me va la vida y dejo de ser yo para convertirme en una extensión de ella, sonriendo me pierdo en su energía y me dibujo para hacerla feliz. Siento que me dejo ir a mi misma para quedarme junto a ella.
Me inspira ternura, abrazarla, jugar con ella y repetirle casi hasta el cansancio que es la niña más linda del mundo, que es lo que más amo, que es el amor de mi vida.
Realmente es el amor más grande que siento.
Mi cara cambia, mis gestos y mi forma de hablar se ajustan a ella, de tal manera que ella sienta que nos entendemos, que somos iguales. Todo de mi cambia por ella, me mira y me da paz.
Lo merece todo, es loquita, hermosa y yo vivo derretida con ella.
La verdad, quisiera ser un manto gigante que la cubra, que la proteja, que no permita que nada le haga daño porque no debería recibir dolor alguno. Quisiera poder darle todo, que nunca le falte nada, así de iluso es el amor.
Cuando estoy junto a ella soy feliz, ojalá nunca me faltara la energía ni la imaginación para seguir sus corrientes. Ojalá cuando crezca, ese "deschavete" que nos une permanezca intacto y no sienta la necesidad de alejarse sino que recurra a mi para todo y para nada, así es el amor, el amor más grande.
Princhi, sos el amor de mi vida.
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