10.2.08

¡Por volverte a hablar!

Sé que sos grande, sabés que soy grande, sabemos que al juntarnos se siente todo tan bien que duele separarnos y pierden sentido muchas cosas.
¿Qué hay estorbando entre vos y yo?  ¿Por qué no nos volamos de este mundo reprimido, de las personas que no nos dejan entregarnos y nos vamos a vivir donde nadie sepa nada, volvemos a empezar y ahí comenzamos el resto de nuestras vidas?
No sé si va a funcionar, puede que en un tiempo nos despidamos, pero puede que no sea así.  ¿No vale la pena correr el riesgo?
Es demasiado fuerte no poder aguantar, es muy difícil ver pasar los días y sentir aún que se te desmoronan las fortalezas como castillos de arena cuando sus gestos, sus gemidos y sus berrinches entran como flechitas y se revientan contra las neuronas, las tuyas, las mías.
Se estalla tu cabeza de pensar en mí, mi cabeza es insoportable cuando el no tenerte a mi lado retumba con sus interrogantes y sus respuestas inútiles, pues aún no logro entender por qué cuando nos juntamos no funciona y cuando estamos en otros cuentos nos morimos por revivirnos.  Vos tampoco entendés.
Daño hasta la madre nos hemos hecho, miles de veces, la vida, la gente, la mente siniestra que nos domina, los recuerdos y los fantasmas nos han demostrado que la grandeza que idolatramos no existe, y que somos una bomba atómica que se activa a explosión cuando nos dejamos llevar.
¿Quién sabe qué haremos? ¿Cómo puede esto no parar? ¿Nos condenamos a torturarnos de esta forma?
Un motivo para bajarme del bus, ¡ah! ¡que me dejen ya en paz!

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