No más pesares, no más tristezas, no más arrepentimientos, no más melancolía, no más reproches, no más penas, no más sueños con vos o con esta otra persona, no más ilusiones, no más esperanzas.
Que salga el Sol o que amanezca lloviendo, que suene el teléfono o que no suene, que llegue un mensaje tuyo o de esta otra persona, o mejor aún, que no llegue. Que haya Luna Llena o que reinen las estrellas, que se quiebre esta cama y se queme este colchón o que siga igual esta habitación para la próxima vez que venga, que se caiga el Coltejer sobre tu cabeza o que te entreguen un premio, que te volvás gay o sigás siendo como sos, que te volvás a enamorar o te rompan el corazón, que se acabe el porro en esta ciudad baretera o nos bañemos en licor, que me saquen el corazón o se estalle Peter y me destruya el cerebro, que te vayás al carajo o te quedés en esta ciudad de caos, que se destapen los guardados o se entierren las verdades...
Que pase lo que tenga que pasar en cada uno de los días que están por venir o que no, que suelten toros y se le acaben los frenos a los carritos de la montaña rusa, que manden los males y los bienes...
Aquí estoy viviendo los días, dispuesta a volver a empezar, desde cero, en esta u otra ciudad, sola o acompañada, de la mano de mi propia mente y mi biblia por inventar, con un corazón que no va a volver a sentirse roto, con un cuerpo que puede o no responder, con una mano que no deja de escribir lo que le dictan unas células que no se callan y siguen sintiendo, celebrando la estupidez y la reacción, sonriendo al no verte cuando te parás al frente, agradeciendo a mis errores, a los tuyos y a los de esta otra persona, volviendo a nacer gracias a un arnés que me sostuvo cuando iba al infierno en caída libre.
Se acabaron mis errores, esta historia de horror será mi comedia...
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