Fuiste un chico que hace muchos años llegó a mi vida para hacerla un poco más feliz.
Fuiste un chico que me hizo enfrentar muchos miedos, confirmar mi conducta, desordenar mis creencias y caer.
Si, fuiste el chico que me hizo saltar cada día aunque con miedo, para recibirme abajo con un abrazo o darme la mano cuando viajabas conmigo.
Fuiste un chico como no ha habido otro chico, tuviste todo el poder, toda la potencia activada, todo lo que yo quería y no sabía, y me lo demostraste.
Fuiste el chico de las fiestas, la velocidad, el billar, los cocteles, las estrellas, las escapadas, las nubes, las conversaciones campeonas, la buena música, los escondites, la química arrasante, los bailes, los secretos, los ensayos.
Fuiste el chico que desde el día 1 me hizo temblar algo por dentro.
Fuiste el chico que me llenaba de energía y mil emociones, con las cosas más sencillas y los asuntos más delicados, aunque siempre fáciles de llevar (de tu mano).
Fuiste el chico que nunca me alcanzó a romper el corazón del todo porque nunca te lo entregué a ciegas.
Fuiste, pero te fuiste, decime ahora... ¿Para qué volviste?
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