Un montón de nadas, de momentos vacíos, de espacios donde no están, de llamadas que no se conectan, de rabias, frustraciones, falta de saltos, búsquedas fallidas, ganas de gritar.
Sensaciones desagradables, mentes que no descansan, corazones que palpitan sin fuerza.
Se van desdibujando con cada montón de ese conjunto tóxico, que al irse sumando van acribillando las promesas de seguir adelante.
Con lo fácil que es jurar amor eterno, soñar, sentir que todo lo complicado no es más que la sumatoria de ilusiones ópticas, pensar que algún día finalmente llegará lo deseado.
Poner en una balanza la forma de vida que comparten es un intento ridículo y fallido, porque finalmente se inclinará hacia el lado que indica que esa idea de unión para siempre es un invento que no tiene luz ni realidad, es realmente demasiado difícil.
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